𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 4

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° Capítulo 4 °

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Templo Himejima

En alguna parte de Japón, un bello templo se escondía entre los árboles, era una construcción algo grande la cual era acompañada de un bello jardín de flores que se mantenía vivo, un lindo sonido se podía escuchar en aquel tranquilo lugar.

Un tarareo de una mujer, en lo profundo del templo japonés se encontraba una bella mujer de cabello negro, la cual se encontraba barriendo el lugar, ella era la que generaba aquel bello sonido, sus ojos violetas eran bastante llamativos e iban de la mano con su pelo negro largo que era sujetado por un listón amarillo dando forma a una cola de caballo.

Ella era Akeno Himejima, la dueña de este templo la cual se encontraba dándole aseo como era costumbre, ella disfrutaba estar en este tranquilo lugar, lejos del ruido de la ciudad, lejos de la contaminación y muy cerca de la calma, unos minutos pasaron y Akeno había terminado el aseo del lugar, su mirada tranquila seguía en su rostro mientras ahora regaba las plantas.

- Hola de nuevo Akeno -

Una voz llamó la atención de la chica, está volteo su rostro, buscando a aquella persona que la había llamado, sus ojos se encontraron con la responsable, enfrente suyo se encontraba su amiga y antiguo Rey, Rias Gremory.

- Tiempo sin verte Rias - Saludo Akeno mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

- Si, ha pasado tiempo, por lo que veo has podido mejorar este lugar, se ve mejor que antes - Comentó la pelirroja mirando la fauna del templo.

- Bueno, si te refieres a que está mejor que antes, creo que esto o poco menos sería mucho mejor que un jardín vacío - Dijo con gracia la pelinegra recordaba el antiguo estado de su hogar.

Aquel comentario de su amiga, causó una pequeña risa en Rias, al igual que en Akeno.

- Y dime, Rias. ¿Qué te trae por aquí? - Pregunto amablemente la sacerdotisa.

Esa pregunta tenso un poco a la demonio, si bien, sabía a lo que venía, no sabía cómo su amiga reaccionaria a este asunto, ella había sido una de las que también había sufrido bastante gracias a Issei, no quería arruinar el día tranquilo de su amiga, pero no le quedaba de otra, ella era su mejor opción para atender este asunto junto con ella, ya que dudaba que las demás que alguna vez fueron parejas del castaño quisieran venir a verlo después de muchos años.

- Veras Akeno... Se trata sobre Ise -

Aquellas palabras bastaron para que la azabache dejará el antiguo rostro de felicidad y pasará a uno de descontento.

- Oh. ¿Y qué sucede con Hyoudou-kun? - Preguntó con monotonía y un poco de desagrado.

- Veras... -

Hyoudou Issei se encontraba jugando con sus hijas, todo esto era visto por Momo y Tsubaki, las cuales tenía una sonrisa de felicidad al ver a sus hijas y actual pareja jugando juntos, era curioso ver esta escena, pues aquel que miraban con una sonrisa, había arruinado su vida en un punto varios años atrás y ahora él se encontraba jugando con aquellos productos del pasado, en un principio no deseaban ver a Issei o por lo menos, no lo creían capaz de hacerse cargo y pensaban que huiría de su responsabilidad como padre, jamás lo hizo, aunque muchas de ellas no lo deseaban cerca de ellas, el estuvo ahí, jamás se separó de ellas y jamás pensó en huir.

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