Era un día grandioso, estaba más que listo para comenzar su entrenamiento. Había pasado ya por su primera misión de manera exitosa, aunque sentía que no tuvo el mejor desempeño. Sabía que solo estaba clasificado como un clase baja de segundo nivel, pero tenía aspiraciones. Llegaría a ser de primer nivel y tal vez incluso pasaría a media clase.
Su madre, lo despidió con una caricia en el rostro y le dió un enorme almuerzo que tuvo que esconder en su casillero. Su padre, le dijo que no le hiciera pasar vergüenzas y que llegara temprano porque mañana volvería a irse.
Era su primer entrenamiento en el castillo. Ellos, los clase baja, entrenaban en la parte trasera del castillo, en los patios exteriores con todos los novatos por supuesto, pero un punto extra era que podía ver a los élites entrar hacia los patios internos. Todos parecían enormes e impresionantes y su rastreador no dejaba de saltar, incluso las mujeres tenían un aire muy diferente, claramente era un gran día.
El entrenamiento no le salió tan mal, pero para la hora del almuerzo tuvo que escabullirse para sacar el suyo e irlo a comer aparte. Hace unos días su padre les había dicho, a él y a su madre, que la comida de la cafetería era un completo asco, por lo que su mamá le había preparado un delicioso almuerzo. No quería que lo regañaran o que le quitaran la comida, así que se encontró devorando la misma, resguardado detrás de unos arbustos. Ya iba por la mitad cuando la alerta de un ki en su rastreador, le hizo levantar la cabeza.
Fue... ¿Cómo decirlo?, algo bastante extraño. Debía ser unos años mayor que él, estaba apoyado en una de las columnas del castillo como quien no tiene nada mejor que hacer.
Su aspecto, era la razón de lo extraño de toda esa situación. Era idéntico...- a mi padre... - se le escapo en voz alta.
El muchacho volteo la cabeza en aquel momento y lo miro con atención, sus miradas se cruzaron y luego le alzó una ceja como si también supiera que la situación era más extraña de lo que parecía.
- ¿Qué tanto me miras? - le interrogó de repente con molestia.
Recién cayó en cuenta, que lo extraño ahí, es que llevaba un buen tiempo viéndolo sin dar alguna explicación al respecto.
- Yo que sepa, puedo mirar dónde se me de mi regalada gana - le contesto entonces con altanería.
El muchacho, arqueo aún más la ceja y le provocó un extraño estremecimiento, ya que le recordaba bastante a la cara de su padre cuando lo analizaba.
- Deja de hacer eso - le soltó de repente.
- ¿Disculpa? - le cuestionó, ciertamente ofendido.
- Me recuerdas a alguien - contesto entonces a medias.
- ¿Y eso es mi culpa? - pregunto ahora aún ofendido.
- Tsk, sabes..., ash, solo olvídalo - dijo entonces, de repente molesto consigo mismo.
El otro lo observó aún analítico, pero unos segundos después volvió a acomodarse en la columna con las brazos cruzados. Un suave silencio se instauró entre ellos, intento comer de nuevo, pero ahora que sabía estaba ahí, empezaba sentirse incómodo.
- Ten - hablo, mientras le alcanzaba unos cuantos de sus platos, casi llenos de comida.
- No, necesito limosna - le cortó con molestia.
- No es limosna, solo que no me gusta comer solo, además tómalo como un pago, ya que esto está en contra de las reglas - le explicó sin mirarlo - deja de hacerte rogar, ya tómalo.
El personaje voltio los ojos aún con molestia y finalmente tomo los platos, como si de un gran sacrificio se tratará. No pudo evitar mirarle chueco por la actitud, su madre no cocinaba nada mal.
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Estaciones
FanfictionEn estas estaciones de nuestro amor, ¿lograremos sobrevivir al frío invierno?, ¿acaso volveremos a ver la primavera?. Cuarta parte de ¿Y si...?