El sonido de la bocina no me despertó, hace nueve días ya que el sueño me evadía, hacían nueve días de mi encuentro con Leo «Maldito sea». Ya hace mucho tiempo las marcas del techo estaban impresas en mi memoria, ya era suficiente de verlas por hoy.
Mi pequeño apartamento se cerraba a mí alrededor, el espacio de 25 metros cuadrados no podía contener mi ansiedad. Una frase se paseaba por mi mente.
«Cuando. Cuando. ¡CUANDO!»
«¿Será hoy? ¿recibiré alguna noticia?»
Los días pasaban como un borrón. Salir de mi departamento, caminar entre pasillos fríos y atestados de gente mientras los anuncios holográficos informaban sobre la lista diaria de desaparecidos y asesinados. Trabajar en el área de desperdicios con su opresivo calor y su olor asfixiante; escuchar los chismorreos de Berta, Juana, Domingo o cualquier otro parlanchín compañero lo suficientemente cerca para escucharlo. Volver a mi apartamento a sumirme de nuevo en angustiosa espera o antes de volver merodear un rato entre los otros niveles en un intento inútil de distraerme.
«¡¿Qué estaba pasándome?!» Al llegar a la Fosa era un amasijo de nervios y furria, pero tenía esperanza, esperanza de encontrarlo, una esperanza que se apagaba rápidamente a medida que los días pasaban. Antes tenía un propósito que dependía de mí, lo único en lo que confiaba desde que llegue aquí. Luego conocí a Leo y no confié en él, pero si lo hice en su reputación de cumplir los tratos. Una falsa pues no había cumplido con el nuestro.
Necesitaba enfocarme, buscar una salida, pensar en algo, lo que sea. No podía rendirme...él no lo habría hecho.
Acababa de llegar de terminar mi turno pero necesitaba salir de allí. Sin siquiera cambiarme me dirigí a la puerta que se abrió sola al poner mi mano en el sensor, crucé el umbral y casi choqué con una enorme figura en la oscuridad del pasillo.
-Hazte a un la...- no llegue a terminar, una mano enorme me empujo dentro del apartamento tapándome la boca haciéndome chocar contra la pared.
El choque me dejo un poco desenfocada pero luego vi a la segunda figura dentro del apartamento.
«Esto no puede ser bueno»
La puerta se cerró con nosotros dentro. Un golpeado y ensangrentado Lu ayudaba a Leo a entrar y sentarse en la cama. Leo tenía una pinta terrible, el hombre de tez oscura rozaba sobre los 50 años y sin embargo siempre se había visto robusto y fuerte...al menos hasta ahora. Se veía frágil con su gran contextura enclenque y aporreada.
-Hola Lara- dijo Leo con una cansada y adolorida voz.
La escena era tan desconcertante que me dejo sin habla por un momento. Ver a una decena de vampiros entrando a mi departamento y bailando en ropa interior habría sido menos impactante.
Ambos me veían sin decir nada, recobrando el aliento. Al fin las palabras vinieron a mí.
-¡¿Pero qué mierdas es esto Leo?!-
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UTOPIUM
VampireEl ataque de los Omegas todo cambio... Forzados a huir a las profundidades del mundo, atrapados y bajo el yugo de los inmortales, vampiros que una vez juraron proteger a los sobrevivientes de la humanidad, hemos vivido mas de mil años en nuestro re...