Nuestro Pasado

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– Como ya he dicho, soy un ángel y mi nombre es ... mi nombre es Kyoka Rengoku y soy tu hermana melliza.

En ese momento, justo en ese momento fue donde la compostura de Rengoku se fue al traste.

– Mi ¿¡QUÉ!? – contestó Kyojuro consternado por segunda vez en el día.

Primero, se entera que los ángeles existen, ahora resulta que el mismo ángel que lo salvó es su hermana y que ¡encima son mellizos!

– Eso es imposible, en mi familia solo somos dos hijos.

Kyoka cambió su mirada a una de lastima por su confundido hermano.

– Sí, sí es posible y más tarde te lo explicare ... pero primero vamos a cambiarte de ropa, hermanito – habló la joven con cierta gracia al llamarlo así – Esa ropa esta toda rota y manchada de sangre.

~ o ~

Se encontraba frente a un espejo con su nueva ropa, y debía de admitirlo, no lucía nada mal.

Llevaba unos pantalones negro parecido a los del cuerpo de cazadores, sus medias con decoración de las llamas habían sido sustituidas por por unas botas de metal que le llegaban hasta las rodillas donde acababan con unas rodilleras del mismo material ya mencionado. En la parte superior de su cuerpo, llevaba una armadura plateada, sin mangas, con adornos dorados en los costado y en los tirantes de esta, los mismos adornos que tenían sus brazaletes ... idénticos a los de su hermana. A pesar de todo Rengoku seguía conservando su haori de las llamas, como el orgulloso pilar de las llamas que era.

– ¿Te gusta tu nuevo look, hermano? – le llamó la voz de, ahora, su hermana.

– Sí, no esta ... mal – contesto de espaldas a su hermana mientras se miraba en el espejo y se arreglaba su llameante cabello, ahora recogido en una coleta.

Cuando terminó se giró serio mirando a Kyoka ... ya era hora de una explicación.

– Y ¿bien? ¿vas a explicarme de una vez como es que somos hermanos? Y por favor ¿deja de leerme la mente cada dos por tres? Es molesto.

Kyoka abrió mucho los ojos, pues no esperaba que su hermano se hubiera dado cuenta tan pronto que le había estado leyendo la mente desde que empezó ha hablar con él.

Pero la sorpresa no era mucha, su hermano era listo, no por nada era un pilar. Cerro los ojos y sonrió antes de volver a abrirlos y contestar.

– Está bien, dejaré de leerte la mente, pero que sepas que esta es una habilidad que todos los ángeles tenemos entre otros poderes psíquicos, tú incluido.

– Y tu me enseñarás a usarlas después de que contestes a mis preguntas – exclamó Kyojuro con su natural sonrisa.

– Y no será lo único que te enseñe – contesto Kyoka con euforia mientras se ponía de pie de la emoción y cargando con la misma sonrisa que su hermano – Tengo pensado enseñaros muchas cosas a ti y a Senjuro ... cuando crezca. Pero primero tengo que contarte nuestra historia, y para eso sera mejor mostrártelo.

Hizo un movimiento con su mano invitando a Rengoku a acercarse, cosa a la que él obedeció:

– Nuestra madre, Ruka, no era humana ... ella era un ángel y vivía en esta dimensión, el mundo celestial. Era un ángel muy poderoso y hermoso y también era descendiente de los ángeles de las llamas, unos de los más poderosos, como la respiración que utilizas – ella explicó con un semblante serio – Ella tenía mucha curiosidad por el mundo en el que vivían los humanos así que en cuanto creció lo suficiente, bajó al mundo terrenal para hacerse pasar los días como humana. Y bueno, conoció a papá, y pasó lo que tenía que pasar: se enamoraron, se casaron y al poco tuvieron mellizos – bajó la mirada con lastima antes de seguir con la historia que un Kyojuro curioso escuchaba – Uno de los mellizos nació con apariencia humana, osea tú, y el otro ... con forma de ángel, con dos pares de alas a la espalda y unos ojos naranja brillante con una marca circular de diez alas que simboliza a nuestra raza. Nuestro padre se sorprendió al ver esto y nuestra madre le contó toda la verdad. Él, como la adoraba, la acepto y juró guardar el secreto. Y con respecto a mi ... – suspiró cerrando los ojos con tristeza – Decidieron ocultar mi existencia y mandarme a vivir al mundo celestial, lo hicieron así para protegerme pero mamá me dejó un amuleto: un espejo que me dejaba ver todo lo que pasaba en casa y también para ver todo lo que te pasaba a ti y así poder protegerte.

Se detuvo un momento pensando un poco en que hacer ahora mientras un Kyojuro sorprendido la miraba.

Poco a poco se fue acercando a su hermano y coloco su dos manos a cada lado de su cara mientras lo miraba fijamente. Junto su frente con él y cerró los ojos:

– Mamá nos dejo estos recuerdos suyos para que cuando la verdad se desvelará te los enseñase y también una parte de mis recuerdos para que me conozcas tan bien como yo te conozco a ti.

En ese momento se hizo una cálida luz que envolvía a ambos hermanos, y Kyojuro pudo verlo todo ...

Como su madre vivía en el mundo celestial y sus majestuosos poderes.

Como bajó al mundo humano y se enamoró de su padre.

Y luego estaban los recuerdos de su hermana.

Como se había criado sola ...

Como miraba con tristeza el espejo que le dio su madre ansiando estar con sus hermanos.

Sus entrenamientos, sus poderes ... TODO.

Poco después de esa oleada de recuerdos, Kyoka se separó de su hermano y lo miró con tristeza, mientras el Rengoku asimilaba todo lo que acababa de ver. Sin pensárselo dos veces se abalanzó sobre Kyoka para arroparla en un abrazo.

"¡Me está abrazando!" pensó emocionada Kyoka.

– Claro que te estoy abrazando, boba – exclamó Rengoku sin percatarse de que, gracias a los recuerdos de su hermana, ahora tenía la capacidad de leer la mente – Como no hacerlo después de todo lo que has pasado tu sola.

– Kyojuro ... ¡me acabas de leer la mente! – gritó la Rengoku emocionada aferrándose a los brazos de su hermano.

– ¿Lo he hecho? – preguntó Kyojuro consternado y soltándose lentamente del abrazo de Kyoka – ¿Te he leído la mente?

"Sí, ahora deberías poder hacer eso y otras cosas más que ya te mostraré. Ha sido gracias a mis recuerdos" Dijo mentalmente para poner a prueba a su hermano, mientras en su rostro se pintaba una sonrisa traviesa.

– Ahora lo veo, puedo escucharte ... – contesto Kyojuro a la prueba de su hermana, – ¿Y qué más cosas puedo hacer?

– Bastantes ... ahora, quedate sentado por que esto va para largo.

Y así se quedaron durante el resto de los días hablando de sus nuevas habilidades, probándolas y ambos conociéndose más ampliamente.

Hasta que llegó la hora la prueba final y el despertar el poder más majestuosos de los ángeles: las alas.

Sangre de Ángel [Renkaza/Akaren] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora