26: Vida, muerte e infierno

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La maldita me apunta con el arma, en sus ojos se ve lo desquiciada que está, no más que yo perra.
-¿Y tú crees que yo voy a creer el cuento que eso trae balas?- bufé.
-¿Quieres probar?- resopló. Tal vez las traía, tal vez no. Pero miedo era lo que menos tenía.
-Claro, Leigh, Dispara- alcé mis manos. Ella se levantó con ojos furiosos, la niña sólo miraba normal.
-Tú, tú destruiste mi vida, tú y tu hermano- su mano temblaba.
-¿Y qué esperas? ¿Me darás el típico monólogo de villana para dar tiempo que vengan a rescatarme? ¡Dispara, zorra!- me acerqué.
-¡Lo haré enserio!- me amenazó.
-¡¡Te estoy esperando!!- me acerqué.
-¡Aléjate! Voy a dispararte- lagrimas comenzaron a salir de sus ojos.
-Ya te estás tardando- rodé mis ojos.
-¡¡Jane!!- escuché esa voz conocida tras de mí, volteé y era como un sueño. Aidan.
-¡Aléjate! ¡Aléjate o le disparo!- le advirtió a Aidan. Él alzó sus manos.
-No traigo armas, te prometo que no me acercaré, suéltala- dijo nervioso. Leigh me apuntó con la pistola, luego a él, y luego a mí. Este perra estaba nerviosa y loca.
-Tú ¿Quién eres?- dijo nerviosa.
-Se llama...Aidan- dije enfatizando su nombre, Leigh dejó caer el arma. Tomé su brazo y le hice una llave que me había enseñado mi madre en las clases de MMA. Dejándola en el suelo, tomé la pistola, puse mi pie en su pecho y apunté hacia su cabeza. Todo fue en fracciones de segundo, Aidan permanecía en shock- Yo no hablo tanto para tirar de un gatillo, Leigh- preparé el martillo del arma, lástima que no es una ametralladora, esas las sé usar muy bien.
-¡Jane, no lo hagas!- pidió Aidan- ¡Detente!
Sentí el miedo de Leigh bajo mis pies quien respiraba con dificultad.
-Jane, no me mates. No puedo dejar a mi hija sola- susurraba.
-¿Tu hija? Si quieres la mando al infierno contigo- miré hacia atrás, la niña lloraba- Ven, hija de algún pepino...-no se movía- ¡Ven, estúpida o la mato!- dije sin paciencia. La niña dudó pero se acercó. La tomé del pelo y la tiré al lado de su madre- ¿Quién quiere morir primero?
-Jane, basta. Esta no es la manera- murmuraba Aidan.
-Por favor, Jane- suplicaba Leigh.
-¿No me llamaba Leah?- reí, quité mi pie- ¡Levántate!- ordené, ella se levantó inmediatamente.
-Jane, dame el arma- Aidan se acercaba.
-¿Qué haces aquí, Li-Sellers?- lo miré- ¿Te gusta mi pistola? No es tan grande como la tuya, la mía si mata- reí malévola.
-Estaba preocupado por ti.
-¿Cómo me encontraste?..¡¡Arrodíllense!!- les ordené. Leigh y Leah se arrodillaron llorando.
-El rastreador en tu teléfono. Dame el arma- se acercaba.
-Reveréncienme ¡Ahora!- solté del gatillo apuntando hacia el cielo, efectivamente traía balas. Leah soltó un grito al escuchar el tiro- No voy a matarte, Leigh. Si quisiera hacerlo ya lo hubiese hecho, yo no soy de hablar y no hacer nada. Pero haz lo que te digo porque me puedo arrepentir. Inclínense- Ellas se inclinaron hacia mí.
-¿Por qué haces esto?- Aidan ya estaba muy cerca.
-Porque esta maldita trató de dispararme y no lo hizo- Miré a Aidan. Oh por Dios, su mirada me derretía ¿Por qué nos pasa todo esto? Desaparezca todo el mundo, que nos dé uno de sus flash los hombres de negro y olvidemos todo.
-Dame el arma, vamos a casa- rozó sus dedos por mi cintura ligeramente descubierta. Su toque me hizo estremecerme. Mis manos comenzaron a temblar.
Sentí que de la nada el arma se soltaba de mis manos, Leigh me la arrebató y nos apuntó, la pequeña Leah se escondía tras ella empuñando sus manos en su camisa verde neón. Aidan instantáneamente se paró frente a mí bloqueándome- Leigh, podemos arreglar esto. Baja esa arma.
-No- lloraba- Tú no me quisiste y ahora vas a morir de nuevo- ¿Está loca? Está confundiendo a Aidan con mi padre.
-Él no es...
-Shh- me calló Aidan.
-Leigh, las cosas pueden ser diferentes- se acercaba a ella extendiéndole su nombre.
-Sólo quería ser feliz contigo- lloriqueaba, a mi no me podía dar más fastidio.
-¡¡Deja el drama, maldi...-Me aparté de Aidan para golpear a Leigh. No pude terminar la oración. Luego del sonido de una bala dirigiéndose hacia mí sólo sentí como mis entrañas de enroscabas en mi cuerpo y una presión agonizante se establecía debajo de mi costilla derecha.
-¡¡Jane, no!!- Aidan me tomó antes que cayera al suelo- ¡¡Mira lo que hiciste!!- le reclamaba a Leigh, la miré ella corrió lejos, la niña la seguía- ¡Jane, háblame!- sostenía mi cabeza. Miré mi mano luego de tomar mis costillas, había mucha sangre- Resiste, todo estará bien- decía nervioso. Luego de ver como todo se tornaba negro me desvanecí.
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-¿Te gusta?- sonrió mi papá frotándome el brazo derecho.
-¡Está increíble!- dije emocionada mirando hacia el auto blanco frente a mis ojos.
-¡Felices 16!- me abrazó.
-Sin duda es el mejor, ya me podré ir de farra toda la noche.
-No no no- me arrebató las llaves- No puedes venir después de las once con el auto, y nada de conducir tomada.
-¿Tomada yo?- volví a arrebatar las llaves y subí al auto. No aparecí por mi casa en tres días, mi papá ya me había reportado a la policía.
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Abrí mis ojos, estaba en el hospital, escuchaba el pitido de mi corazón en aquella máquina, aparte de la intravenosa que tenía en mi mano izquierda. Me duelen los costados, sobre todo el derecho. Revisé rápidamente con mi vista la habitación y en una esquina permanecía recostado mi padre. Traía pantalones blancos y una sudadera negra, me miraba serio.
-Papá...-susurré, él se acerco.
-Siempre fuiste mi pequeño desastre- tomó mi mano y la besó.
-¿Estoy soñando?- dije asustado, sus manos estaban tibias.
-Ya quisieras estarlo...No dejaré de insistirte en que no lo hagas- presionó mi mano.
-¿Hacer qué?- murmuré desesperada.
-Evita...el fuego...no te quemarás sola- susurró.
-¿De qué hablas?- fruncí el ceño.
-Vas a perder lo que más amarás- soltó mi mano y retrocedía.
-¿Dónde vas? ¿Nos dejarás solos de nuevo? ¡Ryan te extraña, mi mamá también!- hice esfuerzo por sentarme, pero no podía moverme.
-Pero tú no, tu vida es mejor sin mí. Sólo vengo a decirte que no lo hagas.
-¿Cuál fuego? Papá, regresa...-abría la puerta, dio media vuelta y me miró con decepción.
-Eres todo lo que acusas a los demás- cerró al puerta y se fue.
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-¡¡¡Papá!!!- me senté desesperada. El pitido de la máquina sonaba descontroladamente.
-¡Jane, tranquilízate!- decía un hombre en bata blanca, un doctor. Comencé a jadear asustada.
-¡¡¡No!!!! ¡¡Regresa!!- gritaba.
-Póngale anestesia- ordenó el doctor.
-¡No puedo! Padece problemas en el miocardio, debemos calmarla- contestó la enfermera que me sostenía desde el otro lado de la cama.
-¡Va a sufrir un infarto si no la tranquilizamos ya!
-¡¡No podemos ponerle anestesia!!
-¡Traigan a alguien de su familia! ¡Rápido!- ordenó el doctor. Yo seguía espantada, sentí un miedo increíble, me sentí en una cárcel, quería correr fuera.
La enfermera regresó con Ryan. ¡Oh Ryan!
-Jane, hermanita ¿Qué sucede?- me tomó de la mano.
-Necesitamos que la tranquilice, no podemos usar anestesia y si no se calma inmediatamente puedo sufrir un ataque al corazón- le advertía.
Ryan se sentó en la cama y me abrazó. Yo rodeé mis brazos en su espalda y comencé a soltar lágrimas de desesperación.
-Ya, nana ya tranquilízate, aquí estoy- susurraba.
-Aidan...Ha-ha-Aidan- lloraba.
-Por favor, llamen al señor que está afuera, es a quien llama- la enfermera volvió a salir y entró con Aidan. ¡No! ¡Me refiero a Gallagher no a este pelagato!
-¿Qué sucede?- dijo asustado.
-Debemos tranquilizarla ¡Ya mismo!- ordenó el doctor desesperado.
-Necesito que salgan ¡Ahora!- ordenó Aidan.
-Pero...-objetó el doctor.
-¡Salgan! ¡Sé como calmarla! ¡¡Ryan!!
-Es mejor que lo hagamos- Ryan abrió la puerta y salió con el doctor y la enfermera.
-A ver Jane- me soltó- Te vas a calmar, ya mismo- Tomó el cuello de mi bata con sus puños y la rompió con fuerza dejando mis pechos al aire. Me empujó contra el colchón, se subió en mí sin dejar caer su peso. Unió sus labios con los míos y me besó con fuerza mientras acariciaba mis pechos, los tomaba con su mano abierta y los presionaba masajeándolos. Se apartó, terminó de rasgar mi bata dejándome completamente desnuda. Mi respiración se aceleraba pero mi corazón se tranquilizaba. Aidan lamió su mano y la pasó por Venus haciendo círculos. Puso uno de mis pezones en su boca y halaba de él con sus labios mientras rozaba su lengua en la punta. ¡Oh Dios! Esto era tan placentero, que cambio de sensaciones tan intensas.
-Aidan- dije en un gemido.
-Ahora más vale que no hagas ningún esfuerzo porque estás herida, y ahora ya me calentaste así que te quedas quieta- se parto, bajó el cierre de sus pantalones y liberó su anaconda venenos, lo que logró sólo calentarme más. Se subió a la cama separó mis piernas con sus rodillas y entró en mí llenándome de un solo, sus movimientos eran suaves y medidos. Yo me sujetaba del respaldo de la cama. Aidan aceleró sus movimientos- No te muevas- dijo agitado. Entraba y salía con paciencia pero firmeza. Sentía que llegaba a mi punto límite, todo se reducía a esta sensación, el clímax, solté unos gemidos cuando me liberé completamente al mismo tiempo que Aidan. Salió de mí y abrochó sus pantalones. Yo había quedado exhausta, Aidan tomó una colcha y me cubrió con ella, me dio un beso en la frente- ¿Cómo te sientes?- Mis ojos permanecían cerrados. Los abrí levemente, pero apenas podía mantenerlos entreabiertos, pesaban demasiado- Descansa, estuviste estupenda- sonrió, intenté devolverle una sonrisa pero sentí que caía en un pozo profundo y oscuro.

Entraba una pequeña luz a travéz de mis párpados, me duelen las piernas y los costados ¿Sigo en el hospital? Abro mis ojos y sí, aquí sigo ¿Cuánto tiempo estuve dormida? Siento que me violaron veinte africanos con purros de veinte metros. Ah no, fue la ametralladora Lí-Sellers, todo está bien, Jane ¡Un minuto! ¡¡No está bien!! ¿Quién se cree para fajarme? No le dí permiso. Registró toda la habitación con la mirada. Hay un sofá, Ryan está dormido en él, a su par está Aidan, recién fajado igual que yo. Miré a mi lado ¿Qué les puedo arrojar? ¡Mierda, traigo una sonda! ¿Cuándo me la pusieron? Es como que me estén fajando justo ahora. Trato de retirarle dentro de mí, Tal vez algún día canalice energías de venus con una. Cuando logro sacármela noto que la bolsa trae orina, está caliente. Tomó impulso y le lanzo la bolsa de orines a Ryan, justo en la cara, este se despierta.
-Jane- hace mala cara al ver la bolsa y se levanta- ¿Cómo te sientes?
-Me balearon dos veces. Una Leigh y otra Aidan, sinceramente la más grande fue Aidan pero fue la más rica- dije acomodándome.
-¡No!- rió- ¿Eso fue lo que hizo para calmarte? Con razón no le dijo a nadie- se sentó a la par mía.
-¿Dónde está esa verdurera barata?
-Están tratándola, dicen que no está bien mentalmente. Tú tampoco, pero que bueno que no se dieron cuenta de ello.
-¿Dónde está mi mamá? Seguro está espantando gallinas con Niall.
-¿Espantando gallinas?- me miró divertido.
-¿Acaso no has escuchado como grita cuando la fajan?- miré a Aidan- ¿Hace cuanto tiempo estoy aquí?
-Desde anoche, te dan pequeña dosis de calmantes para relajarte, tienes el mismo problema que mamá en el corazón, tambien van a tratárte- acarició mi rostro.
-¿Danielle?
-En Mánchester, se fue esta mañana a casa de Liz, está muy preocupada por tí- zorra.
-¿Y qué hace el purro de Mánchester aquí?- hice un gesto.
-Tienes al tipo hipnotizado, perdiste mucha sangre. Curiosamente tú y yo no tenemos el mismo tipo, aunque no me extraña...Pero sí con él, el pobre hombre casi se desmaya al donarte casi un litro de sangre.
-¿Tengo su asquerosa sangre dentro? Suficiente con la de Gallagher ahora la suya- rodé mis ojos.
-Tranquila, te gsta tenerlo dentro de tí así que no veo el problema- dijo suciamente.
-Eres un purro caliente- le di una bofetada suave, los ojos de Aidan se abrieron.
-¿Cómo te sientes?- sonrió al verme.
-Fajada- dije irónica.
-Eso es porque te fajé- se levantó ¡Wow! ¿Desde cuando tanta sinverguenzada frente a Ryan?
-¿Quieren que me vaya?- dijo saliendo.
-Sí, lárgate- le ordene, él salió- ¿Así que tengo su sangre?- alcé una ceja- Aparte de sus fluídos dentro de mí.
-¿Te molesta?- se sentó en la cama.
-Lo que me molesta es que me deje por un recuerod y luego evnga a buscarme, me dé su sangre y me faje un hospital.
-Eres una loca por interponerte en una bala.
-Las balas no me asustan, tampoco las...pistolas- miré hacia abajo, él se sonrrojó.
-Lo noté- se acercó a mí para besarme, yo me aparte.
-¿Qué hace?- Mierda, Jane, quieres besarlo, acéptalo. Ni lo intentes, decía mi sicópata interna.
-Mis cielos se han nublado. Las nubes han tapado mi luna.
-¿Y sus estrellas?
-No me molesto en buscarlas, necesito más a mi luna- acarició mi mejilla- Y necesito...-suspiró- Dispersar esas nubes.
-Usted mismo puso esas nubes, no estoy para arrepentimientos. No porque me vea en una camilla baleada.
-Jane...mierda, Jane...Te amo como un idiota- la puerta se abrió.
-¡¡Mi niña!!- mi madre corrió hacia mí y me abrazo. Mujer hipócrita. ''Eres todo lo que acusas'' Mis pensamientos se dispersaron y mi mente se revolvió.

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Ha pasado una semana desde mi accidente. Aún tengo gazas en mis costados, aunque mis heridas han sanado rápido, al menos ya puedo caminar. No puedo tomar, drogarme ni salir a fiestas, esto es una mierda. Nisiquiera puedo fajar, Aidan se ha ido a Mánchester, lo rechacé y él no dio su orgullo. Definitivamente no me iba a pasar lo mismo que a mis padres. Soy mucho más dura que mi madre, y Aidan es mucho menos ingenuo que mi padre. Aidan y yo somos tan iguales, excepto en mi placer al ver el dolor. Hoy es sábado por la noche.
-¿Dónde vas? Aún estás herida- me regaña mi madre.
-Quiero salir un momento, estoy harta de estar encerrada aquí- dije de mal humor.
-No puedes irte- cerró la puerta.
-¡Maldita sea,____TN! Si Niall estuviera aquí perforándote el vientre no tendrías problemas en que saliera.
-Jane, yo no me he acostado con Albidone, no lo haré.
-Y yo voy a creerte eso- bufé- Apártate, quiero estar sola.
-Molestándote conmigo no harás que Li-Sellers regrese.
-Y no dejándome salir no hará que ame a Gallagher, ese maldito ha de estarse quemando en el infierno bien merecido- sentí una bofetada en mi mejilla, esta picaba.
-¡No vuelvas a irrespetar a tu padre!- me advirtió.
-Es mejor traer un hombre a la casa y cogérselo en honor a sus cenizas- empujé a mi madre, abrí la puerta y salí.
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''Pueden haber muchas estrellas o pocas, no importará si hay una luna. Pues la luna siempre llamará tu atención más que cualquier estrella o estrellas' La frase que pensé mientras estaba tirada en el pasto a unas millas de casa, en la parte trasera del internado, aunque aún estaba algo lejos. Aidan, Aidan, Aidan ¿Cómo podías invadir mi mente así? ¿Cómo podía necesitar tu toque? ¿Cómo podía tranqulizarme tu cuerpo? Odio esta necesidad de tenerte, odio sentirte indispensable para mí. Odio que mi estado de ánimo dependa de tus acciones, cuando todo debería ser al revéz. Me dijiste que era tu Claro de Luna, que era lo más importante para tí, cuando tú si lo eres para mí...pero tú...
-Mentiste- susurré viendo al cielo parcialmente nublado, la luna estaba creciente.
-No. No fue así- ¡Esa voz! DI un salto y miré a la par mía en el pasto, Aidan recostado viendo hacia el cielo curioso.
-¿Qué está haciendo aquí?- dije sorprendida, mi corazón comenzó a palpitar a toda velocidad.
-Mira- señaló hacia el cielo ¡Por Dios! ¿Qué pasa con este hombre? Pasamos por discusiones y problemas y en estos momentos hace como si todo estuviera normal, su tranquilidad me vuelve loca, ese control que tiene sobre si mismo me molesta, yo debería ser quien tenga el control sobre él no él sobre mí y sobre él mismo. Miré hacia el cielo
-''Ce sont des cris stridents, portés par tous les vents, Des Bourg, Bourgeois, Boudrot, Terriau, Aucoin, Trahan, Qui, de force, s'éloignent vers d'autres littoraux...La lune était sereine et jouait sur les flots''- frunzo mi ceño y reconozco la primera estrofa de Claire de Lune-...Son tan sólo unos sacos, dentro se oyen sollozos- recita el verso en español.
-Si sondearan el mar, dentro de ellos veríase...-continúo, él me mirá y su mirada me derrite.
-...Como formas humanas que se agitan convulsas- avanza.
-Era clara la luna y jugaba en el agua- decimos al unísono el útlimo verso.
-Pensé que el Eclipse era cada 300 años- susurré.
-Sólo si es del mismo punto- se acomodó sobre su costado para quedar frente a mí.
-¿Qué está buscando?
-A tí, desesperadamente- su aliento choca con mis labios.
-No lo amo- murmuro, y no estoy segura si eso es cierto o no. ''Lo amas, hermanita. A tu demente y rara forma, pero lo amas'' Recuerdo las palabras de Ryan.
-¿Crees que eso me importa una mierda? Estoy aquí porque yo te amo, no porque tú lo hagas- toma mi cintura en sus brazos y me apega a su cuerpo- El día que exista un amor fácil será cuando este deje de existir.
-Tómeme, ahora. Hágame dudar de mis palabras, de mi control- me lanzo a sus labios y los devoro intensamente.
-Espera...-me detiene-...He revertido la vasectomía.
-¿Por qué?- jadeo.
-Fue una manera para proponerme a mi mismo no acostarme con ninguna otra mujer mientras estuviera enamorado de una- Oh, Paulette ¡Mierda! De repente quiero rodar por el pasto mientras grito cuanto la odio. Mis ojos se oscurecen-...Así que no me acostaré con nadie mientras esté enamorado de tí- ¿Soy yo?
-¿Y cómo...?- Saca un preservativo antes que termine la pregunta.
-Me juré no buscarte...Pero me arrepentí dos segundos despues de despertar en la clínica.
-¿Va a hacerme suya o seguirá hablando?- lo tomé del rostro.
Aidan me tomó con delicadeza, ya no me dolía la herida pero seguro pensaba que iba a matarme. Luego de tener faje no tan intenso me llevó a casa, me sentía tan cómoda en su brazos. Abrí la puerta de mi casa y mi madre no estaba, no había nadie en casa.
-¿Se está quedando en el apartamento?- me senté en sus piernas, él asintió.
-¿Dónde está tu madre?
-No lo sé, no está aquí....¿Puedes rastrear su teléfono?- lo miré esperanzada.
-¿Para qué quieres hacer eso?
-Por favor- hice un puchero, él besó mis labios estirados y sacó su teléfono. Tocó la pantalla unas cuantas veces.
-No estña lejos. En el internado- me mostró la pantalla.
-Seguro está echando sapos y cuelbras por la boca porque me fui.
-¿Qué?
-Tuvimos una pelea, seguro está quejándose de mí con mi abuelo ¿Me acompañas al internado?
-Amo cuando tienes la suficiente confianza para tutearme- me levantó.
-Lo siento- ¿Dije lo siento? Eres una estúpida, Jane. En cuanto él desea te tiene en su entrepierna, me regañaba mi sicópata. Si quiera que te lo acepte ve a hacer alguna travesura.
Nos estacionamos fuera del internado, yo le dije a Esteban y entramos.
-No quiero entrar- dijo sonrrojado.
-¿Por qué?- dije confundida. Luego recordé lo de la foto de su purro. Reí y lo halé hacia adentro. Las internas ya estaban en sus habitaciones, seguro mi abuelo hacia le recorrido. Subí con Aidan y escuché unos gritos desde el cuarto de mi pa...Gallagher. Miré a Aidan y éste se encogió de hombros. Caminé en silencio hasta ahí y escuché a travéz de la puerta. Mi mamá y mi abuelo discutían.
-¡¡¿Cómo pudo hacerme esto?!!- lloraba mi madre.
-¡No tenía alternativa!- se justificaba mi abuelo.
-No deberíamos estar...
-¡¡Shh!!- callé a Aidan, pegué mi oído a la puerta.
-Es que...-lloraba-...No sé si alegrarme o decepcionarme ¿Sabes cuanto me golpea esto a mí?- ¿De qué hablaba? ¿estaba embarazada? ¿qué pasaba? ¿Por qué le estaba reclamando a mi abuelo?- ¡¡Y lo sabías todo!! ¿Cómo pudo?
-____TN, él lo pensó muy bien, tú y los gemelos dependían de todo esto, él lo sabía muy bien. Pensó que era lo correcto- ¿Sobre quién se refería? ¡No entiendo nada!
-¡¡Pero esto fue llegar muy lejos!! ¡Me partió el corazón! ¡Habia demasiado en juego! ¡Así no se educa a los hijos!- gritaba desesperada- ¡¡Esto es una mierda!! ¡¡¡Me largo!!! ¡¡Me largo y me llevo a mis hijos y si está tan muerto como dice nunca los va a volver a ver!!!- ¿¿Muerto?? ¡¡Quien murió ahora!!
-Entiende porqué lo hizo...
-¡Me vio la cara de estúpida, a todos! ¡¡Esta no era la maldita manera!!- gritaba entre llanto- ¡Con razón Jane lo odia tanto! ¡¡Ahora yo lo odio tanto como ella!!- ¿¿¿Qué??? ¡Yo odio a todo el mundo! ¿De quién habla?
-Jane..-susurró Aidan, yo tapé su boca.
-A mi me pareció que fue lo mejor que pudo hacer, Jane es un caso crítico ¡Esa niña esta fuera de control! ¡Debía aprender lo que es dolor!
-¡Un padre no le desea dolor a sus hijos! ¡¡¡Nisiquiera para educarlos!!!- escuché un golpe en la puerta, había lanzado algo contra ella.
-¡¡Lo necesitaba!!- gritaba mi abuelo.
-¡Si Aidan Gallagher tanto deseaba estar muerto pues felicidades! ¡¡Ahora está muerto para mí!! Jane nunca le perdonará esto...ni yo tampoco- sollozaba.
Miré a Aidan, este estaba boquiabiero.
-¡Debes hablar con él! ¡El nunca pensó que te dieras cuenta de esta manera!
-¡¡¡Aparte la maldita Liz lo sabe todo y yo que soy su esposa no!!!- miré a Aidan este retrocedió dos pasos. Mi corazón y mi estómago se hicieron uno solo. Mi mente se revolvía y mis manos se congelaban, mi alma se negraba de rencor ¡¡Maldito Gallagher!! ¡No podía ser cierto!

Niña Mal (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora