¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La joven de pelo rojizo se encontraba parada en la entrada de la gran institución educativa, justo debajo de la refrescante sombra que ofrecía uno de los tantos árboles sembrados en los costados de la acera.
Podía sentir las miradas llenas de prejuicios y desagrado clavadas en su nuca, esas prejuiciosas señoras no se tomaban ninguna molestia en disimular.
No mentiría, se sentía incómoda, muy incómoda, pero con el tiempo había aprendido a restarle importancia y enfocarse en lo suyo; Después de todo ella sabía que la vida de esas viejas amargadas era lo suficientemente aburrida y monótona como para encontrar diversión en intimidar a una chica de dieciséis años.
-Patético-
No paso mucho antes de que las grandes rejas metálicas se abrieran dejando en libertad a los pequeños niños que estudiaban en el edificio; Adoraba la energía e inocencia que irradiaba esos mini humanos, por esto mismo le parecía una desgracia su tendencia a imitar todas las actitudes de sus mayores, eran tan fáciles de corromper.
Apenas la entrada fue despejada de euforia, brillitos y niños, no dudo en adentrarse en la escuela buscando el ala de la guardería y jardín de infantes, obvio no sin antes escuchar algunos comentarios inapropiados y muy mal disimulados.
__¿Como una niña de su edad puede tener un hijo?__ comento con desprecio una mujer de edad avanzada.
__Yo escuche que ahora forma parte de una pandilla y los seduce para quitarles dinero__ susurro otra mientras la miraba de reojo.
__Deberían quitarle a su hijo, es un pésimo ejemplo, no me sorprendería que termine en la cárcel__ hablo con superioridad una chica de pelo azabache y con lentes.
Hizo su mayor esfuerzo para auto-controlarse, inhalo profundamente y, haciendo oídos sordos, siguió su camino. No quería causar un alboroto otra vez y darles más de que hablar a esas señoras chismosas.
Al llegar a la puerta indicada golpeó suavemente sus nudillos en esta esperando recibir la aprobación para ingresar.
__¡Adelante!__ y sin más se adentró en la colorida aula.
Una joven chica de largos cabellos color índigo se encontraba sentada en una diminuta silla recortando unos papeles apoyada en una, igualmente, diminuta mesa, claramente los adorables muebles no estaban destinados para ser usados por ella.
__Oh, Nayumi-Chan, no te esperaba tan temprano__ exclamó prestándole total atención a la recién ingresada, dejando así en evidencia los manchones de purpurina y pintura de todos colores en su rostro.
__Hoy salí antes de la escuela y no quería encargarte a Haru si no era estrictamente necesario__ explico mientras le ofrecía un trapo húmedo__ ¿Día difícil?
