V.

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—¡Corre! ¡Corre! —Una voz gritó a lo lejos.

—¿Qué? —Le grité a la irreconocible voz. —¿Hacia dónde corro?

—Sólo aléjate de este bosque. Corre todo lo que puedas. ¡Sálvate! —Soltó en un pequeño alarido. —No te dejes engañar por él, Moon. Puede parecer cualquier persona, no confíes en nadie.

—¿Quién eres?­—Busqué entre los árboles a una persona próxima, pero no había nadie.

—No es necesario que sepas quién soy. —Pausó. —No mires atrás, solo aléjate de él.

—¿Quién es él? —Aceleré mi paso.

—No hay tiempo para decírtelo...él ya está aquí.—Calló de repente.

Un disparo. Un fuerte grito.

Dos disparos. Un estruendoso alarido.

Tres disparos. Un sollozo.

Cuatro disparos. Silencio.

Luego vinieron 8 disparos más.

Doce disparos en total.

—¡Es tu turno, dulzura!—Gritó una voz diferente aún más cercana.­—Siento tu sangre correr por tus venas.

Corrí lo que más pude, tratando de alargar mis piernas. Ya no había escapatoria, me encontraría y me mataría.

Un disparo atravesó mi sien.

*

—¡Abran las puertas!

El grito de un señor me levantó de mi pesado sueño. Estaba sudando.

­¿Estás sudando?—Preguntó una voz a mi lado.

Mi mamá.

—¿Qué? —Pregunté confundida.

—Te quedaste dormida en el auto. Ya estamos en la misa de Amy. Es mejor que te seques o vas a apestar todo el lugar.—Me susurró.

Aparentemente estaban enterrando a Amy. Salimos del auto y nos adentramos en la iglesia. Esta vez toda mi familia había asistido.

Todas las miradas recayeron en nosotros. Cómo no mirar a la familia del alcalde o incluso, cómo no mirar a la chica que encontró su cuerpo.

Caminamos hacia la familia de Amy y se saludaron. Ellos eran muy buenos amigos. Nos asignaron la segunda fila de asientas y aceptamos complacidos.

Observé alrededor de la misa. Sus amigas se encontraban adelante mío, ellas sollozaban mirando el ataúd. Sus familiares también estaban conmovidos, lloraban desconsoladamente. Harry se encontraba sentado al lado de la hermana de Amy, al parecer revisaba su celular.

—La misa ya va a comenzar.—Me sacudió con el codo, mi mamá.

—Queridos hermanos y hermanas, el día de hoy conmemoramos la reciente difunta Amy Scoot Allen, que falleció el día de ayer. En esta ceremonia se encuentra su familia y amigos que tristes por la partida, quieren honrarla para que pueda descansar en la gloria del Señor. —Comenzó el sacerdote.

Mi celular vibró en mi bolso. Había llegado mensaje.

—¿Qué crees que haces?—Gruñó mamá.

—Tengo que tomar aire fresco, no puedo procesar nada.—Me paré.

—¿Estás loca? Hay muchos periodistas afuera que esperan por ti. Siéntate y no hables.—Me tomó del brazo y me sentó.

We all need R.E.V.E.N.G.E (כולנו זקוקים לנקמה)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora