Mejorando

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Capitulo Dieciocho

Edward

— ¡Vamos Edward! Entra a verla, despierta de ese trance—Me dijo Sarah, entonces reaccione, entre en la habitación de Kate, ella se encontraba con una enfermera hablando entre susurros y pausadamente, Kate me volteo a ver y sus ojos se iluminaron al instante, mi corazón se desbocó al verla sonreír, la enfermera se disculpó y salió de la habitación.

—Acércate—Susurro con una pequeña sonrisa, sus labios estaban algo resecos y su voz estaba ronca, obedecí y me acerque a ella, me senté en la silla que se encontraba cerca de la cama.

— ¿Cómo te sientes?—Le pregunte después de una larga pausa.

—Bien, algo cansada sin embargo—Me respondió en un pequeño y audible susurro.

— ¿Por qué Kate? ¿Por qué dejaste de comer, de dormir, de ir a la Universidad?—Le pregunte dolido, solo de recordar cómo casi la pierdo volvía ese vacío que no me dejaba tranquilo, Kate en realidad era lo suficientemente importante para mí, sin embargo no estaba seguro de querer dejarlo todo y eso era frustrante para mí y para ella también indirectamente.

—Estaba deprimida ¿Sabes? Te extrañe mucho todos esos días, quería besarte y.... no sé, tener algo serio contigo, sin embargo tú tienes tu sueño, y yo no podía interferir en eso—Hizo una pausa y volvió a tomar una bocanada de aire –Y yo, tengo una vida por delante y no puedo desperdiciar las oportunidades que me dan, porque simplemente mi futuro está en la empresa de papá, y el confía en mí sin embargo sé que no es una excusa—Me dijo con lágrimas en los ojos, me dolía tanto verla tan vulnerable, tan triste, deprimida, solitaria incluso.

—Pudiste haberte ahorrado todo esto Kate—Le dije después de una prolongada pausa, buscando las palabras correctas para hablarle sin hacerla sentir peor –Han pasado más de dos semanas, he estado cada día en este hospital, con la esperanza que despertaras y que no sé, me tiraras una cuchara en la cabeza y que me digieras que me fuera, o algo así—Dije levantando las manos en el aire.

—Lo sé, podía escucharte de hecho y podía sentir, trataba de luchar contra esa nube de confusión que no me dejaba abrir los ojos por más que luchaba e intentaba, hasta que lo logré—Me explico aun con la voz ronca.

—Prométeme Kate, pero promételo, que te vas a cuidar, vas alimentarte, vas a dormir y no vas a faltar a la Universidad. Promételo; ¿Por favor?—le suplique.

—Por supuesto, solo.... No me dejes ¿Si?—Me pregunto con una pequeña sonrisa de esperanza

—Nunca te dejare—Le respondí, sin embargo en mi interior la razón gritaba: ¡Estás haciéndole ilusiones! Sabia que lo que me decía la razón era verdad, pero iba a tratar con todas mis fuerzas no fallar mi promesa, aunque me fuera casi imposible.

Dos semanas después y a Kate le habían dado de alta por fin, Sarah se la había llevado a su casa, ya que los padres de Kate habían viajado cuatro día después que le habían dado de alta, Kate había insistido tanto que estaba bien y que no se preocu...

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Dos semanas después y a Kate le habían dado de alta por fin, Sarah se la había llevado a su casa, ya que los padres de Kate habían viajado cuatro día después que le habían dado de alta, Kate había insistido tanto que estaba bien y que no se preocuparan por ella que consiguió que sus padres fueran a terminar los negocios a Brasil y después a Chile, James la venia a cuidar siempre que podía y Sarah se mantenía al tanto de ella por lo tanto los padres de Kate estaban tranquilos.

Kate se había mejorado bastante, una semana después que le dieron de alta se integró de nuevo a la Universidad, Yader siempre andaba con ella en el almuerzo, por lo cual yo me retorcía de los celos, pero no me atrevía a decirle nada, aunque ella sabía perfectamente que moría de celos cuando los veía juntos, pero trataba de disimularlo, siempre después de la universidad la recogía en la parte de atrás del campus para que no nos vieran y la llevaba conmigo al ático.

— ¿Qué quieres comer?—Le pregunte después de que dejamos todas nuestras cosas en el sillón.

—No lo sé, te parece ¿Espaguetis?—Me pregunto entusiasmada.

— ¡Por supuesto! –Le dije de acuerdo, le di un pequeño beso, bueno no tan pequeño beso en los labios y luego me fui a la cocina.

—Me gustas más cuando comes—Le dije con una sonrisa, mientras ella terminaba de comerse su  postre favorito.

— ¡Me quieres engordar, eso es! ¡Para que Yader no se me acerque!—Me acuso con una sonrisa juguetona, mientras dejaba el plato a un lado en la mesita de noche de mi habitación sin ningún rastro de pastel de ángel.

—Claro que no—Me negué rotundamente siguiéndole el juego. — ¿Cómo te atreves acusarme de eso Señorita Kate Alexandra Cameron?—Le pregunte acercándome a ella, puse mis manos en la cama y subí una de mis piernas en el colchón, ella instintivamente se hizo para atrás recostándose en la cabecera de la cama, coloque mi otra pierna en el colchón y avance hacia ella, Kate reía como una chiquilla.

— ¡No te atrevas!—me Dijo con una pequeña sonrisa, la termine de acorralar contra la cabecera de la cama y le hice cosquillas, mientras ella se retorcía de risa. — ¡Para! ¡Para! ¡Me hago pis! ¡Deja!—Gritaba entre risas y Jadeos de felicidad, paré inmediatamente atacado de la risa.

Entonces el timbre sonó, tomándonos por sorpresa a ambos, me levante de la cama y le pedí que se quedara ahí, fui abrir y me topé con una grandísima sorpresa.

¿Qué hacia mi Madre aquí?  Esto no era bueno, del todo no lo era, ¿Por qué mi madre estaba aquí? ¡Oh no! ¿Gabe le dijo algo? Esto sería un desastre total si veía a Kate.

El Profesor De Filosofía. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora