CAPITULO VI

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            Exactamente 20 minutos después nos alejábamos de los pasillos residenciales aledaños al apartamento de Lara. Ella guiaba mientras Lu y yo hacíamos nuestro mejor esfuerzo por disimular el cuerpo adolorido y los cortes recién lavados.

            «No estoy en edad para esto...»

            La chica era al menos dos cabezas más pequeñas que Lu y, por supuesto, mucho menos robusta que yo así que seguirle el paso entre pasillos y recovecos de la Fosa no era precisamente un paseo. A eso había que sumarle que en cada condenado cruce mi pulso se desbocaba esperando conseguirme de nuevo con los grupos de caza que iban tras nosotros.

            Los malditos nos habían emboscado en la guarida principal, utilizaron mini bombas de choque electromagnético dejando todo el sistema de vigilancia a ciegas y volando todo en un radio de veinticinco metros. Ese día murieron veintisiete de mis hombres de confianza, y solo fue el primer ataque. Pasar tanto tiempo en la cima de la ciudad me había hecho olvidar la terrible vulnerabilidad de nuestra clase.

            Los pasillos grises con sus franjas de vigilancia de neón azul parecían no terminar jamás, rogaba para que las mascarillas que nos cubrían la boca fueran suficiente para no ser reconocidos, pasar desapercibidos una vez que entráramos a calles más transitadas no era una opción con Lu y conmigo cojeando y sudando como puercos, así que contábamos con al menos no ser reconocidos como las cabecillas del crimen de la Fosa.

            Otro corrientazo me llego desde la pierna, fuerte como para hacerme castañear.

            «¡Esta maldita pierna que falla cuando la necesito!».

            Una vieja herida en la pierna tenía años incomodándome, pero fue con el segundo ataque que comenzó verdaderamente a molestar.

            Habíamos escapado por poco del primer ataque, la guarida quedo destrozada. Nadie dijo nada de lo que había ocurrido. Era mucho más que una simple guerra entre clanes, esas mini bombas no estaban al alcance de cualquiera, ni siquiera para muchos de los vampiros, solo los de rango más alto estaban en contacto con armas como esas.

            Yo, Lu y otros pocos logramos escapar para luego descubrir que todas nuestras guaridas ya habían sido atacadas, destruidas en un devastador ataque en simultáneo. Todos en ellas habían muerto.

            Me detuve inconscientemente. Una persona paso a nuestro lado. Apreté con fuerza la navaja oculta en mi mano Ni siquiera se molestó en mirarnos. Reanudamos el paso.

            -¡¿Qué te pasa?! ¿Te vas a mear encima cada vez que nos crucemos con alguien?- preguntó Lara entre susurros retrasándose para que la escuchara.

            -¡Jodete!- Le respondí, recuperando el aliento y limpiándome el sudor de la frente -y dime cuanto falta-

            -Tenemos que atravesar toda esta área residencial hasta algún elevador, subir al área de comercio y robar un translador que nos lleve a la torre- hizo silencio mientras pasaba una pareja junto a nosotros -en pocas palabras, deja de chillar y camina rápido-

            Todos nos mantuvimos callados un rato. Lu se adelantó, incluso él con su inexpresividad se veía claramente ansioso. Lara que estaba aparentemente tranquila, pero al prestar atención se veía como sus ojos saltaban de un lado a otro a medida que pasábamos frente a las puertas de los apartamentos.

            La cabeza me palpitaba dolorosamente, ya había repasado la ruta en mi mente unas cinco mil veces deseando llegar rápido al destino. Después de tantos años tener que volver con mi Patrocinador sería una autentica mierda, eso claro, si lograba conseguir la protección de los Maestros, la cual estaba preparado para pagar si era necesario.

            -Estamos llegando, hay uno que nadie conoce y ha estado en desuso durante años- anunció Lara desde dentro de su mascarilla.

            Llegamos hasta una de las paredes de la Fosa, los edificios eran increíblemente viejos, sin franjas de vigilancia, ni luces, ni nada, casi parecía simple decoración.

            -No parece seguro entrar allí - objetó Lu receloso.

            -No lo es...y por eso es que nadie más lo usa- se adentró en la oscuridad de una de las fachadas añadiendo -Apresúrate grandulón, tu eres quien hará que se mueva-

             

            Caminamos en la oscuridad pisando escombros y otras cosas de las que no quería enterarme, el lugar olía a una podredumbre rancia y en verdad asquerosa, mis nervios estaban a flor de piel esperando que en cualquier momento las luces sorpresivamente se encendieran, nos encontraran y todo se fuera al carajo. Se podía escuchar ruidos y voces a la distancia, pero allí solo los rodeaba la oscuridad.

            -Ya llegamos- anunció Lara desde algún punto cerca de nosotros. Se escucho es ruido metálico de acero chocando y de repente se hizo la luz.

            Quede segado por la claridad repentina, el ambiente aún era opresivo pero con un olor menos decadente. Estábamos en una espacio estrecho, una caja metálica con un conjunto de poleas y cadenas que atravesaban de arriba a abajo el centro del elevador.

            -Ok Lu, ahora utiliza esos brazos tuyos para tirar de las cadenas y llevarnos a arriba- dijo Lara quitándose la mascarilla.

            -¿Cómo encontró un lugar como este?- pregunto Lu ya más relajado y un poco sorprendido.

            -Cuando recién llegue aquí buscaba a Alex y alguna salida, no los conseguí pero encontré otras cosas útiles... Y hablando de útil ¿Cómo es que siendo un ciborg estas aquí? ¿Creí que los ciborg eran asignados de forma vitalicia a las minas?- preguntó ella recostándose de la pared del elevador, se sentía el ligero movimiento bajo nuestros pies.

            -No era ciborg al llegar aquí, quede así en las peleas, el señor Leo consiguió las partes para mí y me armaron. En teoría soy un ciborg ilegal- respondió Lu ligeramente apenado, él no había logrado sentirse bien con su condición desde las cirugías.

            La mirada de Lara fue una mezcla interesante de sorpresa, comprensión y lamento.

            -Así que ya sabes Lara, si te provoca alguna mano de metal con lanzallamas incluido, nada más dime y veré que hacer por ti- dije para aligerar el ambiente.

            El comentario tuvo efecto. Ella rodo los ojos y Lu contuvo una carcajada.

            -¿Y a ti que te trae por aquí Lara?- preguntó esta vez Lu.

            -¿Tu jefe no te lo ha dicho?- le di una mirada de fingida inocencia de tipo "yo jamás diría nada" la cual por supuesto no creyó -Nos atraparon preparándonos para asaltar un almacén del nivel X y entrar de contrabando al nivel IX... si, si, ya sé que no fue de nuestras mejores ideas-

            -¡Vaya! ¿y cómo lograron salir vivos?- la expresión de Lara se estaba endureciendo de nuevo, ya no disfrutaba de la conversación.

            -No lo hicieron, solo Alex y yo sobrevivimos al asalto y después de un año de reclusión solo estaba yo- esta vez se dirigió a mí añadiendo -Haré lo que sea para encontrarlo Leo, y si esto es solo una artimaña más, juro que te mato-

            El elevador quedo en silencio mientras continuaba la lenta subida, yo evaluaba la expresión fría y decidida de Lara mientras contemplaba una y otra vez el mismo pensamiento.

            «No pretendo darte la oportunidad»


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