ocho

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El resplandeciente sol de octubre brillaba sobre los campos de Hogwarts. La temperatura había aumentado unos cuántos grados generando un ambiente agradable y otoñal, y muchos de los alumnos decidieron aprovechar la tarde para pasársela al aire libre.

Ese mismo día comenzaban las prácticas de quiddich del equipo de Ravenclaw, con sus nuevos jugadores y nueva capitana, la cual estaba decidida en esforzarse para no defraudar a su casa.

- Muy bien señoritas - comenzó Xixi, aún sabiendo que era la única mujer presente en el equipo - Como muchos de ustedes aquí, yo también quiero que Ravenclaw vuelva a ganar la Copa de Quiddich. Necesito que se comprometan con el juego, no quiero distracciones y que den los mejor de ustedes cuando estemos en el campo, ya sea en un estrenamiento, en amistosos o en partidos oficiales -

Todos los chicos que la rodeaban y la escuchaban atentamente asintieron muy seguros.

Era bastante notorio que en los casi cuatro años que Xixi había pertenecido al equipo se había ganado el respeto y la confianza de todos, aún siendo la única mujer.

- Slytherin tiene de capitán a Flint, ya todos sabemos lo sucio que juega. Hufflepuff tiene a Diggory, de él sabemos que no tenemos que preocuparnos demasiado, pero no quiero que haya sorpresas. Y hablando de sorpresas, Gryffindor tiene al pequeño Potter de buscador y a Wood de capitán, junto con Slytherin, ellos son de los que tenemos que cuidarnos. Entonces... ¿Collins? ¿Me estás escuchando? - preguntó mientras movía su mano frente al chico.

Tommy se encontraba observando a las gradas de Hufflepuff a una rubia que estaba recostada sobre estas, la cual había notado su mirada y le dedicaba lindas sonrisas.

Xixi rodó los ojos y le dió un golpe en la cabeza para que reaccione.

- ¡Me dolió! - se quejó él.

- ¡Deja de mirar a Ross y concéntrate! - le gritó la pelirroja.

Xixi continúo con su discurso y, al terminarlo, el calentamiento junto con las prácticas, comenzaron.

Emma se encontraba sentada en las gradas de Ravenclaw leyendo un libro que le había mandado hace poco su madre.

El deporte no le interesaba mucho. Quizás se debía al hecho de que nunca se esforzó en prestarle atención y aprenderlo.

Su madre había sido una de las mejores cazadoras cuando iba a Hogwarts, incluso había un trofeo con su nombre en el castillo. Pero a diferencia de ella, Emma ni siquiera podía subirse a una escoba sin entrar en pánico.

Pasada la hora y media, y terminado el entrenamiento, Tommy se acercó volando hacia las gradas.

- ¿Que te pareció? Mucho más rápido que ese idiota de Schmit que estaba el curso pasado ¿no? - preguntó Tommy, quien había tomado asiento junto a la castaña.

- Bueno, no entiendo mucho de esto, pero si atrapaste la bolita dorada en poco tiempo, supongo que estuviste genial - respondió ella.

- No es "bolita dorada", es snitch. Podrías aprenderte los nombres al menos -

- Da igual ¿ya podemos irnos? El sol está muy fuerte -

- Me quedaré a practicar velocidad. Necesito que sueltes a la snitch cuando ya esté lo suficientemente alto. Solo serán unos minutos ¿puedes? - le explicó.

Emma, de muy mala gana, asintió y comenzó a bajar al campo, justo en el centro donde se encontraba la caja con las pelotas que se solían utilizar.

Tras soltar la snitch, el tiempo nuevamente comenzó a correr y la pequeña bola dorada comenzó a volar. Sólo era cuestión de tiempo que Tommy la atrape.

𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒊 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 {𝒐𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒘𝒐𝒐𝒅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora