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Estaba perdido en mis pensamientos, disfrutando de la calidez del abrazo de Giyuu, antes de que de repente llamara mi atención sobre un grito agudo que surgió de la multitud que nos rodeaba. Al separarme de mi compañero, noté que una mujer deslumbrante con cabello negro lustroso y ojos brillantes caminaba hacia nosotros con pasos rápidos y decididos. Las dos maletas que llevaba en cada mano parecían estar cargadas por una carga invisible, pero no disminuyó el paso.
Fue entonces cuando vi por primera vez su rostro, y mi confusión se encontró con la correspondiente incertidumbre que parecía reflejar las expresiones que cubrían los rostros de mis compañeros. Todos la miramos fijamente con el ceño fruncido y las cejas arqueadas, nuestra confusión era palpable.
—¡Giyuu, cariño!—su voz era tan deslumbrante como el resto de su ser, su tono lleno de calidez y afecto. Aunque nunca la había conocido antes, sus gestos eran los de un conocido cercano, o quizás un pariente cuyo nombre se había perdido en los anales del tiempo.
A pesar de mi curiosidad, había una corriente subyacente de inquietud que plagaba mi mente, un presentimiento que parecía sugerir que mi destino estaba indisolublemente ligado al de ella, un hecho que saldría a la luz muy pronto. Por el momento, sin embargo, poco más podía hacer que admirar la belleza sobrenatural que brillaba en su piel y sus ojos como la luz de mil estrellas.
Por otro lado, la repentina aparición de la mujer de cabello negro, que había aparecido al lado de Giyuu como de la nada, me dejó con una sensación de temor, como si el suelo bajo mis pies de repente hubiera sido arrancado debajo de mí. Sus ojos brillaban con un brillo sobrenatural, como si fuera una entidad que hubiera descendido de otra dimensión, llevando consigo un peso que parecía tanto emocional como físico. Mientras tomaba la mano de Giyuu con un agarre suave, acurrucándose cerca de él como si compartieran un profundo entendimiento que trascendía las meras palabras, mi corazón se hundió como una piedra en el agua, y sentí un dolor que parecía hacer eco a través de los siglos, una tristeza. que se había transmitido a lo largo de innumerables vidas.
Al presenciar el cruel desprecio de esa mujer por mi presencia, mi corazón se hundió en un océano de agonía. Mi confianza, que había sido impulsada por las afirmaciones anteriores de Giyuu, cayó como las hojas de un árbol en otoño, dejándome hundirme en las profundidades de la desesperación. ¿Ya estaba saliendo con alguien más? ¿Se había enamorado de alguien en la universidad, dejándome languidecer en medio de un anhelo no correspondido? No pude evitar sentir una punzada de celos al observar sus interacciones con Yae
Mientras estaba allí, sintiéndome como un espectador invisible de una obra cuya trama estaba más allá de mi comprensión, Giyuu rápidamente intentó aliviar mis preocupaciones, ofreciendo una breve explicación sobre la mujer que lo había tomado del brazo, un gesto que sentí como si hubiera llegado en lo más profundo de mi alma y comprendí mi inquietud.
