¡doce!

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Riki se encontraba en su última clase, como todos los alumnos presentes se encontraba bastante cansado y con ganas de irse. Heeseung a su lado se encontraba de igual manera, ambos estaban tirados sobre la mesa queriendo que el tiempo pasara rápido.

— Como se había acordado, la próxima semana deben entregar el informé sobre la industrialización que debían realizar en parejas. — la voz de su profesor les hizo a ambos mirarse horrorizados. Mierda.

Con Heeseung podía hacer muchas cosas juntos, porque ambos conectaban de manera increíble. Les gustaba hablar de cosas tribales, desde porque existían los seres humanos hasta porque el maíz no se desintegraba en su estómago y salía casi completo en su caca. Les gustaba escuchar música desde Queen hasta Juan Gabriel. Tenían el mismos sentido del humor sarcástico y podían jugar con cualquier cosa. Les gustaba mirar videos de vacas bebés y les gustaba tomar helado Oreo. Cuando tenía momentos dónde podía profundizar sobre sus pensamientos y sentimientos llegaba a pensar que Heeseung era su alma gemela. No encontraba otra razón para que un chico que conocía hace unos cuantos meses lo hiciera sentir tan bien.

Heeseung era su amigo. Con el que veía documentales de asesinos seriales y también todos los programas de cocina, con que podía ver películas de terror y luego ver Disney para pasar el susto. Con Heeseung no tenía que fingir nada, podía ser el chico torpe y desalineado que solía ser. Podían hacer cualquier tipo de actividad juntos.

Menos, hacer la tarea.

El miedo recorrió su columna vertebral pensando que deberían realizar un informe de un mes en tres días, tenían exactamente viernes, sábado y domingo para tenerlo listo para la siguiente semana. ¿Podrían? Probablemente no, pero claro que lo intentarían.

— Me quiero acariciar la yugular con una motosierra. — se quejo el castaño dejando golpear su cabeza contra la mesa. — ¿Tienes una motosierra?

— Nop, pero podemos poner nuestras cabezas en una vía del metro. — le respondió.

— Acepto.

— Quédate con quién puedas meter tu cabeza en la vías del metro. — suspiro intentando sonar como un vídeo motivacional. Heeseung soltó una pequeña risa haciendo que todo su animo volviera. Le encanta la risa del castaño, era como música para sus oídos. Literalmente, Heeseung le había mandado un audio riendo y el la había convertido en una canción, algo extraña pero que le encantaba. Su amigo la odiaba, porque pensaba que Riki lo había hecho para molestarlo pero la realidad era otra.

— ¿Podemos avanzar el trabajo?— pregunto susurrando para que el profesor no se enterará de que no tenían nada hecho.

Riki asintió. — ¿Mi casa o tu casa?

— La mía, tengo que alimentar a mi bebé.

Riki volvió asentir. Heeseung tenía como mascota un hámster que era prácticamente un alma suicida, cada vez que podía intentaba acabar con su vida. El gato de Heeseung había intentado ayudarlo con su cometido, metiéndose el pequeño animal a la boca, pero entre todos los presentes lograron sacarlo a salvó. No tenía idea porque este pequeño animal tenía tantas ganas de morir sin vivía mejor que cualquier ser humano, Heeseung lo trataba como un rey.

— Si tu papá salió a comprar sin el, probablemente ya se habrá intentando matar unas cinco veces. — se burló.

Heeseung le saco la lengua. La manera en que habían encontrado el animal también era bastante cómica. Básicamente lo encontraron en una calle, al costado de una vereda, el animal había escapado de algún lugar y por más que buscaron a su dueño no lo encontraron. El castaño decidió quedarselo, pero el hámster no lo quería a el. El primer día escapó y estuvo vagando por dos días hasta que un vecino lo encontró. Nadie sabía cómo seguía con vida, por eso ambos decidieron llamarlo grillo, por su suerte.

⌗ 𝗽𝗮𝗱𝗿𝗲𝘀 "𝗱𝗼𝘀" [pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora