Me resulta interesante cómo funciona el cerebro, cuando las personas demuestran que todo va bien en sus vidas y sin embargo todo puede estar desmoronándose en su interior. Como algo que pasa por la mente por una fracción de segundos, puede ocurrir o no con el simple hecho de mover tan solo un dedo. Cuando creemos que sabemos como los demás nos ven y por lo que pasamos, pero en realidad el resto solo cree lo que imagina de nosotros.
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Difusión es el nombre del sector que se encuentra arriba de el cubo. Allí operan los "cocineros", personas encargadas de cargar los difusores con aserrín, inyectarle vapor, formol, soda cáustica u otros químicos para poder cocinar el quebracho molido y extraer el famoso tanino. El encargado de los autoclaves, tanques donde se acopia el extracto y el encargado de los "doble efecto"; tinas donde se concentra aun mas el tanino extrayendo todo el hidrógeno que conserve. Todos ellos se encuentran en el sector de difusión, donde tambien tienen su sala de control; lugar donde se reúnen para conversar, comer y reir.
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Años atrás, incluso antes de que yo ingresara a la fabrica, se trabajaban jornadas de 8 horas y cuando algún jefe te pedía que hagas horas extra (ya sea porque algun compañero se enfermaba, o porque despedían a uno) necesitaban que cumplieras 16 horas seguidas. Fue a partir de ahí que nació la expresión "te quedas a doblar?", refiriéndose a quedarse a hacer el doble de horas... pero de una forma mal dicha ya que la mayoría de los empleados más antiguos, eran analfabetas.
Un día, los jefes necesitaban que uno de los hombres de doble efecto se quedará a hacer horas extra, pero no solo un día... Sino una semana entera, pues un operario había enfermado de alguna gripe. Él por supuesto accedió y cumplió durante unos 2 o 3 días con las 16 horas diarias; fue así hasta que en toda la fabrica se hizo eco de un rumor: el tipo que estaba haciendo horas extras, vivía en un barrio cercano a la fábrica, y alguno de los muchachos había visto que durante sus extensas jornadas laborales, su mujer andaba con otro tipo.
Por supuesto que esto lo molesto un tanto; porque habrían de hacer un chiste así? porqué esparcirlo con tal seriedad?. Y por otra parte realmente sentía curiosidad, quería tener la verdad en frente, asique le mintió al jefe cuando le dijo que se sentía mal a mitad de un turno extra. Se retiró para hacer frente y encontrarse con ese rumor... Su mujer, en su casa, con otro tipo. Como nada bueno resultan de estas situaciones, el se separó, ya que la casa ni siquiera era de él; asique se fue a vivir a otro lado, dejando atrás esa historia.
Pero los que no pudieron dejar atrás esto fueron sus compañeros del sector, quienes al darse cuenta que en verdad era cierto el rumor, no pararon de hacer bromas sobre lo acontecido. Una y otra vez se reiteraban las burlas, con los mismos chistes todos y cada uno de los días desde que fue engañado.
Esto hasta que un día entró a la fabrica, pero con una gesto en su cara, que no podía desdibujarse. Traía la mirada pérdida, como si estuviera con su mente en blanco mientras le dirigias la palabra; su boca temblaba como si tiritara de frío, pero hacía calor.
Subió hasta su sector para escuchar los mismos chistes de todos los días, sacó de su mochila un revolver calibre .38 y apuntó a dos de sus compañeros del sector. Gatilló dos veces... veces en las que no salió ninguna bala; colocó el revolver bajó su menton, apuntandose y esta vez si efectuó el disparo.
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Varias veces me tocó subir a limpiar o pintar el sector cuando trabajaba con la Cuadrilla de Tareas. En esas ocasiones habia notado un manchón sobre una pared, como si alguien hubiera volcado algo ahí y no lo hubiera limpiado por un largo tiempo.
Cuándo se lo pregunté a los muchachos del sector solo supieron decirme que ese era el único rastro que podía verse de aquel hombre abatido, que a veces cuando hace frío, cuando hay un clima húmedo o simplemente por las tardes, esa mancha aparece un tiempo para luego irse.
Esa pared era la que estaba detrás de aquel operario, el día que se disparó.