"Noches Llenas de Melancolia" [Touhou: P-FO] #4

-Los Pétalos Dejaron de Ser, Ahora Son Algo Más- [Final]

'Despierta' fueron las últimas palabras de Nikushimi to Urami antes de que, tanto la luz como el mundo entero pudiese salir del pozo depresivo que ésta causaba. Ella, la reina oscura se había arrepentido después de tener su victoria, ¿para qué querría ser reina si no había nadie a quien gobernar? antes de desaparecer pensó en las amigas de Yūutsu to kanashimi, pensó en su propia madre y como entendió que nunca le debió nada, su odio irracional hacia los seres vivos siempre fue por elección propia; siempre se imaginó a ella misma alcanzando el grado más alto de inteligencia y evolución, pensó qué, cuando llegase sería una autentica diosa maligna todopoderosa, por poco fue así, el único inconveniente es que la mente también evoluciona con el cuerpo, de tener una mentalidad debil basada en la violencia, el miedo y el odio nació un ser capaz de entender estos sentimientos complejos y evitarlos casi por completo. No era un ser de luz, ni mucho menos, pero sí había entendido por completo todo lo que había hecho, entendió por fin que era lo que su madre quería realmente para ella, para su persona; siempre quiso que su amada hija fuese querida, que aprenda a amar y que tenga confianza y comprensión por las personas; Nikushimi to Urami por otro lado siempre interpretó estas palabras como dar y recibir violencia, ya que es lo único que siempre conoció desde su primera materialización, violencia. Con el tiempo Nikushimi to Urami fue odiando a los seres vivos por igual, tomándoles rencor por creer que solo ellos podían ser felices, tanto fue su odio que influyó por muchísimo tiempo en la mente de los seres, con cada día que pasaba, la gente se iba volviendo más violenta, odiándose unos a otros, guerras, peleas... muertes... toda persona que se consideraba pura cayó ante la influencia de Nikushimi to Urami con el paso de los siglos, todos menos aquellas personas que no fueron creadas para odiar o sentir algún tipo de rencor, personas como Reimu Hakurei podían acabar con este ser, personas totalmente puras que no podían caer ante la influencia solo podrían tener si quiera una oportunidad, pero hoy eso acabó, el incidente que duró siglos por fin acabó.

...

"¡Señorita! ¡señorita despierte! ¿está usted bien?" Una voz desconocida. Cuando Reimu abrió los ojos pudo verla por primera vez, ¿era esta la chica la que causaba tantos problemas? al perecer así era. 

"Hola..." susurró la sacerdotisa con una voz debil, si bien físicamente estaba sana, sentía un fuerte dolor en el abdomen, no recordaba del todo la razón.

"Mi nombre es Yūutsu to kanashimi ¿cual es tu nombre?" preguntó la menor con cierto tono de inocencia. Reimu tardó en responder, el cabello rojizo de la joven youkai le recordaba a Marisa en sus viejos tiempos, no puedo evitar sonreír por el increíble parentesco, ¿una simple coincidencia tal vez? debía serlo, sería incomodo que Marisa tenga una hija perdida de la nada.

"Soy Reimu Hakurei, la mejor sacerdotisa de todo Gensokyo." la de mechones marrones estaba jugando con la menor, ya que se podia ver una sonrisa burlona en su rostro, la pelirroja tardó en entender pero si llegó captar el chiste al final. Yūutsu to kanashimi ayudó la mayor a levantarse, dándole la mano de forma amistosa.

"¿que pasó? ... no recuerdo nada... ¡¿p-porqué tengo el cabello tan largo?!" Reimu se acarició el cabello con curiosidad, por alguna razón que no entendía lo tenía muy, muy largo, ¿hasta la espalda tal vez? ella no era la única, Yūutsu to kanashimi también lo tenía largo, hasta los hombros, asegurado. ¿qué había pasado? ¿cuánto tiempo pasó sin que se de cuenta? ciertamente no sabía. 
En realidad, pasó una cantidad de tiempo considerable antes de que Reimu despertase en aquel mundo sumergido en la oscuridad mas absoluta; ¿días, meses... años? prácticamente nadie lo sabía, ni siquiera la misma Nikushimi to Urami, físicamente habían crecido, pero en lo que recuerdos se refiere, se quedaron atrás. 
Reimu Hakurei y Yūutsu to kanashimi se quedaron conversando un buen rato las dos, intercambiando palabras y anécdotas un buen rato, parecían amigas de toda la vida, como si ya se conocieran de antes, era algo muy tierno.