Sugar Mommy || MiChaeng [Pausada]

3

– ¿Cómo estuvo su día? – preguntó Jinki juntando sus manos por encima de la mesa.

– Normal – respondió Chaeyoung mirando su plato vacío – Las chicas estuvieron aquí, conocieron a Mina.

– Espero no te hayan incomodado – el mayor le habló a la japonesa, que hasta el momento no había articulado palabra alguna – ¿Mina?

– ¿Eh? – parpadeó algunas veces, saliendo de sus pensamientos – ¿Qué has dicho?

– Las amigas de Chaeyoung, ¿no te incomodaron?

– No, para nada – sonrió forzadamente – Realmente, son bastante entretenidas.

– A veces son un poco complicadas – apuntó el hombre – Para el cumpleaños número 20 de Chaeyoung hicieron una fiesta con piscina, casi matan a mi hija.

Al escuchar eso, la japonesa se atragantó con su saliva y su rostro se volvió completamente rojo al recordar el incidente de la tarde. Aún no podía quitarse de la mente la imagen de ella besando a Chaeyoung.

– Hoy sucedió algo similar – comentó Chaeyoung – Ryujin me lanzó a la piscina, no podía salir a flote – recordó – Pero Mina se lanzó a salvarme.

– ¿En serio? – Jinki estaba sorprendido.

– Sí, ella fue muy rápida – sonrió la menor – Estoy muy agradecida.

– N-No fue nada – murmuró Mina avergonzada – Lo hubiera hecho por cualquiera.

– Entonces... ¿Eso quiere decir que ustedes ya se llevan bien? – preguntó el mayor con una sonrisa de felicidad.

– No somos las mejores amigas – objetó la coreana menor – Pero debo admitir que Mina me agrada – sonrió mirando a la mayor, ambas se quedaron mirando unos momentos hasta que Mina rompió el contacto cuando sintió la mano de su pareja en su muslo.

– Eh, sí – rió incómodamente, sacando la mano de Jinki de ese lugar disimuladamente – Nos estamos conociendo.

– Me alegra escuchar eso – apuntó el hombre – Como sea, Chaeyoung, me han llegado rumores de que tú y Somi...

– ¡Papá! – el rostro de la menor enrojeció y Mina por inercia la miró, frunciendo el ceño.

– ¿Quién es Somi? – salió de sus labios sin querer.

– Oh, Somi es la chica de la que Chae ha estado enamorada por años – rió Jinki, molestando a su hija.

– ¡Eso no es cierto!

– Es una chica encantadora, creo que debería invitarla a comer algún día con nosotros – miró a la coreana alzando las cejas.

– ¡No! ¡Ni lo pienses! ¡E-Ella no me interesa! – chilló Chaeyoung al borde del colapso.