Julián parecía una persona buena, transparente, que de la manera en que te trata es su manera de ser. Lo había conocido gracias a mi cuñada ya que eran compañeros de primaria, el tendría unos treinta y pico cuando hablamos por primera vez; yo había acercado mi currículum a la fábrica porque la situación económica era difícil y el me había asegurado tranquilidad al decirme que conseguiría un puesto para mi.
A las dos semanas de llevar mis papeles, me llamaron desde el departamento de recursos humanos de la fabrica para comenzar mis estudios antes de firmar un contrato. Que iluso fui al creer que me contratarían para trabajar en algo relacionado a mi título.... El cubo fue el primer lugar donde estuve, seguido por tareas de reproceso, que era donde se recuperaban productos con alteraciones quimicas. En este último sector fue donde conocí la verdadera cara de Julián, un tipo tenaz con un pensamiento motivacional destructivo: "el fin justifica los medios".
Me hacía cortar cientos de bolsas por turno, no quería que descanse ni 5 minutos y cuando el pasaba por el sector y me veía bajando el ritmo, comenzaba a gritarme. Tarde me di cuenta que había gente que era parte del sindicato a mi alrededor y que no movian un dedo para detener esa situación de persecución laboral; de todos modos al estar simplemente contratado, no pensaba abrir la boca pues eso me podría costar el trabajo que al fin había conseguido.
Mil veces me pregunté lo mismo:
- Porqué me presiona tanto? Acaso no se da cuenta que yo mismo me presiono?
El solo hecho de que se trate de un conocido de la familia de mi mujer, ya era motivo suficiente para que yo me presione solo para tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Pero la respuesta era tan simple como sumar dos mas dos: el tipo estaba recibiendo un porcentaje por cada pallet de producto recuperado y eso lo motivaba a tenernos allí, en medio de ese torbellino de suciedad, calor y maltrato.
Cuando el sindicato intervino y cerraron el sector de reproceso por condiciones inhumanas, fui a parar en la Cuadrilla de Tareas Rutinarias Varias, o como se la conoce en la planta: CTRV. El jefe de ese área era tranquilo y comprensible, limpiabamos, barriamos la calle interna, pintabamos cosas, teníamos horario para desayunar y para refrigerio; sentía que había llegado al paraíso despues de tanto infierno. Pero es cierto cuando dicen que lo bueno dura poco... el jefe de ctrv había enfermado y tenia que estar un tiempo afuera, asique quién lo cubrio? Si, era Julián de vuelta. Parecía que era obra del destino que ese tipo estuviera detrás mío; y como cereza sobre pastel, había una auditoría para certificación que estaba a punto de hacerse en la fabrica asique debíamos dejar todo en orden.
Aún recuerdo que toda esa quincena la pasé haciendo horas extra. Todos los días quedaba 12 horas adentro de la planta, pintando, limpiando, retirando basura y chatarra; y por supuesto todo esto bajo la presión de aquel tipo. Y es increíble como al trabajar bajo presión se pueden cometer errores tan simples, como cuando rendís un examen en el colegio; errores simples y tontos, como meter la mano para limpiar una cinta transportadora que aparentemente estaba parada pero solo estaba trabada por un trapo entre la cinta y el rodillo que se encuentra al final de la misma. Quize retirar ese pedaso de trapo y cuando al fin salió, la cinta se movió con una fuerza tremenda, agarrando mi pulgar de la mano izquierda contra el rodillo. Fue tanta la fuerza que llevaba, que me arrancó la uña de un solo tirón; es más, no me di cuenta que no tenía la uña hasta que el enfermero me puso agua oxigenada en el dedo.
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Afuera del predio de la fábrica se encuentra el depósito de productos terminados, que ocupa casi toda una manzana. Pegado a este depósito, está el sector de automotores: donde se estacionan los vehiculos de logística de la empresa, acá se los lava y repara; también está la oficina de los camioneros. Por último, al lado de automotores está el sector donde se acopian los residuos contaminados, tales como bolsones y bolsas destinados a cargar productos y que por algún motivo se vaciaron.
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Volvía de mi licencia por la pérdida de la uña, y tuve suerte de no tener ninguna fractura o fisura; me habían asignado una tarea liviana en el sector de automotores junto a la cuadrilla, Julián estaba suspendido por haberme hecho trabajar con una maquina en movimiento (es por esto que mencionaba que pueden llegar a ocurrir accidentes tan tontos cuando se trabaja bajo presión) asique todo marchaba bien.
La tarea consistía en anotar en una planilla todo el peso de los residuos que compactaban mis compañeros, esto para calcular el peso que debía cargar el acoplado del camión asique era una tarea sencilla.
Mientras anotaba lo que me habian asignado, recorría el taller de automotores y observaba; el lugar se veía muy abandonado, muebles viejos, lleno de tela de arañas, polvillo y mucha vegetación ya que es un lugar abierto.
Estaba parado al lado de la rampa de elevación para vehiculos cuando se me hizo escuchar un sonido, parecía como un golpe sobre una chapa; no le presté atención y seguí con mi tarea. Al cabo de 5 minutos volví a escuchar otro sonido, pero esta vez parecía como si alguien estuviera arañando esas mismas chapas; supuse que sería alguna paloma ya que suelen haber muchas sobre los techos de la fabrica. A los minutos volví a escuchar esos arañasos junto con los golpes; esta vez lo relacione a cualquier otro animal, podía ser un gato, un zorrino (muchas veces se esconden entre los troncos de quebracho) o incluso ratas corriendo. Pero ya había podido identificar de donde venían: de la oficina abandonada.Los golpes en las chapas ya eran mas progresivos y hasta sus repeticiones sonaban como si se tratara de un código morse, asique decidí acercarme a mirar.
No habia nadie allí, solo muebles y un escritorio viejo, una silla de oficina rasgada, todo lleno de tierra de hace años. Me acerco al escritorio para abrir uno de sus cajones y solo encuentro papeles, parecían remitos o cartas de porte (como esas que usan para traslado de productos o materia prima), y muchos papeles amarillentos de lo viejo. Habia un olor a moho y humedad tremenda; observo las paredes de chapa y bien pegado a ellas habian muchas plantas, se ve que entre la sombra y la humedad crecieron solas y ya tenian por lo menos un metro y medio de alto, osea que llevaban años ahí.
Salgo de la oficina ya que no volví a escuchar otro ruido y me acerco a uno de los muchachos más antiguos del grupo, que se encontraba descansando con el resto a la vuelta de la rampa mientras esperaban que otro de ellos vuelva con el agua fresca. Le pregunté para que se usaba esa oficina antes y el me responde:- Ahi descansaban los camioneros cuando venian a traer troncos desde el interior, a veces tenían que quedarse hasta el otro día para transportar otra carga y entonces quedaban por acá. Pero hace mucho se dejó de usar este lugar.
- Por qué? Le pregunté con algo de incertidumbre mientras nos parábamos en el umbral de la puerta de entrada a la oficina.
Entonces me respondió:- Hace como 20 años, cuando yo era nuevito acá, uno de los camioneros se suicidó adentro de esta oficina, entonces ahi dejaron de venir y menos a quedarse a dormir...
No terminó de decirme eso último que levanté la mirada para darme cuenta de un detalle que había pasado por alto cuando observé todo en el interior de aquella oficina. En el techo, como a 3 metros de altura y atada al tirante de madera que sujetaba el techo de chapa, había una soga gruesa y sucia, enredada con varias vueltas al listón de madera y en la punta, colgando, llevaba hecho un lazo como si alguien la hubiera usado para ahorcarse.
-...La soga ésa, la usó para matarse el camionero, y ahi nadie más quizo tocarla; Nadie se anima. Me dijo mientras indicaba hacia el techo con su mano.
No le conté lo que habia escuchado ni le pregunté si ellos habían escuchado algo, pero creo que ya sé a que se debían esos ruidos.