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Dia 3.
Diario, tocar tu piel.
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El miedo al igual que las inseguridades nos hacen humanos, no hay humano que no tenga al menos uno. Ya sea Inseguridades que creemos pequeñas y sin sentido, o grandes las cuales justificamos de miles de maneras, las inseguridades al igual que los miedos siempre estaban ahí… Katsuki Bakugo, un estudiante de la UA que a simple vista era una persona completamente seguro de sí mismo, un poco narcisista según algunos, en realidad tenía bastantes Inseguridades al igual que miedos.
Bakugo era en realidad un gran actor. Fingía que había situaciones, palabras o incluso acciones que no le afectaba en lo más mínimo, o que le causaban una reacción completamente diferente. Muchas veces lo hacía no para que los otros le creyeran, en parte sí, pero lo que más le importaba era poder creerlo él mismo.
No le gustaba aceptar que cuando iba a la casa de algún amigo, como lo era Jiro, se sentía cómodo incluso en cierta forma importante para los padres de su amiga. No era que odiara a sus padres, pero muchas veces sus acciones al igual que sus palabras hacían que se cuestionan seriamente, ¿Realmente sus padres lo querían?, ¿O solo era una molestia? Entendía que su madre tenía un carácter fuerte y que debía aceptarlo, pero eso no hacía que imaginara cómo sería si fuera un poco amable.
Situaciones como esas había muchas. A veces también se sentía inseguros de sus habilidades, ¿Realmente era tan bueno como creía? ¿Qué pasaría si de un momento a otro por una pequeña distracción se equivocaba y quedaba en ridículo con toda la clase? Constantemente esos pensamientos solían darle bastante ansiedad, lo que hacía que esos pensamientos fueran más fuertes y la ansiedad fuera peor, un círculo viciosos del cual solo lograba salir por la obligación que le daba el continuar, si no lo hacía no podría cumplir su sueño y eso lo llenaba de ira.
Sin embargo eso no era lo único, no solo era la obligación, si no el hecho de que aquellos miedos como inseguridades habían disminuido muchísimo. Gran parte de ello se debía a sus amigos, lo que más necesitaba en su vida era no estar solo, tener personas que lo acompañaran y aunque no estuvieran cada cinco segundos asegurándose de que estuviera bien, servían mucho, como un “Hey, estamos contigo. Si te caes no es necesario que te levantes tú solo. si cometes un error no nos reiremos de ti, y si alguien lo hace lo golpearemos en la cara”, por supuesto que nunca lo diría en voz alta, nunca admitiría que esos tontos se habían convertido en un pilar importante en su vida. De todas esas personas sin duda el que más lo había ayudado había sido su novio Kirishima, quien constantemente le ayudaba recordando que estaba ahí y dándole un empujón para poder mejorar por su propia cuenta, porque aunque los demás lo ayudaban también era un trabajo bastante, muy, interno.
