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Jaemin se pegó a los rincones secretos, evitando ser detectado cuando regresó al departamento de Mark y Jisung. Tomó las escaleras de emergencia, sin ver a nadie. De vuelta en el bosque, creyó sentir la presencia de otro shifter, pero desapareció antes de que su lobo pudiera identificar si la persona era una amenaza.
Golpeó la puerta y miró el pasillo. Nadie estuvo allí. En su espalda, Renjun roncaba ruidosamente, pero el humano mantenía sus manos cerradas alrededor de su cuello, sus piernas aún alrededor de la cintura de Jaemin.
Jaemin quería colocar a Renjun suavemente, ver su marca en el cuello de Renjun, solo para confirmar el hecho de que Renjun era ahora suyo. Nada podría separarlos. Cuando Renjun estuvo de acuerdo, prácticamente le ofreció su cuello a Jaemin en sumisión, todo cambió.
Asumió que Renjun no querría un Alfa roto. Cuando Renjun pidió ser reclamado, Jaemin no pudo resistir mucho más.
Si Jaemin no dejara su marca en Renjun, alguien más podría anticiparse a hacerlo. Las emociones posesivas y sobreprotectoras surgieron a través de él. Jaemin mataría a cualquiera que se atreviera a lastimar a su compañero.
La puerta se abrió, revelando a Jisung sorprendido. Jisung lo miró y lo hizo pasar.
—Mark, te necesito aquí, —dijo Jisung, cerrando la puerta detrás de él.
El compañero de Mark no hizo preguntas, pero Jaemin pudo ver las preguntas en la mente de Jisung.
—Ponlo en el sofá, —dijo Jisung, ayudando a Jaemin a poner a Renjun sobre el sofá.
Mark salió, usando nada más que una toalla envuelta alrededor de su cintura. Parecía que su ducha había sido interrumpida.
—Qué... —Mark frunció el ceño, mirando de Jaemin a Renjun en el sofá, mirando la sangre seca en el cuello de Renjun. —Mierda, Jaemin. ¿Qué has hecho? ¿Quién es este humano?
—Está vivo, —interrumpió Jisung. —Jaemin, estoy obteniendo un botiquín de primeros auxilios.
Mark se giró hacia él.
—¿Te apareaste con un humano extraño?
—No es un extraño—. Jaemin no sabía cómo explicar sin llegar a los golpes. Mark frunció el ceño y miró a Renjun un poco más.
—Se ve familiar.
Segundos después, Mark empujó a Jaemin contra la línea de estanterías más cercana. Libros y otras baratijas resonaban. Mark tenía una mano alrededor de su garganta, pero Jaemin desenvainó su garra izquierda, hasta que los bordes afilados tocaron el pecho de Mark, justo sobre el corazón. A Jaemin nunca le gustó cuando los científicos los hicieron pelear entre sí, pero él pelearía con Mark para defender a su compañero.
La cara de Mark se retorció de furia. El otro Alfa gruñó. Hubo asesinato en los ojos de Mark.
—Ahora recuerdo. Ese humano trabaja para ellos. Él fue el técnico de laboratorio que nos administró las inyecciones. ¿Por qué demonios harías algo así?
