VIV.

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Olafneedsanose disfrútalo. 

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Todo el lugar estaba completamente iluminado, el brillo me cegaba los ojos.

—Salva a tu familia de él. Huye lo que más puedas solo hazlo.



Le dije a Harry que nos fuéramos del lugar porque presentía algo malo. Él no se opuso.

Nos acercábamos a mi casa, luego de un día fuera de distracciones. El sonido de la moto me entretenía y hacía que me olvidara de todo.

Las sirenas de los policías se escuchaban cerca, no tenía idea de lo que pasaba. Un grupo de personas, policías y médicos rodeaban mi casa. Bajé rápido y me dirigí a ver lo que ocurría.

—Señorita, no puede pasar. Está prohibido.—Habló un oficial.

—Yo vivo aquí, ¿Qué está pasando?

Los forenses salieron de mi casa con una camilla y una manta negra cubriendo el cuerpo. Busqué con la mirada a mamá y estaba en una esquina llorando descontroladamente. Corrí hasta ella, sin importar los gritos del oficial.

—Mamá, ¿Qué pasa?—Lagrimas caían en mi mejilla. No quería pensar que algo malo había pasado.—¿Qué pasa?—Gruñí desesperada.

—Encontraron el cuerpo de—de Rodrigo.—Tartamudeó. Grité inconsolable

No podía creer que mi hermano estaba muerto. Abracé a mamá con todas mis fuerzas mientras trataba de no llorar para ser fuerte y ayudarla.

—Lo encontraron sin cabeza y sin sus dedos, no saben quién pudo haber sido.—Lloró aún más.

Mis piernas flaquearon y mis manos comenzaron a temblar. Mi hermano estaba muerto. Y nunca más lo vería. Mis ojos humedecieron instantáneamente, los forenses sacaron el cuerpo de mi hermano cubierto por una bolsa negra. Corrí hacía él ya muerto cuerpo y me aferré a este. Un grito de dolor se me escapó y las lágrimas se apoderaban de mi rostro.

Las personas nacen para morir, eso está claro. Pero no nos la pueden arrebatar de un momento a otro, sin previo aviso. Eso era lo que más dolía, no saber cuándo uno ya no está aquí. No sabía que sentir o hacer en este preciso momento solo sabía que tenía que darle fuerzas a mi familia y también dármelas a mí. No sabía cómo superaría todo esto, ni como haría para aceptar que él ya no está aquí.

Me gritaban que me apartara pero no podía hacerlo, no quería hacerlo. Es algo tan difícil de asimilar. Voces me llamaban, otras gritaban, otras lloraban. Mis lágrimas resbalaban de mis ojos y caían en la bolsa negra de mi hermano, no quería ver cómo había quedado.

—Señorita, tiene que alejarse del cuerpo.—El oficial dijo amablemente.

—Era mi hermano.—Grité aun llorando.—Nunca lo voy a dejar, nunca.—Me tomó por las muñecas tratando de apartarme, pero lo lancé fuera de mí.—Si mi hermano no está conmigo, yo—yo no sé de qué soy capaz.—Grité, sabiendo que toda la gente chismosa miraba expectantes.

Me acerqué a Harry y sin que se diera cuenta le saqué su navaja del bolsillo Lloré y me clavé la navaja cerca al corazón. Mis ojos se cerraron y sentí una inyección en mi hombro.

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No podía mover ni mis brazos ni mis piernas, estaban atadas a mi cuerpo. Abrí completamente mis ojos y me encontré con una luz blanca. Observé detalladamente en donde me encontraba.

We all need R.E.V.E.N.G.E (כולנו זקוקים לנקמה)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora