El páramo Celestial era un imponente bosque a las faldas de la montaña donde la gran casa de los cielos del invencible Manjiro se alzaba. Un lugar donde criaturas de todo tipo se escondían de la inmundicia de los dioses y de humanos; las hadas bailaban orgullosas con su madre mientras que sus hermanas, las ondinas se encargaban de cuidar a los seres marinos.El día en que Hanagaki nació, los cielos brillaron en tonos rosados mientras el sol se ocultaba en el crepúsculo, pues los hijos de la madre flora no suelen ser muchos y viven poco, pero se tenía gran fé en que el joven viviría más que sus hermanos.
Y así fue, pero la madre flora no tenía mucha buena suerte y su amado niño flor, fue secuestrado por el poderoso Manjiro... No es que le tuviera miedo, en realidad si hablamos de fuerza la madre flora podía someter a Manjiro con tan solo respirarle en la nuca y su ira era tal que los árboles frutales que crecían en la finca del dios, comenzaron a amargarse y el pasto se pudrió y toda tierra cercana a los dominios del dios, se hizo infertil.
Pero no podía tocarlo.
Manjiro era el favorito de los dioses, tres deidades en total que adoraban al joven Dios como si de un hijo propio se tratase. Pero ningún otro dios tenía permitido meterse en lo que a flora y fauna se refiere, por lo que la madre flora azotó toda su ira en las cosechas de los hombres que adoraban a Manjiro, castigó con mano dura a los obreros, seguidores y cualquiera que rezará al imponente dios.
Entonces llegó la hambruna, pues no podían vivir solo de ganadería, el arroz, la papa y el té eran importantes no solo para el consumo, si no también para la venta; los feudos se vinieron abajo pues los vasallos se pusieron en contra de sus soberanos, pues ellos podían darse la buena vida, comiendo carne y bebiendo del poco vino que quedaba, mientras que sus familias pasaban hambre y enfermedad.
Todo era un caos en Japón y ni siquiera el invencible Manjiro podía hacer algo para ayudar a su gente, lo que desembocó en duda ante la falta del dios, el cuál todos admiraban y juraban que podía ser capaz de ayudarles.
Manjiro salió en búsqueda de la madre Santa de toda la vida, un viaje peligroso que realizaría en soledad pues obligó a Sanzu a quedarse cuidando su palacio, vigilando minuciosamente a Izana, pues no sabían de lo que podía ser capaz.
Manjiro se internó en el páramo, donde se encontró con una serpiente de gran tamaño, quién lo quiso devorar apenas lo vió, pero cuándo el dios estuvo a punto de matarla, una flecha se incrustó en su abdomen, su cuerpo comenzó a arder casi al instante y todo fue borroso y luego cayó al suelo de golpe, cayendo en un profundo sueño.
Cuándo despertó se vió así mismo en una especie de cama hecha de hojas y pajita, el lugar era oscuro y solo lo iluminaba la brillante luz verde de lo que Manjiro identificó como un hada.
El lugar parecía estar bajo tierra sin embargo descubrió que las paredes húmedas eran de madera y todo era muy natural, un escritorio hecho a mano, con madera de abeto se encontraba sosteniendo montones de hojas, escritos, tinta y libros, había un baúl de madera a un lado de la cama y una especie de lámpara con una criatura muy similar a una medusa, la cuál brillaba en tonos verdes.
—Exigo que me digas donde estoy— Lanzó con fiereza el rubio, escuchando que alguien llegaba.
—No voy a responderte ante tal comportamiento—Manjiro observó al hombre, era alto y su cabello negro era lacio y corto, usaba ropa andrajosa, como la de un granjero que no paraba de trabajar nunca, iba descalzo y en su espalda reposaban las flechas y arco con la que lo había atacado antes.
—¿quién eres?—El rubio se acarició el abdomen un poco nervioso, notando que la herida ya había sanado— ¿Qué fue esa cosa que me entró al cuerpo? Nunca antes algún veneno me había hecho daño.
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Dodo To Muteki
FanfictionInvencible y atractivo un dios entre los mortales, lo tenía todo pero se sentía vacío y no fue hasta su encuentro con una criatura peculiar, que la vida del invencible hombre tomó color. Donde Manjiro es un héroe de la antigua Japón y Takemichi una...