»Capítulo 2: Sacando las garras.

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Días después...

Reserva ecológica de la Universidad Endowment Lands.

Nathan soltó un gruñido de felicidad mientras escalaba un árbol con la mayor facilidad posible, llegando a la rama más alta como solo los jaguares eran capaces de hacer. Desde allí, observó a Dana caminar con sigilo, mirando a su alrededor en busca de su compañero. El moreno calculó la distancia y saltó como si fuera a atacar, cayendo al lado de Dana, dándole un susto que la hizo pegar un salto. Una vez más o menos recuperada, miró hacia Nathan y soltó un enorme gruñido, provocando que este empezara a correr de vuelta hacia el coche. Habían descubierto la bonita reserva de una universidad de Vancouver y les gustaba tanto por la tranquilidad y ausencia de cazadores que había, que por así decirlo, se habían apropiado de ella. A medida que avanzaba, Nathan divisaba su bonito BMW color blanco perla aparcado, así que su velocidad comenzó a disminuír, al igual que la de Dana. Ambos, casi en un abrir y cerrar de ojos, volvieron a tomar su forma humana.

-No vuelvas a darme esos sustos.- Gruñó en voz baja la castaña, haciendo soltar una pequeña carcajada a Nathan.

-¿Por qué? Tenías que haber visto tu cara de jaguar asustado.- Bromeó entre pequeñas carcajadas el moreno, mientras abría la puerta de su coche. Nada más adentrarse en este, Dana cogió su móvil al observar que la luz de notificaciones parpadeaba. Desbloqueó el móvil y observó que tenía un mensaje de Daniel; al verlo, se quedó completamente embobada mientras le contestaba. Nathan, por su parte, se había puesto el cinturón mientras comentaba lo mucho que le gustaba ser jaguar y lo a gusto que se sentía teniendo tantas habilidades, hasta que se percató de que Dana pasaba completamente de él.- ¿Pasa algo?- Preguntó al ver que su amiga no apartaba ni un solo segundo la mirada de la pantalla del teléfono. Al escuchar la voz del chico, la castaña pareció volver en sí.

-Nada, nada, disculpa.- Respondió mientras sacudía suavemente su cabeza, llevando su mirada hacia los ojos verdosos de Nathan.

FLASHBACK.

Dos días atrás..

Nathan tenía pensado hacer que se le olvidaba darle el teléfono de Dana a Daniel, pero Daniel tenía una buena memoria y decidió recordárselo nada más llegó a su habitación la noche del lunes. Se tomó un buen rato pensando en si debería de hablarle o no, pues la castaña le había caído bastante bien y no conocía a mucha gente, así que creía que entablar amistad con ella sería completamente ideal. Nathan dormía profundamente gracias al cansancio que le proporcionaba ir al bosque, y Dana, básicamente, estaba completamente igual que él. Aprovechando que el moreno dormía y no podría cotillear ni decirle nada, Daniel cogió su móvil de la mesilla y buscó el número de Dana.

00.30 am

Daniel: Hola Dana :) Soy Daniel, el compañero de habitación de tu amigo y bueno, tu compañero de clase jajaja

El ojiazul no obtuvo una respuesta inmediata, pero le daba igual, tampoco era lo que él estaba esperando. Dejó el móvil a un lado y continuó leyendo una revista de motos en busca de coger el sueño, sobre la que finalmente se quedó completamente dormido.

El segundo día de clase era el que más personajes dejaba ver por los pasillos. Podías encontrarte a gente estresada, medio dormida y enfadada, todo por no estar acostumbrada a madrugar como Dios manda. También observabas que muchos de los grupos estaban a medio formar, salvo los nerds, claro. Lo que más podría asombrar a uno era ver al grupo de los populares, que nunca fallaba en estar completamente unido las máximas horas posibles, pero hoy echaban en falta a la más ordenada de todos; Dana. Unos se preguntaban si estaría bien, otros si estaría de resaca y otros, como Nathan, si básicamente se había ido a cazar sin él. Pero no, nada de eso era lo ocurrido. Su alarma no había sonado esa mañana, aunque eso podría deberse al enorme golpe que le propinó la primera vez que sonó. Megan, su compañera de habitación, había intentado despertarla sin conseguir ningún resultado y es que, ser jaguar, era demasiado cansino. Tanto mentalmente como físicamente; Dana estaba agotada y necesitaba descansar, cosa que hizo, y puede que en exceso. Daniel, al no verla en clase, en cuanto sonó el timbre decidió enviarle un mensaje.

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