♠ Jueves ♠

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Kiibo trataba de actuar con naturalidad a pesar de que se sentía levemente intimidado por la enorme casa en la que se encontraba. Además de que estar con Kokichi Ouma también lo hacía ponerse alerta; y no es que sea un paranoico, es culpa de Ouma.

Si alguien le hubiera dicho hace una semana que pasaría dos tardes seguidas con Ouma, se hubiera reído a modo de broma; pero no, está sucediendo, y no le incomoda.

Kiibo aceptó la responsabilidad de cuidar de Ouma aun si nadie se lo había pedido.

—¿Seguro que sabes cocinar?—Pregunta Ouma con la cabeza recostada en la mesa aun en pijamas y con una manta encima—Lo digo porque no sabes comer.

—Cocinar es igual que cualquier otra tarea, sigues instrucciones, tienes cuidado y estás al pendiente, es fácil—Dice Kiibo mientras mezcla mantequilla y azúcar en un recipiente.

—¿Cocinas tan bien que le puedes hacer competencia a Kirumi?

—Tampoco soy un artista—Kiibo agrega un poco de vainilla que convenientemente tenía Ouma en su alacena—¿No deberías descansar?

—Estoy descansando.

—¿Pero no deberías descansar en tu habitación?

—Meh—Ouma se encoge de hombros—No todos los días tienes un robot sirviente cocinando para ti.

Corrección: Un atractivo y futuro esposo robot cocinando para ti.

Kiibo continúa su labor, normalmente se sentiría incómodo por tener a alguien observando desde la espalda, pero es Ouma, ya está acostumbrado, no sería la primera vez.

Ouma suele observar desde lejos a Kiibo durante las clases, no todos los días y a veces son solo unos minutos, pero es una costumbre cuando se pierde en sus pensamientos; cree que Kiibo no lo sabe, pero es justo lo contrario. Kiibo lo sabe a la perfección, pero claro, cree que Ouma lo hace solo para molestar.

—¿Porqué viniste?—Pregunta Kokichi para cortar el silencio.

—Porque estás enfermo por culpa de los helados de ayer...—Responde el robot mientras agrega la harina a su mezcla.

—¿Y te sentiste culpable? ¿Porqué?

—No lo se, porque eres mi amigo supongo—Los nervios de Kiibo comienzan a aflorar—Digo, somos amigos y compañeros, estoy seguro que harías lo mismo...bueno no, no es cierto, pero sabes lo que quiero decir, ¿no?

Ouma responde a eso con una risa. Pero es una risa distinta, no es una burla ni un sarcasmo, es una risa sincera; y para Ouma, una risa de alivio.

—Entiendo, descuida—Dice Ouma—(Somos amigos Kiibaby...¿acaso no notas lo feliz que soy?)

Pasado una hora, las galletas estaban listas. Un delicioso olor de galletas recién horneadas inundó el primer piso. Son galletas de mantequilla y vainilla; Ouma parece un niño mimado que acaba de recibir un desayuno especial.

—Podría acostumbrarme a esto—Comenta Ouma—Podrías vivir aquí y cocinarme todos los días.

—¿Y qué recibo yo a cambio?

—Vivir conmigo, ¿no es suficiente?

—Quizás si—Responde Kiibo con una media sonrisa.

¿Kiibo acaba de devolver el cumplido? ¿Y porque las mejillas de Ouma se han coloreado de repente? ¿Desde cuando Kiibo es capaz de hacer sonrojar a Kokichi cuando debería ser al revés?

—(Debe ser porque estoy enfermo)—Piensa Ouma preocupado mientras toca su rostro enrojecido—(Si, tiene que ser eso).

Pero Ouma no es el único que internamente está shockeado; Kiibo está teniendo ahora mismo una discusión consigo mismo.

♠ Mi Tesoro más Preciado ♠ (Kiibouma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora