Sé que me quieres, dispara la bala y gana el duelo, porque ya lo tienes comido.
Desenfunda y deja escapar lo que sientes, para que me llegue.
Que yo ya me he quedado sin munición y parece que no he acertado ningún tiro.
¿Si no me quieres? Fin del duelo, batalla fallada, miradas distanciadas, fundas cubiertas por sentimientos no correspondidos, no descubiertos.
Mi arma. Vencida, pesada, caída.
Mi bala finalmente hundida, por su corazón de acero.
Como un escudo.
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