Capítulo 2.

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—¿De qué hablas Juliana? —la joven de cabello rizado había quedado algo confundida con la respuesta de su esposa. —Yo no pedí casarme contigo en ningún momento, es más se podría decir que antes de este día yo ni siquiera sabía quién eras —dijo la mayor en tono neutro, los ojos de la más bajita se abrieron al igual que su pequeña boca, cosa que no pasó desapercibido por la ojiazul.

—Entonces... ¿Por qué... estamos casadas?... no lo entiendo... —Valentina se compadeció un poco de su esposa, la expresión de confusión en su rostro era cualquier cosa menos falsa, y de hecho eso era algo que había percibido a primera vista, un aura de sinceridad y transparencia rodeaba a Juliana de pies a cabeza. Sin embargo, notó algo más detrás de la afligida expresión de Juliana, podía notar también como sentía un dolor algo incompresible dentro de ella. Valentina suspiró y se removió sobre la enorme cama que tenían para ambas y tomó la mano de su esposa, obteniendo su atención, Juliana no observó un poco ida, pero dejó que Valentina tirara de ella para ambas quedar sentadas en la cama.

—Juliana, no sé qué fue lo que dijeron sobre nuestro casamiento, pero estoy segura de que no es la verdad. —Valentina a pesar de intentar confortarla no podía evitar ese tono frío e indiferente.

—Entonces dímela tu. —Juliana se acercó peligrosamente hasta Valentina mientras mencionaba esta frase, lucía algo inquieta y nerviosa, su esposa analizó sus ojos con cuidado, dándose cuenta al instante de dos cosas, la primera era que Juliana tenía un par de ojos muy hermosos, el brillo en ese color marrón era algo que Valentina jamás había visto en su vida y lo segundo era que Juliana sufría de ansiedad.

—Solo si te tranquilizas un poco, ¿Qué es lo que te sucede? —las manos de Juliana temblaban terriblemente, y sus mejillas estaban muy rojas, su respiración se agitaba cada vez más, su pecho subía y bajaba mientras se elevaba lentamente, había comenzado a desprender sudor frío a través de sus poros y eso estaba poniendo algo preocupada a su esposa.

—... y-yo... ¿p-puedes... a-alcanzarme mi bolso...? —la voz quebrada de Juliana la dejó algo perturbada, se escuchaba completamente destrozada, Valentina se levantó de la cama yendo en busca de lo que su esposa necesitaba, encontrando el bolso en la esquina del objeto de madera, lo agarró rápidamente y regresó con Juliana que se encontraba levemente recostada sobre la cama.

—Juliana —la morena lo tomó con la respiración más agitada que hace algunos instantes buscando con desesperación en los bolsillos hasta encontrar un pequeño estuche de color amarillo bastante oscuro pero translucido, por el cual se podían ver largas píldoras blancas, Valentina observó serenamente las acciones de su esposa, como abría el pote y dejaba caer dos pastillas en sus manos, llevándolas directamente a sus labios y pasándolas aun sin agua, cerrando los ojos con fuerza cuando las píldoras pasaron por su garganta, seguramente raspando toda la cavidad a su paso.

Luego regresar el pote a su lugar, Juliana se hizo una pequeña bolita a un lado de la cama, cerrando los ojos y recogiéndose en sí misma, bajo la mirada de Valentina. La mayor dejó que Juliana se quedara dormida en la misma posición en la que se había acomodado anteriormente, cuando comprobó que Juliana estaba profundamente dormida la levantó con cuidado para acomodarla mejor en la cama, su esposa era bastante ligera y... de alguna manera huesuda, notaba como sus brazos colgaban inertes dejando a la vista los huesos de sus muñecas y el de la cadera, la arropó con una manta y la dejó sola en el cuarto para que descansara.

Valentina se quedó echada sobre el sofá de la estancia, Juliana había entrado en cuadro de ansiedad ante sus ojos, al enterarse de que ella no había sido la que solicitó la boda, quien sea que le haya dicho semejante mentira a su esposa debió haber esperado que nunca se enterara si es que terminaría en una situación así.

Prometidas |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora