Capítulo Tres.

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Capitulo Tres

Edward


Tres de la mañana y yo aún no conseguía dormir, no dejaba de pensar en Kate, ¿Qué te pasa Edward? me reprendí yo mismo en mi mente, agarre mi celular y empecé a revisar Instagram, busque a Kate y finalmente la encontré, le di follow, y empecé a navegar entre sus fotos, algunas salía en ropa informal, otras en vestidos e incluso habías unas cuantas en bikini, suspire, salí rápidamente de Instagram y deje a un lado mi celular, mañana tendría que hablar con ella sobre su proyecto, el cual estaba muy bueno, pero tenía que hacerle correcciones.

 Tres de la mañana y yo aún no conseguía dormir, no dejaba de pensar en Kate, ¿Qué te pasa Edward? me reprendí yo mismo en mi mente, agarre mi celular y empecé a revisar Instagram, busque a Kate y finalmente la encontré, le di follow, y empecé a n...

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—Kate necesito que pases a mi oficina para resolver lo de tu proyecto, ¿vale? —Ella asintió, salí del salón de clases y me dirigí a mi oficina en el tercer piso, puse mi maletín en uno de los sillones de cuero negro y saque el proyecto de Kate y lo coloque sobre mi escritorio, me senté en la silla de cuero negro giratoria, no sin antes de abrir los ventanales que estaban detrás de mí, se escucharon dos golpes en la puerta.

—Pase—Dije, entonces por el umbral apareció Kate con una pequeña sonrisa nerviosa y de preocupación—, toma asiento por favor—Ella asintió y se sentó frente a mí.

— ¿Qué pasa con mi proyecto? ¿Está mal? ¿Saque baja calificación?—Empezó a preguntar rápidamente.

—Tranquila, es un excelente trabajo, sin embargo tienes que corregir algunas cosas, te deje algunas note tips señalando tus errores, como deberías de mejorarlo, es uno de los mejores trabajos, de los que he visto hasta ahora, espero y sigas así, este parcial es muy importante y lo sabe señorita Cameron.—Finalicé con tono ligero pero firme, la vi estremecerse debajo de esa camiseta lila sin mangas y esos vaqueros ajustados y rasgados, me puse en pie al igual que ella, me acerque y le di el trabajo en sus manos, ella me miraba directamente a los ojos, con esos sus profundos ojos color avellana, su mirada era una invitación al pecado y sus labios entre abiertos me daban más tentación, no pude contenerme más y la besé, ella se estremeció y se hizo hacia atrás, pero choco con el escritorio, a los segundos me devolvió el beso con algo de pasión y desesperación, era exigente, la agarre de los muslos y la subí al escritorio, nuestras bocas eran candela, una sobre la otra, una exigiéndole más a la otra, hasta que nos separamos por falta de aire, ella se apoyó mejor en el escritorio tratando de mantener su respiración controlada, cuando me devuelve la mirada, es una mirada de pasión, de ternura y de confusión, ella se volvió acercar a mis labios, pero la rechace, no podía. Era mi alumna y mi vocación me lo impedía, ella era menor de edad además.

—Márchate—Le dije moviéndome hacia los ventanales detrás del escritorio poniendo un espacio entre nosotros.

—Edward... yo—La interrumpí abruptamente.

— ¡Que te marches! ¡Joder!—Grite furioso, ella abrió sus ojos de par en par, lagrimas empezaron a caer de sus ojos.

— ¡Imbécil!—Dijo entre lágrimas, agarro su bolso y se fue, solo se escuchó el portazo.

Ella tenía razón era un imbécil, suspire y me tire en el sofá, me sentía cansado, frustrado, la había hecho sentir mal e incluso la había hecho llorar, era un estúpido total, sin embargo, es lo mejor, soy muy mayor para ella, seré religioso en unos meses más, tenía mi vocación, no podía tirar a la borda todo por una chiquilla, solo era atracción o por lo menos eso me decía yo mismo. Ya había pasado muchos años desde que tuve una relación con alguien, todo había terminado mal, simplemente no sentía que realmente estaba haciendo lo que yo quería, y ahora llega Kate a poner mi mundo de cabezas ¿Qué pasaba conmigo?; Me desconocía por completo, todo a mi alrededor era confuso, lo único de lo que estaba seguro es que tenía que mantenerme alejado de ella, a como fuera. Por mucho que sus besos fueran un cruel vicio que me causara adicción.

Kate

— ¿Dónde has estado?—Me pregunto una disgustada Maritza, me senté en sus piernas y ella me abrazo y me lance a llorar, no dijo nada más, solo acariciaba mi cabello lentamente.

—Vamos a mi apartamento nena, podemos saltarnos las últimas dos clases—Me dijo en consuelo, yo asentí y nos dirigimos a su R8 color gris, nos adentramos al auto y ella condujo hacia los suburbios donde se encontraba su gran departamento con una gran vista, cuando llegamos subimos por el elevador rápidamente, al llegar me acosté en el sofá, estaba empezando a llover a cantaros, Maritza me llevo chocolate caliente, no pregunto nada, solo encendió el televisor y empezamos a ver una película de comedia, siempre me animaban.


El Profesor De Filosofía. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora