No Longer Lovers! ||GiyuuTan : #2

capitulo 8

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El ambiente de la oficina se veía impregnado de seriedad y misterio cuando Tengen se encontraba absorto en sus pensamientos, absorto en el enigma de un nuevo caso por resolver. Fue entonces cuando la majestuosa puerta de su despacho se abrió con delicadeza, revelando la figura imponente de un hombre de cabello blanco cuya sonrisa traviesa irradiaba una aura juguetona característica. Había optado por adentrarse en las profundidades del conocimiento en la prestigiosa academia de detectives, desechando una beca que muchos estudiantes intelectuales anhelaban para seguir los pasos de su eminente padre como investigador. Hasta ese momento, su trayectoria se caracterizaba por la resolución exitosa de innumerables enigmas que habían desconcertado a las mentes más perspicaces de otros departamentos de investigación.

—Giyuu—pronunció Tengen con la solemnidad de un sabio antiguo—. ¿Has retornado a nuestras tierras hace una semana sin siquiera dedicar un momento a saludar? ¿Y ahora te presentas aquí en busca de auxilio? No obstante, comprendo que aún te encuentras en proceso de readaptación a tu antiguo hogar. Dime, amigo mío, ¿en qué puedo asistirte?

—Lamentablemente, no estaría aquí en otras circunstancias—suspiró Giyuu, cerrando con delicadeza la puerta tras de sí—. Sin embargo, mi apremiante necesidad de tu auxilio me lleva a tu puerta.

Tengen asintió con solemnidad, preparado para brindar su experticia. Observó atentamente a Giyuu, percibiendo la seriedad de su pedido, enardeciéndose su aguda percepción ante las verdades que muchos preferían ocultar.

—¿Qué os acontece?—inquirió con la gravedad de un juez supremo—. Haré cuanto esté a mi alcance para socorreros, os lo prometo.

Giyuu exhaló con frustración y se acomodó en su asiento, llevando sus manos a las sienes para buscar alivio en el contacto con su propia piel.

—Es respecto a Tanjirou.

—¿Qué sucede con Tanjirou? No he cruzado palabra con él desde hace varios meses. ¿Se encuentra ileso?

—No puedo afirmar que se halle en un estado de bienestar, quizás 'estable' sería un término más acertado—respondió Giyuu, clavando su profunda mirada azul en la del detective. La gélida expresión de Giyuu no intimidó a Tengen, pues sabía que el propósito era la búsqueda de la verdad, no el miedo.

—¿Qué ha acontecido?

Las palabras de Giyuu brotaron con ímpetu, cargadas de frustración y enojo.

—Muzan abuso sexualmente de Tanjirou. Preciso encadenarlo—sentenció con determinación.

Uzui quedó perplejo. ¿Qué? La repentina revelación le dejó sin aliento, con la garganta reseca y los ojos abiertos de par en par ante el desconcierto. ¿Tanjirou había sido...? La idea era inimaginable y horrenda. Ahora comprendía por qué Giyuu había acudido a él con tanta urgencia. Tengen tenía la astucia necesaria para afrontar este caso con valentía y miró a Giyuu con una determinación inquebrantable.

—¿Cuándo ocurrió este ultraje?—interrogó con severidad.

—Hace seis años.—respondió Giyuu.

Uzui quedó perplejo ante la revelación. No entregaba su mente al ir y venir de los segundos, pues la atrocidad de una violación no se vería mermada por el transitar del tiempo. No obstante, acusar al agresor suponía, en ocasiones, una tarea ardua. Una desazón le invadió; retornó a su memoria el día en que, seis años atrás, escuchó que Tanjirou había intentado quitarse la vida. Fue Zenitsu, bañado en lágrimas, quien compartió con él aquel tormento. De manera natural, Uzui acudió al rubio en aquel instante, embargado por la preocupación que le suscitaba la situación de Tanjirou. En ese momento, todo cobró sentido. Siempre albergó sus dudas acerca de la versión que hablaba de la tentativa de Tanjirou por el adiós de Giyuu, pues el joven parecía ansioso por concluir sus estudios y empeñado en superarse. No obstante, todas las piezas cayeron en su lugar; Tanjirou había empezado a retraerse de sus círculos sociales, manifestaba un temor palpable hacia la interacción con otros y, con frecuencia, exhibía inseguridades. Después de una larga travesía, comenzó a mostrarse más participativo y, finalmente, encontró un empleo, sin embargo, Uzui siempre tuvo la honda sensación de que algo no marchaba bien.