꧁𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐̀𝒈𝒐꧂

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//30-12-2006//

Caminaba a paso apresurado por las calles de Tokio, el sol estaba en proceso de desaparecer del cielo y la brisa helada quemaba mis articulaciones; Y siendo sincero el delgado abrigo rosa pastel que llevaba puesto no ayudaba en lo absoluto

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Caminaba a paso apresurado por las calles de Tokio, el sol estaba en proceso de desaparecer del cielo y la brisa helada quemaba mis articulaciones; Y siendo sincero el delgado abrigo rosa pastel que llevaba puesto no ayudaba en lo absoluto.

En este momento me arrepentía de no haber escuchado a mi madre cuando me dijo que fuera más abrigado.
¿Lo peor? Probablemente la próxima vez tampoco le haría caso.

Maldecía internamente el ser tan descuidado al manejar, si no fuera por este hecho mi motocicleta no estaría en reparación y no estaría a punto de morir de hipotermia.

Mi hogar se encontraba a unos treinta minutos del templo en el que se solía reunir la pandilla, por lo que emprendí mi camino a la reunión una hora y media antes de lo habitual, según yo, era más complicado tomar dos trenes que caminar cuatro kilómetros en el abrasador frío de la época invernal.
Que estúpido.

Decidí dejar de dar vueltas en mis pensamientos, arrepentirme de mis decisiones y pensar en lo que podría haber hecho diferente no va a ayudar en nada, después de todo no es como si pudiera volver en el tiempo y cambiar lo que ya paso; Saque mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y conecté los auriculares con la esperanza de que la música me distrajese del condenado frío y de mi martirio mental.

Para poder llegar a mi destino debía de pasar por el parque al que solía ir a jugar cuándo era niño con mi hermano, no era precisamente la persona más sentimental y cursi del mundo pero me fue imposible impedir que el sentimiento de nostalgia no invadiera mi ser, y con la excusa de cortar camino me adentre en el pequeño parque; Tantos momentos vividos, golpes repartidos, tantas caídas y amigos con los que había perdido contacto con el tiempo.

La imagen de mi hermano llorando por haberse raspado las rodillas al caer del columpio y el como yo trataba de consolarlo convirtieron mi habitual sonrisa exagerada en una más relajada y real.

Mire a mi costado derecho, luego al izquierdo repitiendo reiteradas veces la misma acción y una vez que me asegure de que efectivamente me encontraba solo en la dichosa zona de juegos me encamine con pasos cautelosos, como si estuviese a punto de cometer el peor crimen existente, a los columpios del área de niños. Después de todo tenía tiempo de sobra, había sido una exageración salir una hora y media antes.

El columpiarme por primera vez en más de una década fue como retroceder el tiempo a cuando aún tenía siete años de edad, cuando mi mayor preocupación era que mi madre no cocinará brócoli para cenar y proteger de todo mal a mi hermanito.

Cuando me encontraba en el punto más alto que el oxidado columpio me podía ofrecer sin romperse, salte del asiento de madera cayendo a más de dos metros de dónde estaba anteriormente.

__¿Como mierda es que hacia esto de niño?__ cuestione a la nada misma mientras frotaba mis manos entre si para sacar las pequeñas piedras que se me habían adherido al caer.

Diabetes                                                         ~Nahoya Kawata~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora