Hogar, dulce hogar

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- Aquí estamos Katherine - me dijo, parando el auto en la entrada del parque. Las nubes se veían menos espesas, pero el cielo y el sol continuaban ocultos.

-¿Estás segura de que quieres que te deje aquí? Digo, se que ha parado de llover, pero después de todo..., no soy fan de que camines sola hasta tu casa.

- Tú lo has dicho antes, estaré... bien. - respondí, mientras mi voz se apagaba.

Resopló con ligera resignación mirando hacia el frente y luego giró la cabeza mirándome, aparté la vista observando al suelo, escuché - cuídate - pero ya no respondí.

Tenía toda la información que me contó en el centro bajo de la cabeza, en algún escondite detras de la garganta, presionando contra la misma, indigerible y molestosa, pero me negaba a pensar en ella, tenía la sensación  de que si lo hacía ellos podrían volver, olfateando el miedo de mis recuerdos.

Caminé por un sendero de piedra y eventualmente encontré mi estuche y mi bolso en la hierba, los tomé y seguí caminando a casa, pensando en que le diría a mamá, no tuve ganas de revisar mi teléfono, sabía la inmensidad de mensajes y llamandas perdidas que aparecerían en la pantalla. Me pregunté por qué es que la gente llama tantas veces, acaso no se dan cuenta después de un par de intentos que no responderás?

Estoy segura que estaré presa en casa por al menos una semana.

Desconcentrada camine a casa, al llegar a la puerta contemplé lo pacífica que se veía por fuera. Suspiré profundamente y la abrí, preparada para las consecuencias.

Me dirigí a la sala donde supuse que ella estaría, y al observar el sofá la encontré durmiendo con la boca abierta y los párpados un poco rojos, su mano derecha estaba collogando hacia afuera y en ella estaba su teléfono. Ella fue muy bonita de joven y los años no habían hecho más que enmarcar su belleza, aunque ahora se veía bastante demacrada -mi culpa- pensé. Me hubiera gustado heredar su cabello rubio oscuro, pero el color castaño, casi negro, del propio me recordaba a mi padre.

- Lo siento mamá- me acerqué a ella y le toqué el hombro para despertarla.

Pestañeó un poco y cuando su vista se aclaró se abalanzó contra mí en un abrazo.

- Mamá, me aplastas - dije, mientras me abrazaba más fuertemente y murmuraba -mi niña...- repetidamente. Pero como una verdadera niña, después de las cosas que me habían sucedido, me sentí más segura en sus brazos y mis ojos picaban por escurrir. Exhalé casi todo el aire en mi interior y su abrazo ceñido se cerró más. Intenté devolvérselo pero cuando subí mi brazo izquierdo recordé que allí debería haber estado un gran corte, abierto y escarlata. Mi brazo cayó flácido a mi costado.

-Mmm... Mamá, no puedo respirar - Aunque era media cabeza más baja que yo, era más fuerte, no había conseguido recibir, para variar, su natural fuerza física... dónde ella era más músculo, lo mío era más lánguido.

- Niña idiota -dijo secándose una lágrima y separándome de ella mientras tomaba mis hombros-
Vas a perder más que el aire ¿Dónde diablos estuviste?- La miré unos segundos, la preocupación y el alivio que había tomado su rostro fueron reemplazados por cierto enojo.

Las posibles historias que había estado creando en la cabeza saltaron y comencé a relatar con la voz más culpable que conseguí.

Procedí a decirle que fui a la casa de Holly, a celebrar que había vuelto y que probamos el whisky para invitados de su padre, y no en pequeña cantidad. Nos quedamos profundamente dormidas y despertamos tarde en la mañana.

Me observó de forma reprochante - Así que bebieron hasta caer, por supuesto...- dijo con tono sarcástico, cruzando los brazos - Esperaba más de ti señorita, estaba muy preocupada... Sabes que no te quiero sobrelimitar, pero son estos los momentos en los que se pone en ejercicio oa confianza- quise decir "lo sé" pero sabía que eso no haría más que irritarla, entonces solo me mantuve en silencio. Lo más posible es que siga el castigo.

- ¿Por qué no contestabas tu teléfono? Te llamé múltiples veces Katherine.

-Lo siento... Lo perdí en el parque entre unos arbustos, noté que no estaba conmigo en la casa de Holly pero no sabía en dónde lo había dejado. Hoy pasé por allí y lo encontré - Dije sacándolo del bolso y se lo mostré. Por suerte, nunca fui muy apegada a los teléfonos celulares, así que lo creería

Suspiró con fuerza -Bien, supongo que sabes que estás castigada-

-Lo sé...- farfullé bajando la vista. No me gustaba ser castigada por algo que no había hecho, pero al momento en que brotó la ligera frustración fue pisoteada instantáneamente por el miedo, y los recuerdos de horas atrás.

Me gustaría saber que expresión pondría si le contara la verdad, probablemente una de las dos terminaría en el manicomio.

No dije nada, simplemente me alejé de ella en dirección a las escaleras y subí agotada hacia mi cuarto. Sentía sus ojos siguiéndome. En realidad, podría haber sido peor.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2017 ⏰

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