· El · mate · del · loco ·

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—"¡Pinche puto!", "¡Ojalá te mueras!", "¡Te voy a matar, maldito misógino!" —Esas eran, entre muchas de las frases que decían los estudiantes al enterarse que él fue el verdadero asesino de la niña.

—¡Ni se les ocurra hacerme daño! Aparte de que es imposible. Y ni se les ocurra decirle nada a las autoridades, porque mataré al culpable sin piedad. Y ni se traten de pasar de listos... porque... ¡Mi papá trabaja en el gobierno y tengo acceso a todos sus datos personales!

—¿Y ese carajito de dónde salió...? —dije en mi cabeza, preocupado por mí mismo.

Frey metió la mano en su bolsillo saca una hoja de papel y lo mostró ante todos.

—Sé donde vive cada uno de ustedes.  ¡Tengo cada una de las direcciones de ustedes en este papel, idiotas! —advirtió Frey—. Ahora les informaré sobre la situación de ahora. Habrán nuevas reglas en la escuela que hasta el mismo director tendrá que seguir. En primer lugar, si alguien habla mal de mí: Muerto. Si alguien me cuestiona: Muerto. Si alguien me desobedece: Muerto. Si les dicen a los demás sobre esta dictadura: Muerto. 

—En conclusión... Si te mato... Nada eso pasará... ¿verdad...? —dijo Arne, detrás de Frey, con un cuchillo en el cuello de Frey.

—¡Ahhhh! ¡Maldito...! ¡¿Qué se supone que haces amenazándome con un cuchillo?! —preguntó Frey, molesto y algo preocupado.

—¡¿Arne?! —dije en mi mente.

—Oye... ¿Sabes que si me matas... te matarán a ti también... verdad...? —advirtió Frey.

—No, si nadie dice que el que te mató fui yo, entonces no —dijo Arne.

—Cálmate un poco... o harás algo que te arrepentirás el resto de tu vida... —dijo Frey, intentando calmar a Arne.

—¿Cómo qué cosa? —preguntó Arne, mientras el filo del cuchillo tocaba el cuello de Frey cada vez más.

—"¡Córtale el cuello!", "¡Ya mátalo!", "¡Rápido aprovecha que puedes matarlo ahora!" —dijeron algunas personas.

—¡Mátalo, Arne! —decía en mi cabeza.

—Eres tan ingenuo al pensar que nadie dirá nada y se irán a sus casas después de haber visto como matan a alguien en sus caras... Negociemos un poco... Si alejas ese cuchillo de mí... y hacer todo lo que yo te diga... Te concederé un deseo... Puede ser dinero para jubilarte ahora mismo a tus 15 años... Piénsalo... no es una mala propuesta... —dijo Frey, con una sonrisa nerviosa.

—Obviamente Arne no aceptará una propuesta tan ambigua. ¡Perfectamente podría tenerlo de esclavo de por vida y nunca conceder el deseo! —pensaba en mi cabeza, algo aliviado.

—Acepto —respondió Arne, mientras retiraba lentamente el cuchillo de su cuello.

—No... no, no... Arne... ¡¿Qué haces?! ¡Pudiste haber acabado esto de inmediato! —pensé en mi cabeza, sorprendido—. Aunque es verdad... no conozco nada a Arne... apenas hablamos unas dos o tres veces en toda la vida... No sé qué pase por su loca cabeza...  ¿Quién eres... Arne...? —me preguntaba.

—¡Bueno, una vez dejado claro eso...! ¡Les tengo una importante noticia para este viernes! —dijo Frey.

Todos inmediatamente callaron para escuchar el anuncio, sorprendidos porque logró salirse con la suya.

—¡Este viernes... será nuestra fiesta de bienvenida por nuestro regreso a clases! ¡Será la mayor fiesta de la historia! ¡Lo mejor de todo es que habrá alcohol y mujeres y...! ¡Hombres guapos también! ¡¿Acaso no les emociona?! —pregonó Frey con entusiasmo.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2023 ⏰

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