Una de las partes más altas de la fabrica, se la conoce como "el piso". Es donde llega todo el quebracho procesado, o mejor dicho, molido en aserrín. Un elevador lo transporta hacia una cinta, que se encuentra junto a un carrito de metal muy pesado; este último se va cargando con el aserrín para luego distribuirlo manualmente en los difusores que se encuentran debajo. El carrito se desliza a través de dos guías, como si se trataran de los rieles de un tren; y el operario a cargo de realizar estas maniobras es conocido como "el pisero".
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Antes de la llegada del departamento de recursos humanos, toda persona que quisiera ingresar a trabajar a la planta, debía recurrir directamente al jefe de fábrica, hombres muy serios y estrictos que fácilmente aceptaban darte un puesto; no existían los contratos, ni plazos temporales, ni cualquier herramienta legal que establezca tu llegada o tu permanencia en la fabrica... solo sabías que llegada la fecha de cobro tendrías tu plata en mano.
Así como era facil iniciar en la planta, también era una tarea simple ingresar alcohol puesto que no habia personal de seguridad que controle dichas acciones.
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Hablando con algunos compañeros que ya llevan décadas adentro de la fábrica, cuentan la historia de un pisero, que durante sus jornadas laborales acostumbraba tomar. Traía consigo una o dos cajas tetra de vino, escondidas en su mochila; se sentaba en el balcón mas alto de la planta y allí tomaba sin prisa ese vino caliente, que permitía que el calor del sector se intensifique ante la temperatura corporal que le elevaba dicha bebida.
Cuando menos lo imaginó, el efecto del alcohol en su cuerpo no tardó en llegar; llevaba su rostro colorado, se encontraba somnoliento y su cuerpo tambaleando.
Esto no significaba dejar su puesto pues la falta que habia cometido podria representar su despido, por lo que siguió trabajando con su carrito; lo llevaba de un lado hacia otro, cargando y descargando el aserrín.
Dicha tarea cada vez la ejecutaba mas lentamente que la vez anterior, su cuerpo estaba exigiendo el descanso y él se negaba; fue así que envió al carrito hasta el principio de la cinta, esperando su carga, él se acercó al final de una de las guías del carro y apoyó sus antebrazos para poder recostar la cabeza en su búsqueda del tan anhelado descanso.
Dado que el operario no estaba manipulando los comandos, el carrito no paró... volvía con velocidad, a esto sumar el peso del metal de fundición con el que estaba hecho, más la carga de aserrín que traía. No hizo más que aplastar de forma contundente la cabeza del pisero contra la pared que se encontraba al final de la cinta.
El tipo había muerto a causa de sus propias acciones, y no había nada más que hacer ya que falleció en el acto.
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Cuando la fabrica está en marcha, es normal ver como el carrito se mueve solo... yo lo he visto.
Y cuando la planta se encuentra en parada por mantenimiento anual, se pueden escuchar gritos de dolor, los gritos del pisero.