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Jaemin esperaba despertarse ante la presión familiar del cuerpo de Renjun, acurrucado contra el suyo. A su compañero humano le gustaba acurrucarse, y descubrió que a él también. Partes de él le dolían, como heridas de alguna batalla.
Gimió, sentándose, solo para encontrarse envuelto en mantas en una habitación y cama desconocidas. Entonces lo golpeó. Renjun había sido tomado. Mark lo dejó inconsciente para evitar que siguiera detrás de Renjun.
Jaemin sabía que las acciones de Mark eran lógicas. Si Mark no hubiera intervenido, tanto él como Renjun estarían encerrados, arrojados de vuelta a una de las celdas de la base de Black Rockwell. Su mitad animal, sin embargo, quería destripar a su hermano. Arrojó las mantas a un lado, apretando los dientes.
Alguien lo había vestido con un par de sudadores. Miró a su alrededor y se encontró en una especie de habitación amueblada con lo básico. Llegando a la ventana, no vio nada más que árboles. Este fue probablemente uno de los numerosos escondites que mencionó Chan, una cabaña en medio de la nada, sin ninguna tecnología para evitar el rastreo.
Sus oídos captaron voces discutiendo. Jaemin se acercó a la puerta y la abrió para encontrar a Chan y Mark, discutiendo en una mesa. Sus compañeros y Hyunjin no se encontraban en ninguna parte. Jaemin supuso que estaban en otro lugar.
Ambos alfas lo notaron. Al ver a Mark invocó una vieja ira. Él gruñó. Sin pensarlo, cargó contra Mark, entregando golpe tras golpe.
—Eres un bastardo desagradecido, —murmuró Mark, defendiéndose, antes de pasar a la ofensiva.
Jaemin sabía en este punto, simplemente necesitaba dejar salir toda la frustración y la ira.
—Vayan afuera si están destrozando los muebles, —advirtió Chan, y luego maldijo cuando Jaemin llegó a Mark, envolviendo sus manos alrededor de la garganta de Mark.
Jaemin no tuvo a Mark en sus manos por mucho tiempo. Cayeron al suelo, como un par de cachorros rebeldes. De alguna manera, pasaron rozando el comedor, hacia la parte trasera de la cabaña. Salieron por la puerta trasera. Jaemin probó la tierra. Las rocas mordieron su piel.
Cuando los puños no eran suficientes, Jaemin estaba a punto de cambiar, pero Mark usaba su masa corporal contra Jaemin. Mark terminó a horcajadas sobre él en el suelo, enseñando los dientes. Jaemin estaba a punto de atacar con sus garras, pero las palabras de Mark lo interrumpieron.
—Guárdalo para cuando peleemos con esos cabrones, —siseó Mark.
Jaemin respiraba con dificultad. Ambos fueron golpeados, sangrando en algunos lugares, pero pronto, sus habilidades regenerativas entrarían en acción. Jaemin arremetió contra su enojado animal e intentó concentrarse en las palabras de Mark.
—Renjun se fue. La jodí, —dijo. Admitiendo que falló a su compañero lo mató un poco, pero ninguno de ellos esperaba que Jeno rastreara a Renjun.
