¡nueve!

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La escuela estaba demasiado tranquila, y eso era muy raro. No estaba el bullicio de los hombres jugando deportes, o peleando.

Ya que Jay y Riki eran los que provocaban la mayoría de las peleas se sentía aún más rara la tranquilidad. Sabía que Jay no debía meterse en problemas por su lección, pero también sabía que eso no lo detendría si alguien lo provoca. El problema estaba en que no había visto a Riki, ni en la cancha, ni en los pasillos, ni fuera de su salón. No estaba en ninguna parte. Su hermano siempre encontraba el momento para molestarlo e invadir su espacio. ¿Dónde se había metido Riki?

Decidió comenzar a buscarlo por si se había metido el problema. Lo primero que hizo fue buscarlo en la dirección, si se había peleado otra vez debía estar ahí. Entro disimuladamente en el lugar mientras observaba a su alrededor.

— Jungwon, ¿Necesitas algo?.— pregunto la recepcionista. Era una amable mujer que lo conocía muy bien.

— Hola.— saludo antes de acercarse a ella sigilosamente.— ¿Mi hermano no está con el director?— pregunto.

— En realidad no, hoy no lo he visto por acá.— respondió.

— Okay, muchas gracias.

Su segundo lugar era el salón donde estudiaba. Camino por los pasillos con más rapidez de lo normal, ya comenzaba a preocuparse. Al llegar noto que solo habían unos cuantos chicos en su interior, de los cuales ninguno era Riki. Los miro con detenimiento reconociendolos, sabía que su hermano había peleado un par de veces con ellos por lo desagradable que eran.

Suspiró entrando al salón, inmediatamente todos le quedaron mirando. No quería sentirse intimidado pero se sentía muy pequeño e incómodo con ellos a su alrededor.

— ¿Necesitas algo?— pregunto uno de ellos mirándolo de pies a cabeza.

Mantuvo su cara sería.— ¿Han visto a Riki?— pregunto intentando sonar imponente aunque en ese momento se sintiera la persona más pequeña del mundo.

— Después del segundo recreo no lo hemos vuelto a ver.— respondió el mismo chico.

Frunció el seño. ¿Donde se había metido su hermano?

— Muchas gracias.— respondió para luego intentar marcharse pero el mismo chico que estaba hablando se acercó a el y lo tomo del brazo.

— ¿Quieres te ayudemos a buscarlo?.— pregunto. Jungwon tiro de su brazo para soltarse y mirarlo enojado.— Vamos, nosotros te ayudamos a buscarlo y tú nos puedes dar algo a cambió.

— Yo estoy vendiendo puñetazos, dos por uno. Pero por ser ustedes, mis clientes favoritos, se los dejo gratis ¿Quien quiere?.— reconoció la inconfundible voz de Jay enojado. Rápidamente se alejo del chico para caminar hacia el. Quería esconderse en sus brazos como lo hacía con sus padres cada vez que se sentía intimidado.

— Vámonos, tengo buscar a Riki.— le dijo tomándolo de la mano para sacarlo del salón. Jay no puso mucha resistencia mientras lo conducía por los pasillos.

— ¿Que hacías hablando con esos idiotas?— pregunto aún enojado. Parecía un niño haciendo un berrinche a su mamá.

— No encuentro a Riki, me dijieron que no lo han visto desde el segundo recreo.— le informó. La cara de enojo de Jay cambio inmediatamente, cosa que le pareció demasiado sospechoso.

Soltó su mano, aunque no quisiera hacerlo ya que aún estaba algo nervioso pero tenía que presionar a Jay para que hablara.

— ¿Tu sabes dónde está?.— pregunto poniéndose frente a el.

Jay era alto, probablemente lo rebasaba por más de diez centímetros, pero en ese momento parecía un bebé pequeño que le mentía a su mamá. ¿Cómo alguien de metro setenta podía intimidar a alguien de un metro ochenta y tantos?

⌗ 𝗽𝗮𝗱𝗿𝗲𝘀 "𝗱𝗼𝘀" [pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora