Exaltada y ansiosa abordé el elevador abandonando el sofocante ambiente de los almacenes y regresando al frío de los pisos superiores. Recorrí el camino de vuelta como una exhalación, caminaba deprisa dando varios rodeos, desvíos y sin dejar de ver una y otra vez por encima de mi hombro; la máscara de serenidad se fue a la basura pues mis pies eran incapaces de controlar su apremio.
«Alex»
Cada minuto que pasaba lo ponía más cerca, de alguna forma inexplicable me sentía con el poder para alcanzarlo.
«Alex»
Al fin el último objetivo que necesitaba para completar la cuota, al fin podría alejarme de Leo y su nido de ratas.
«Alex»
El apartamento se encontraba ya a solo unos metros de distancia. Segura de que nadie me seguía entré y mis dedos colocaron con frenesí la clave para asegurar la puerta tras de mí.
Solo entonces solté la bocanada de aire que reprimía tensamente mientras mis dedos recorrían de nuevo la fría y lisa superficie del panel, y me dirigía a la mesa para sentarme e inspeccionarlo.
--Es un mal necesario... Una vez más Lara, solo una vez más.
Mi corazón palpitaba más y más rápido conforme sacaba con torpeza el panel de mi bolsillo y lo activaba. Durante un momento fue como si el tiempo se detuviera.
Deslicé el dedo por la pantalla donde apareció el rostro de un hombre junto con los datos:
Hugo Saint-James
El Joyero 10:20 p.m.
500 piezas.
El zumbido había aparecido de nuevo como un ruido lejano. Chequeé la hora en mi brazalete «tengo que apresurarme si quiero estar a tiempo» Quedaban poco más de dos horas, tendría que prepararme rápido y salir una vez más.
Usé el poco dinero que me quedaba para pagar el agua de una ducha, un despilfarro, lo sé, pero necesitaba con desesperación relajarme. En minutos me encontraba bañada y libre de aquel uniforme apestoso sustituyéndolo por ropa más cómoda, que me permitiría ocultarme mejor y pasar desapercibida; el cambio incluía un bastón extensible, mi herramienta de trabajo favorita.
El agua fría debería de haberme helado el cuerpo, debería haberme calmado un poco pero lo cierto es que apenas la sentí pues el maldito pitido retumbaba dentro de mi mente, como pasaba siempre que el silencio o la prensión me arrinconaban, siempre desde que me torturaron con él.
--¡Basta! No es momento para distracciones.
Lo descarté y me armé con mi máscara de fría crueldad para salir en busca de mi objetivo.
Partí de mi apartamento vestida con pantalones y chaqueta negros, me dirigí hasta los elevadores que me llevarían hacia arriba al centro de la Fosa, la zona de comercio donde se conseguía lo poco traído de otros niveles. Claro, dejando a un lado los vicios, esos sí que sobraban aquí abajo, después de todo nadie esperaba que aquel grupo de criminales mágicamente se recuperara.
Las luces habían descendido indicando que era de noche «afortunadamente» en mi trabajo nada era más agradecido que sombras en las cuales ocultarse. Me movía por pasillos secundarios, sin vigilancia y poco transitados pasando completamente desapercibida.
A media noche me encontraba a las afueras de un local oculta entre las sombras de un callejón esperando a que mi objetivo saliera. El rostro en el pequeño panel estaba grabado en mi memoria, si la información del soplón era cierta estaría en un burdel muy conocido en la Fosa, no es que necesariamente tuviera las mejores prostitutas pero por diferencia eran las más caras... «¡vaya fanfarrón!»

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UTOPIUM
VampireEl ataque de los Omegas todo cambio... Forzados a huir a las profundidades del mundo, atrapados y bajo el yugo de los inmortales, vampiros que una vez juraron proteger a los sobrevivientes de la humanidad, hemos vivido mas de mil años en nuestro re...