Capítulo 6

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Salí pronto de mi casa y caminé hasta Kafé Hörn, donde ya me esperaba Elina. Caminamos juntas hasta la pista, cada una quejándose de sus estudios. Llegamos y solo estaban allí Lucas y Marco. Les saludé a ambos y Elina abrazó a su novio. Marco y Lucas fueron a la zona de jugadores para empezar a calentar y Elina y yo nos fuimos a las gradas.

- Oye, ¿tienes planes para mañana? – me preguntó ella

- No, iba a revisar los apuntes del otro día

- Si quieres puedes venirte con Lucas y conmigo a dar una vuelta.

- Puf, prefiero quedarme haciendo física – dije irónicamente, Elina me respondió con una carcajada. – Tengo que ir al baño, cuídame un momento mis cosas.

- Claro

Me levanté y bajé las escaleras. Abrí la puerta del baño y lo encontré vacío. Mientras me lavaba las manos escuché risas fuera. Al salir me encontré con un grupo de chicos, más o menos de mi edad, con el uniforme de la Universidad de Gotemburgo. Todos eran altos y casi no repararon en mí cuando pasé a su lado. Pero uno de ellos se fijó y se dio la vuelta para acorralarme. Era el más alto de todos, y su pelo oscuro cayó en su cara cuando apoyó un brazo en la pared. Bajé la mirada al suelo y susurré en español:

- ¿Tenía que pasarme esto a mí?

- Oír esto chicos, ha hablado en otro idioma – dijo llamando a sus amigos

- Tal vez no sabe sueco – añadió otro, al que parecía que le incomodara la situación

- Podemos enseñarte preciosa. – Se acercó aún más a mí y giró mi cabeza, obligándome a mirarle.

Sus ojos eran azules, como una tormenta o lo más profundo del océano. Me miraban curiosos, como si fuera un puzle que debiera resolver. A pesar de bellos, esos ojos me dieron miedo. Ante su mirada parecía una presa y él el cazador, acorralando a un animalillo en el bosque. Me erguí a todo lo que daba mi altura, le devolví una mirada desafiante y respondí:

- Tal vez sí sé sueco, pero no quiero gastar saliva en alguien como tú – dije a la vez que agarraba su colgante, para dejar claro quien mandaba.

- Se nos puso agresiva – respondió él riéndose, mirando a sus amigos. Se alejó un poco de mí y cruzó los brazos sobre su pecho. – ¿Quieres venir con nosotros?

Suspiré fuerte, para mostrar mi indiferencia, pero también porque estaba más tranquila ahora que ya no estaba tan cerca.

- ¿A dónde quieres llevarme, eh? Ni siquiera sé tu nombre

- Me llamo Viktor, y tú eres...

- No te has ganado el derecho a saberlo

- ¿Y qué debo hacer para tener ese honor? – Me preguntó irónicamente

- Veo que juegas ahora. Marca para mí, y si me ves después del partido tal vez te lo diga.

- Como desees – respondió inclinándose ante mí. – Nos vemos después, princesa

- Hasta nunca, Viktor – me despedí, pasando por su lado todo lo dignamente posible.

Volví confundida a las gradas. No tenía muy claro que acababa de pasar, ni sabía porque le había dicho eso. Esos ojos azules, atravesando los míos como dagas. Espero que pueda irme antes de verle otra vez.

Llegué junto a Elina y me derrumbé en el asiento de al lado.

- ¿Qué te ha pasado? Has tardado mucho.

Ridroit HockeylagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora