KiriKami.

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Dia 4

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Dia 4.
Helados.
Au sin quirks.
Kaminari tiene 23 y Kirishima 22.

Kaminari tiene 23 y Kirishima 22

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–¡Buenos días!

»¿Te pongo lo de siempre verdad?

La voz alegre de Denki sobresale en la silenciosa heladería, para su suerte ese día no había muchas personas. De hecho Mina, su mejor cliente, junto con su amigo Kirishima eran las únicas personas ordenando y las que primero atendía el rubio, no le sorprendió en lo absoluto ver a la chica de cabellos rosados, lo raro sería no verla.

–¡Hola Denki!

»Tú ya sabes la respuesta.

Con su sonrisa al máximo le dio el papel en donde tenía su orden, era más por costumbre que por necesidad.

Mina Ashido era una de las clientes más frecuentes en la heladería en donde Denki trabajaba. Había ido tantas veces que su relación era más cercana a una amistad que otra cosa, había veces en donde hablaban de cualquier tema y otras sobre sus preocupaciones, había empezado como una relación muy parecida a la que un cantinero tiene con el cliente que se sienta en la barra y habla de sus problemas esperando desahogarse más que encontrar una solución, la diferencia era que no había alcohol… bueno, con la excepción de un sabor, pero llevaba tan poco cantidad de Room que era imposible que alguien quedara borracho solo por tomarlo. 

Por eso cuando la veia no podia evitar alegrarse, era un gran respiro de su dia, especialmente de aquellos clientes que pedían helados imposibles de servir como lo eran los de tres bochas bañados en chocolate o aquellos que estaban tan enojados que descargan ese enojo contra lo más mínimo.

–¿Y el otro de qué será?

Dijo mientras hacía contacto visual con aquel chico de cabellos rojos. Lo conocía bastante poco, no iba tan frecuente como Mina y si iba era con la chica, lo único que sabía de él era por su amiga.

No le gustaba hacer contacto visual, se sentía como si estuviera desnudo, como si aquellos ojos rojos pudieran ver su alma, por alguna razón solo verlos hacía que su corazón latiera con fuerza y que su movimientos fueran un poco más torpes que de costumbre, como si toda su práctica como heladero se hubiera esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Eso lo enojaba mucho, realmente lo enojaba, nunca había creído en el amor a primera vista, por eso se decía una y otra vez que sus nervios solo eran por estar frente a alguien tan guapo y que a simple vista era su tipo, pero eso tampoco servia ya que se repetía una y otras vez que era un adulto, no podía tener esos compartimentos como si fuera un adolescente que se enamora por primera vez.

Bakusquad Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora