¡ocho!

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La escuela era aburrida. No tenía color, la bulla de sus compañeros lo desesperaba. No sabía si hoy todos estaban un poco más idiotas o el estaba más irritado. Y como no lo estaría, Heeseung había faltado durante dos días seguidos y sentía como si le hubieran quitado el color a su vida.

Ew. Eso había sonado tan patético y cursi, pero era exactamente como se sentía. Cuando se sentaba junto al chico siempre se reían de cualquier cosa, tenía su mismo sentido del humor, se quejaban juntos de las tareas, comían a escondidas en clases, incluso los habían sacado del salón por reírse. Heeseung era el mejor compañero de puesto que había tenido, claramente lo extrañaba y le preocupaba su falta.

Así que cuando la campana para el recreo sonó, tomo una decisión riesgosa y tonta, pero era algo que Riki haría sin dudar.

Tomo su mochila y salió de la sala buscando a Jay, ya que quería hablar con él antes de hacer la locura que quería cometer.

Lo vio sentado en el patio con una bota ortopedica debido a su lesión, quiso reirse por su cara de aburrimiento al no poder jugar fútbol como siempre lo hacía en los recesos. También observo que su hermano no se encontrará cerca, ya que eso arruinaría su plan.

Así que se acercó a el cuidadosamente.— Hola, lisiada.

Jay lo miro de mala manera mientras el sonreía.

— Cuando me saquen esta maldita cosa te la voy a poner de sombrero.— le gruño cruzándose de brazos.

— Tranquilo, recuerda que ahora hacemos el amor y no la guerra.— le dijo aunque se retracto de inmediato al pensar en lo raro que había sonado eso.

— ¿Que quieres?.— le pregunto haciéndole recordar que debía ser rápido.

— Quiero que cuides de mi hermano porque voy a escaparme.— le dijo seguro. El otro lo miro sorprendido.

— ¿Por qué?— le pregunto.

— Porque... Tengo que solucionar un problema.— respondió.

— ¿Necesitas ayuda?.— preguntó. Riki sonrió, porque sabía que si necesitara ayuda Jay incluso lo ayudaría a escaparse, pero estando lesionado no era de gran ayuda.

— No, no te preocupes. Solo necesito que estés pendiente de mi hermano, que si alguno de los idiotas lo intenta molestar le pones tu botita de sombrero.— le sonrió como si sus palabras fueran amables.

El otro le sonrió de igual manera.— Se las voy a meter por el trasero, si se atreven a molestarlo.— la sonrisa desapareció a medida que hablaba.

— Ni siquiera tenías que pedirme esto, sabes que lo defiendo de todas maneras.— dijo dejando de mirarlo.

— Entonces me voy, no le digas a Jungwon que me escape, házme ese otro favor.— pidió.

— Está bien, no diré nada. Pero Jungwon es lo suficientemente inteligente para darse cuenta solo.— le dijo.

El sabía eso, sabía que en cuanto Jungwon notara que no estaba se daría cuenta que se había escapado.

— Nos vemos.

Se despidió caminando normalmente hacia la parte trasera de la escuela, había un salón abandonado donde solían dejar sillas rotas o cosas que no usaban. Nadie iba por ahí, al menos que fueran a dejar sillas rotas. Para su suerte el lugar estaba despejado. Abrió una de las ventanas saltando por ahí, al otro lado había un espacio reducido que daba con una pandereta. Lanzo su mochila hacia el otro lado para luego saltar sobre la pandereta y salir al otro lado.

Rezaba porque ninguna cámara de seguridad lo haya notado.

Tomo su mochila comenzando a caminar casualmente. Había usado sus habilidades persuasivas para que el profesor le dejara ver la dirección de Heeseung, la cual estaba anotada en el libro de clases. Era muy bueno sacándole información a la gente, era bueno con las palabras. Aunque últimamente se ponía nervioso cuando los ojos verdes bonitos lo miraban, no le gustaba eso. Sentirse como un pez fuera del agua, que temblaba y se quedaba sin aire cada vez que sus ojos se fijaban en el.

⌗ 𝗽𝗮𝗱𝗿𝗲𝘀 "𝗱𝗼𝘀" [pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora