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Una mujer haraposa era traída al palacio, una chica que a pesar de los años, no había perdido la hermosura que la caracterizó cuando fue joven.
— Mi señor — se arrodilló frente al joven, sin imaginar que era el hermano que nunca conoció — Perdóneme, por favor.
Taehyung derramaba lágrimas de dolor, al ver así a su hermana y se arrodilló frente a ella — Soy Taehyung, tu hermano, no temas de mi.
La mujer quedó sorprendida, pero, era de esperarse, habían pasado 16 años desde que estaba encerrada, apenas y ese día pudo conocer a su hijo.
— Perdón por no hacer nada en contra de lo que te hizo papá — dijo.
— No te preocupes, eres muy pequeño aún y así asumiste el cargo, no puedes hacer más allá de esto y esta bien — comprendió.
— ¿Princesa Kim? — una tercera y rasposa voz interrumpió en el momento, ella lo reconoció.
— ¡Min! — no hizo más que abrazar al hombre, que a pesar de los años, siguió amando.
Taehyung también comprendió, la historia de amor que se contaba en todo el reino era cierta, su hermana se enamoró de un lacayo, pero el emperador los separó, lo escuchó durante mucho tiempo, pero no fue, hasta ese momento, donde los dos amantes se reecontraban que se dió cuenta de que el amor más puro aún seguía intacto.
Finalmente, terminó por perdonarlo y ayudó al hombre a reivindicarse, cosa que molestó a Jungkook quien venía buscando aprobación de parte de Taehyung.
Así la familia Min volvía a unirse y disfrutar todo el tiempo perdido.
¿Vivieron felices? Por supuesto, la felicidad que sentían cuando se encontraron no se comparaba con nada.
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