Revancha.
Una palabra sórdida.
Sin embargo, la venganza insinuaba una ansiedad personal, cuando los Hanagaki y los Sano llevaban generaciones de encono.
Takemichi pensó que tal vez sería más apropiado considerarlo una enemistad.
Su relación con Manjiro se hallaba íntimamente entrelazada con la enemistad de las dos familias. Dicha enemistad era la razón de que la pasión entre Manjiro y él en Las Vegas hubiera estado imbuida por la excitación de lo prohibido. También era la causa de que Manjiro lo hubiera abandonado a la mañana siguiente.
Desde entonces, había emprendido la cruzada de hacer que
el reconociera la conexión visceral que había entre ambos... a pesar del hecho de ser un Sano. Su plan para lograrlo implicaba complicadas maniobras para vencer a los Sano de una vez por todas y, así, poner fin a dicha enemistad.Contempló la vista panorámica que le ofrecían los ventanales del suelo al techo de su dúplex de la decimotercera planta mientras esperaba la visita que inevitablemente iba a recibir. El Time Warner Center, en un extremo de Columbus Circle, proporcionaba tanto intimidad como lujo a los extranjeros ricos que buscaban una estación de paso en la ciudad de Nueva York.
Con las manos en los bolsillos, observó las copas de los árboles de Central Park en la distancia. Como era domingo, iba con la informalidad de una camisa. Reinaba un día hermoso y soleado, igual que lo había sido el sábado.
El día en que su esposo había estado a punto de casarse.
Estaba precioso con su traje de novio, aunque al enfrentarse a él no hubo nada celestial o angelical en su mirada.
Poseía una naturaleza apasionada bajo ese exterior ecuánime, algo que lo atraía a el. Quería arrancar esa capa de suavidad y dejar la substancia del hombre que había debajo.
Si el día anterior había servido como indicación de algo, era para demostrar que Manjiro había cambiado poco en esos dos años. Tenía igual pasión... al menos en su presencia. El novio no daba la impresión de extraer de el él mismo fuego. Al lado de Haruchiyo se la había visto sereno y hermoso pero desapegado, con esa fachada de muñeca de porcelana... al menos hasta que él había interrumpido la ceremonia.
En el momento en que se había girado hacia él en el altar, había sentido una oleada de calor al tiempo que se le atenazaban las entrañas, sin importar que entre ambos hubiera incluso un velo.
Apretó la mandíbula. Había estado arrebatador, igual que cuando ellos se habían casados. Pero entonces, había irradiado entusiasmo y expectación, había tenido los ojos encendidos y esos labios de pecado en una constante y deslumbrante sonrisa, nada de ese conservador y tieso desdén de los Sano, sólo una apabullante mezcla de pasión y sensualidad. El distanciamiento no había aparecido hasta la mañana siguiente. Pero incluso en ese momento, lo complacía ver que podía provocarle una reacción intensa
La enemistad entre ambas familias tenía raíces profundas. Desde tiempos remotos habían sido terratenientes vecinos y, lo más importante, rivales en la campiña inglesa de Berkshire. Desde las escaramuzas por lindes territoriales hasta los alegatos de traición política y la seducción innoble de relaciones femeninas, los estallidos entre las familias habían entrado en el folclore popular.
Él, desde luego, siendo el cabeza de familia titular de los Hanagaki, había sentido curiosidad por Manjiro. Al ver su oportunidad de llegar a conocerlo mejor, la había aprovechado... primero en un cóctel que un amigo había celebrado en Las Vegas y luego en un casino.
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Seduciendo a su esposa | takemikey
Fanfic"El novio está casado conmigo" El responsable Manjiro Sano siempre había sido respetuoso con los patrones sociales. Salvo cuando se ganó con el enemigo de su familia, Takemichi Hanagaki, marqués de Easterbrigde, en una ceremonia rápida en Las Vega...