Capítulo 14: Deshecho.

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Tuvieron que salir del palacio de las nubes cuándo los cuatro mounstros Divinos hicieron su aparición.

Hakkai fue el encargado de devolver a Ryujin al océano y de tratar sus heridas emocionales.

Los gemelos encontraron a dos Huli Jing intentando escapar del palacio, luego de mucha conversación lograron hacerlos confiar en ellos, Nahoya se hizo cargo del levantamiento de la Huli Jing fallecida y convirtió sus restos en material agrícola que podría ser sembrado en el páramo Celestial.

Por otro lado, Wakasa fue el encargado de llevar a Hanagaki ante su madre y Suzaku se quedó para hacer limpieza de todo el desastre en el palacio, también para escribir a detalle el registro imperial que tendría que darle a las 9 divinidades primordiales.

Izana y Manjiro estaban muertos y no sólo eso, miles de soldados imperiales también, las divinidades en los cielos no podían creer que el invencible Manjiro hubiera estado coleccionando y maltratando a estas criaturas y ya podían entender mejor la furia de la madre flora.

🌿💐🌿

Wakasa guió a un ya adulto Hanagaki por el páramo, le seguía Nahoya con los Huli Jing. Inupi cargaba a un dormido Kokonoi, intentaba hacerse el fuerte pero no podía evitar querer llorar al recordar el cuerpo de su amada hermana, tirado cuál desperdicio en el piso de aquél sótano.

Hanagaki estaba llorando al sentir la brisa fresca en su rostro, el olor natural de la vida le inundaba las fosas nasales y de sentía tan vivo. El Tigre blanco suspiró lastimero, pues llegó a tiempo antes de que el avance de tiempo en Hanagaki fuera tan rápido que no pudiera ser reversible.

Hanagaki tuvo que madurar tan rápido por que de otra forma su cuerpo no podría haber soportado el vivir en aquellas condiciones. La fuerza de voluntad lo salvó pero casi lo mata pues sí seguía envejeciendo a ese ritmo, podría llegar a pudrirse.

Pero ahora que estaban en el páramo ya no tenía que preocuparse por aquello.

Una fuerte brisa con pétalos los atacó y en un parpadear, Takemichi era alzado por lo alto por el cuerpo de una alta y bella mujer. El cabello de la dama era negro y un poco desordenado, repelto de flores, utilizaba un bello kimono verde con detalles florales y sus ojos eran tan azules como el cielo nocturno.
Inupi se sintió seguro ante la presencia de la mujer y Wakasa hizo una reverencia.

-mi señora, he traído a su hijo tal y como prometí, el invencible Manjiro ha sido castigado por una jorogumo y se cree que los de arriba tienen un castigo para su alma-. Notificó Wakasa aún reverenciandola mientras miraba al piso.

-agradezco tu valentía-. Respondió la mujer sin soltar a su adorado hijo, Hanagaki se hizo pequeño en el abrazo de su madre, volviendo a ser feliz a su lado.

Wakasa dió la media vuelta y se retiró, Nahoya informó sobre la situación de los huli Jing y la mujer les permitió vivir en paz y calma en el páramo a lo que Inupi le agradeció y comenzó a buscar un lugar en el que pudiera descansar junto a Kokonoi.

Por otro lado, Hanagaki comenzó a hablarle sobre el tiempo que estuvo en cautiverio.

El pobre sentía pena por Manjiro, no era culpa de él haber nacido así, había sido culpa de la ambición divina de las nueve deidades primordiales. Se preguntaba si Manjiro podría ser agradable en otra vida, en una donde los dioses le dejaran ser diferente... Ser él.

Por que recuerda las pocas veces en las que fue lindo con Keisuke y el hecho de que jamás vió que le alzará la mano a ninguno de ellos. Pero claro él aún era un niño mentalmente, así que tenía tantas dudas sin respuesta.

Dodo To Muteki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora