Deambulando en mi ignorancia de tu ser que adormece mi existencia mientras atormenta mis sueños que se niegan a despegarse de tu recuerdo.
Nada de lo que me rodea me ayuda a olvidarte, pues cada segundo de mi estancia en este plano de vida está presente tu sombra.
Tengo mucho que contarte, pues cada día que pasa algo nuevo, cada pensamiento está orientado a ti, cada palabra está dedicada a ti, cada suspiro anhela tu sentir.
Ahora ya todo terminó, el vagón por el que en algún punto de nuestra unión paseamos y reímos, luce vacío, pues tu esencia anegaba a todos ahí.
Te olvido a paso lento, pues el retumbar de las vías sacude mi mente, obligando a mi alma a desear tu presencia.
Mueres poco a poco en mi, pese a que el sol que entra por la ventana llegando al anden, deslumbra mi sueño en el que podía desapegarme de extrañarte.
Voy con la preocupación de estar parado en la nada, pues al bajar del vagón, me azota una tormenta de tu olvido, que se apodera de mi a cada paso.
Sin que regresaran tus abrazos, ni las migajas de amor que me dabas, podía mantenerme aún en pie, pues con saber que de vez en cuando en mi pensabas, bastaba para sostener mi existencia.
Hoy me atormenta tu recuerdo, pues el insaciable sentimiento de necesitarte inunda mi corazón, lo llena de ese líquido extraño que genera la sensación de odiarme conforme te voy extrañando.
Un vago recuerdo del poco amor que recibí, se desempeña en hacer que mis divagaciones de tu lejano mirar se desvanezcan entre penumbras de intentos de odio.
Cada momento que pasa va desaparecido tu voz, el sonido de la lluvia que azota fuera de la estación ayuda a disolver el cruel sonido de cuando me llegaste a querer.
Cada día que pasa se esparcen las cenizas de tu cariño en el panteón de viles reconocimientos al que supuestamente fue un amor eterno y duradero.
Cada semana que pasa es un infierno sin ti, cada día es un paseo en cada círculo que el Averno ha preparado para mi paseo por sus torturas.
Cada mes que ha pasado ha sido una terapia con tu recuerdo, pues todo se derrumbó y lo que me mantiene cuerdo es aquel pensamiento bastardo de que tú me darás otra oportunidad.
No puedo regresar a donde fui feliz, se ha esfumado aquel sitio que llegué a considerar seguro para mi espíritu, ahora el pensar en ello es una tortura.
Nunca he sido feliz, aunque esa mentira de tu amor me hizo creer que por momentos lo llegué a ser y que esa mentira de tu voz me hizo viajar a ese lugar que jamás debió existir.
Mucho menos allá, donde el camino siempre fue de espinar mientras quería mantener mi alucín creyendo que era de pétalos y cuando por fin logré escapar, mis pies estaban destrozados.
Donde dejé todo a lo que yo creía que podía querer, donde abandoné la estúpida idea de que de que no valía nada y que jamás lo valdría.
Suena la trompeta del tren que se lleva todas mis esperanzas, se prende la luz que podrá iluminar lo que queda del viejo paraje que alguna vez fue nuestro querer.
Tomo las maletas que planeé para el viaje sin retorno en donde nos amaríamos por fin, sin excusas ni pretextos, así es como doy pie al camino que recorreré solo y empezaré de cero.
Y me fui sin nada, así es como decido abandonar la estación que alguna vez fue la inspiración para escribir el poema que hoy son cenizas.
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Sentir eterno.
شِعرSolamente son pensamientos que alguna vez llegué a tener, pues estos mismos llegaron en momentos que no me encontraba usando el 100% de mi cabeza, la mayoría no tiene sentido, pues sencillamente aparecieron, es lo que recuerdo.