Al lograr girarme los brazos de Weston deshacen su agarre sobre mí. Seguimos en el pasillo del baño, así que no necesito alzar mucho la voz para que me escuche. La mirada confundida de Weston se suaviza cuando le sonrío con timidez. Estoy casi segura de que me vio salir del baño de hombres pisándole los talones a Colin y Malik, pero no es lo que parece.
El problema es que si le digo que no es lo que parece, parecerá más.
—Hey.
Weston mete las manos en los bolsillos de sus pantalones de vestir.
No veo muy bien debido a la oscuridad, las luces de neón y cuán irritados están mis ojos, pero por lo poco que puedo hacerlo identifico un traje oscuro sobre su cuerpo. Aquí abajo hace calor, así que no sé cómo puede llevarlo sin sudar como un cerdito.
Dios tiene sus favoritos.
—No creí que te vería de nuevo. Mucho menos aquí —comenta casualmente. Intento no sentirme intimidada cuando se acerca basándome en el hecho de que es a la persona a la que menos debo temer por cómo me ayudó, pero no puedo. Weston me intimida—. ¿Cuánto has bebido, Sofía?
Mis hombros se hunden con alivio de que no me haya preguntado sobre Malik y Colin.
—Cinco margaritas —susurro, mi ceño frunciéndose como el de él después—. ¿O seis?
Asiente para dar a entender que me comprendió, sus ojos sobre mí.
—¿Y estás aquí sola?
Presiono mis labios entre sí antes de contestar.
¿A qué se debe este interrogatorio?
¿Ibor le contó que nos conocimos?
¿Acaso Weston piensa que no cumplí con mi promesa y estoy persiguiéndolos?
—Mi amiga está arriba —susurro.
Sus cejas se alzan hasta casi tocar el inicio de su cuero cabelludo.
—¿En la sala de terciopelo?
Asiento.
Unos segundos de silencio pasan y termina extendiendo su mano hacia mí.
—Ven. Te llevaré con ella.
Niego.
—No quiero preocuparte, West. Puedes seguir con lo que sea que estás haciendo.
La expresión en el rostro de Weston se vuelve dura, como si no le gustara insistir y yo lo estuviera obligando a hacerlo, y suelta un gruñido, pero ya lo he molestado lo suficiente y en esta ocasión no necesito su ayuda. No quiero ser una damisela en apuros. Me gusta librar mis propias batallas.
Si no fuera así, nunca me habría mudado de la casa de mis padres.
—Ven conmigo, Sofía. Tengo un ligero recuerdo de lo que te pasó con un desconocido estando ebria y no me sentiría bien conmigo mismo si permito que cualquier idiota... —Mira a James de reojo, a quien casi olvido—... se aproveche de ti en este estado dentro de uno de mis locales.
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Nuestra (Posesión #1)
RomanceUna chica, dos hombres, una tentación. *** Se suponía que Sofía solo sería la niñera de sus hijos y se suponía que el matrimonio gay que la contrató no la vería de esa manera... Pero lo hacen. Ellos la quieren. No solamente quieren una mujer que ame...
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