Capítulo 7

2.1K 217 2
                                    

Hacia rato que Kara había dejado de saber que era lo que ocurría, lo único que recibía eran golpes, cortes, puñetazos. Era la primera vez, desde que piso la tierra, en la que recordaba haber derramado tanta sangre. La chica de acero no derrama sangre, decían. Aquella situación era la perfecta para desmentir ese rumor. Estaba atada por las manos encima de su cabeza y también sus pies, obviamente esposas de Kriptonita, la cual aún seguía preguntándose cuál era su procedencia. Delante suyo estaba Lex Luthor con un traje compuesto por Kriptonita, lo más seguro es que fuera otro de sus inventos para destruir a Supergirl. Aquel hombre no dejaba de darle puñetazos, patadas o cualquier otra cosa que hiciera sufrir a Kara, que era su único objetivo, observado y ayudado por aquel hombre que se llevó a Kara del banco. Del otro lado de la habitación se encontraba Lillian Luthor, que no dejaba de experimentar con Kara, utilizaba su sangre, sus células, su piel, cualquier cosa que le dijera cómo funcionaba exactamente el sol en la kriptoniana.

-Lex por favor, deja de usar a Supergirl como saco de boxeo, la necesito para mi estudio.

-Madre, he estado esperando este momento mucho tiempo. Te aseguro que no parare hasta que la mate, ese es el tiempo que tienes para estar jugando a los científicos.

-Eres tan...

- ¿Psicópata? -dijo el pegándole otro puñetazo a Kara, que apenas inaudible, aún se podía escuchar cómo se quejaba.

-Impaciente- corrigió Lillian- el triunfo puede lograrse de muchas maneras, imagínate crear una doble de Supergirl que solo nos obedezca a nosotros. Imagínate lo poderosos que seriamos. No la mates aún necesito una muestra de su visión de calor. -dijo cogiendo una especie de gafas de encima de la mesa, mientras le terminaba de ajustar un tornillo.

-De verdad que no se en que estaba pensando cuando te saque de la cárcel y empezamos a colaborar- dijo Lex pulsando un botón y empezando a quitarse su traje.

-Porque me necesitabas querido, me necesitas. Y ahora déjame hacer mi trabajo. -Le colocó el artefacto en la cara un poco deforme y lo activó. – Bien Supergirl, ahora necesito que uses tu visión de calor, ¿me harías ese favor? -dijo con una sonrisa.

-No, suéltame -se escuchó entre un quejido y un susurro.

-Está bien, me lo temía. -Dijo girándose hacia su mesa.

- ¿Que vas a hacer ahora madre? -Preguntó Lex mirándola mientras cogía una jeringa con un líquido naranja dentro.

-Mientras tú te dedicabas a darle golpecitos, yo he creado un líquido exclusivamente para nuestra amiga Kriptoniana, digo exclusivamente por que si nos la pusiéramos cualquier humano no moriríamos- dijo explicándoselo con gestos- La he preparado un coctel con varias sustancias, pero el ingrediente principal es la Kriptonita, en cuanto se la inyecte sentirá como si la estuvieran quemando viva desde dentro hacia afuera, como si sus pulmones acabaran de inhalar fuego. Le va a provocar un dolor inhumano, pero también mucha rabia y esperemos que con esa rabia venga su visión de calor acompañada.

-Vaya, luego el psicópata soy yo.

-No puedes compararnos, yo lo hago por una causa científica, tú por una rabieta que cogiste al enterarte de que tu mejor amigo te había mentido, todo el mundo miente Lex, es el mundo real. -dijo Lillian rodando los ojos y clavando la ajuga en el brazo de Kara, la cual abrió débilmente los ojos al notar que le habían pinchado.

-Yo no... mira dejémoslo, porque es siempre el mismo tema de conversación. Termina con la Kriptoniana que pueda matarla ya. Me quiero ir de vacaciones, mucho estrés.

Los gritos de Kara se podían escuchar a kilómetros de distancia. Y si no fuera porque estaban a más de 50 Km de cualquier civilización y bajo tierra, se hubieran preocupado, en cambio solo disfrutan el sufrimiento de la kriptoniana. La sensación era justamente como la describió Lillian solo que mil veces peor, no solo parecía que había inhalado fuego, sino que también parecía que todos tus órganos se quemaban, en la piel parecía que tuvieras un millón de ajugas al rojo vivo clavadas. Kara estaba segura de que moriría allí, es decir, habían pasado más de 48 horas, y allí no había aparecido nadie, tal vez Lex llevaba razón, nadie la quería y si lo hacían era para utilizarla o para aprovecharse de ella. No le salieron lágrimas, solo sintió rabia de repente, y con la rabia salió lo que tanto quería Lillian, la supervisión de Kara. Después de aquello Kara se desmayó, era difícil soportar aquel grado de dolor mucho más tiempo.

Sin mentiras [SUPERCORP] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora