Capítulo 5.

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La estadía en la nueva casa había sido exitosa, ambas llegaron con sus maletas hasta una bella casa en un lujoso suburbio, no podía esperarse menos de la maravillosa asistencia de la madre de Valentina, tenía dos pisos y un lindo jardín. Juliana se veía encantada, así que solo corrió para inspeccionar el lugar mientras Valentina llevaba las maletas hasta adentro.

Tenía que reconocer que su madre había conseguido a un buen profesional para hacer su trabajo, el lugar parecía sacado de revista de bienes raíces, sin duda disfrutaría de ese lugar, Juliana parecía muy feliz con la idea de vivir ahí, había tres baños y cuatro habitaciones, la cocina era muy espaciosa, la sala de estar, el comedor, también la cochera y porche, todo en perfecta armonía. Había muchos arreglos de flores cuando llegaron, al parecer presentes de sus amigos y familiares deseándole felicidad y mucho amor en matrimonio, Valentina leyó varias tarjetas, mientras Juliana llegaba a su lado.

—La casa es bellísima, debemos enviarle un regalo de agradecimiento a tu madre Valentina —dijo la menor llamando su atención. —¿Son tarjetas? —Valentina asintió mientras revisaba el remitente. —Oh, es muy amable enviar tantos regalos —sobre la mesa también había muchos paquetes envueltos, algunas cajas y más.

—Creo que deberíamos abrir todo esto, es demasiado —compartieron una mirada cómplice y comenzaron a tomar todos los paquetes para ponerlos cerca de la sala de estar, dejándose caer sobre la mullida alfombra iniciaron la nueva actividad.

💫

—Paquete número treinta y uno, es de parte de Eva —dijo Juliana tomando una caja con un lindo lazo color verde jade, lo abrió encontrando dentro un par de hermosas batas de pareja hechas de seda color negro y detalles en blanco —es muy bello ¿no lo crees? —Valentina creyó que Juliana se vería muy sexy deslizándose en esa fina tela.

—Sin duda es un muy bello presente —debían enviar las cartas de agradecimiento, junto con los recuerdos de la boda para las personas que habían asistido, al parecer era una tradición en ambas familias y ahora ellas tenían una lista gigante de personas a las cuales debían corresponderles con la misma amabilidad. Se habían pasado todo el primer día en su nueva casa organizando los envíos de la lista de regalos y tuvieron que pedir comida a domicilio ya que aun tenían todo regado por todos lados.

Cuando ambas tuvieron ropa cómoda puesta y la comida había llegado, se sentaron sobre el sofá para ver alguna película que estuviera pasando en la televisión por cable y comer relajadamente.

—No creí que fueran tantas personas —dijo Juliana comiendo su hamburguesa feliz de la vida.

—Lo bueno es que ya terminamos.

—Eso creo, Valentina ¿Cuándo debemos volver al trabajo? —Valentina tragó junto con un sorbo su bebida y suspiró.

—Creo que deberíamos comenzar lo más pronto posible, no he estado al pendiente de la empresa durante un tiempo y no quiero que todo se retrase, además me imagino que también tienes cosas que hacer —eso no era del todo cierto, Juliana no tenía demasiado que hacer, su trabajo era temporal o eso creía, la verdad su vida era algo difícil de explicar.

—Creo que empezaré las clases de yoga. —Valentina arqueó una ceja.

—¿Yoga?... algo como... ¿yoga? —dijo con un completo tono de confusión y burla interno, Juliana rio asintiendo.

—Estoy segura de que no lo sabías, pero me gusta el yoga, es relajante —lo único que Valentina sabía de yoga era prácticamente nada. —¿Por qué no vienes conmigo? Existe yoga para parejas.

—¿Yoga para parejas? —se sintió algo nerviosa, pero... quizás no sea tan malo.

—Creo que lo pensaré —Juliana sonrió, eso era un gran avance.

Prometidas |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora