Mariposa en un frasco

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Tenten observo a la fachada ahora limpia y arreglada de la cabaña, tres días de duro trabajo habían dado su fruto y ella se sentía aliviada de que su terror inicial de que Shino la encontrara aquí solo fuera eso, hasta ahora el joven Aburame no se había aparecido y excepto la primer noche que creyó escucharlo, ella no lo había vuelto a alucinar.

Solo faltaban 11 días para que el Aburame mayor regrese con éxito y ella puede salir de esta extraña situación.

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Shino gruño fastidiado, esto solo podría ser obra de su padre, ella no estaba en ningún lugar de los que habituaba en Konoha, y no quería despertar la curiosidad de los novatos preguntando por su paradero.

Para colmo su kikaichu se negaba a revelar su posición mas allá de su conexión sinaptica con el joven Aburame.

- Shino!!!- Una rubia llamo su atención agitando la mano.

Para el joven Aburame fue una verdadera sorpresa ver a Kune allí, la joven solo venia como escolta de Gaara de vez en cuando. Quizás lo mas sorpresivo es que tuviera la osadía de llamarlo como si alguna vez hubiera sido amable con él.

- Shino...- Ella se detuvo frente a él y sonrio, su cabello corto se pegaba a su frente sudorosa y su conjunto de ropa en color azul y muy parecido al de Ino revelaban que había corrido sin parar desde temprano.- ¿Como estas?

El joven Aburame arqueo la ceja y se quedo en silencio viendo a la rubia.

- Uh... ¿no vas a saludarme?- Ella negó con la cabeza.

- Sino mal recuerdo, dijiste que preferías besar a un sapo antes que casarte conmigo.- Shino menciono notando la sonrisa de la rubia desarmarse poco a poco de su rostro.- Por lo que es extraño verte sonreír y que sea por mi presencia.

- Eso lo dije en referencia a tus insectos, no a ti.- Kune señalo y observo la linea aprensiva que formaron los labios del muy hermoso Aburame.

- Supongo que eso quiere decir que ahora te soy grato.- Shino menciono y noto los ojos de ella brillando en una mirada hambrienta... una mirada que iba dirigido a él.

- ¿Podríamos tomar algo?.- Ella pregunto haciendo un puchero que hizo sonreír al Aburame... ella acababa de darle una grandiosa idea.

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Tenten sintio al kikaichu moverse por su espalda haciendo que su piel se erice y sus dedos se tensen, en verdad requería de mucha paciencia el tener un kikaichu como ese... paciencia y ser inmune a las cosquillas, pensó ella mientras evitaba reír.

la joven se sentía especialmente vital los últimos días por lo que quería aprovechar para limpiar y dejar en orden la cabaña, y aunque lo había conseguido descubrió que se sentía de pronto demasiado aburrida.

Ella no quería arriesgarse a salir de la cabaña o los limites de ella, después de todo no quería encontrarse con un Shino que intentara arrancarle al kikaichu del cuerpo con sus propias manos.

Tal vez la noche seria una buena ocasión para caminar, después de todo había un par de bares abiertos y una casa de comidas.

Para cuando ella decidió que era una buena idea, la noche estaba en todo su esplendor. Así que ella se dio un largo y relajante baño para luego observar cuidadosamente su ropa... no es que tuviera muchas opciones después de todo, su ropa habitual o un pequeño vestido rosa que Ino le regalo hace unos meses.

Mariposas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora