Capitulo VI

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𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐩𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬

Ultimo día de la semana, ya era viernes y Lilith estaba muy cansada, se equivocó, el primer día no iba a ser agotador, toda la semana fue agotadora. Estaba comiendo una manzana verde cuando Draco hablo.

--¿Con los Gryffindors? —menciono asqueado—Odio compartir clases con esos leones.

Lilith no opinaba mucho sobre aquella casa roja y dorada, pues tenía amigos ahí, los gemelos Weasley, que, a comparación de Ron, los gemelos eran mucho más divertidos, Hermione, a veces hablaba con Dean Thomas, y sin mencionar a Neville, que se había convertido en su pareja de lectura en la biblioteca junto a Hermione.

--Igual te encanta burlarte del miope—contesto la castaña para darle después una mordida a su manzana.

-- Ja, San Potter—dijo Blaise imitando horriblemente a Draco.

--No entiendo el por qué no se soportan—esta vez fue el turno de Theo en aportar a la conversación—Entiendo a Draco, pero ¿tu, Lilith?

--Es un idiota, egocéntrico, suicida y porque "salvo" al mundo mágico cuando chorreaba baba se cree el rey de Hogwarts—respondió Lilith desinteresadamente—Además es un irrespetuoso, todo eso a sus once años, no imagino cuando tenga diecisiete y sea mayor de edad—la castaña se levantó de la mesa y se encamino a clase de pociones, con sus amigos detrás de ellas y los matones detrás de Draco.

No había tenido chance de hablar con Rolf, no compartían muchas clases, aunque siempre se reunían en la biblioteca para estudiar, gracias a eso habían descubierto como pasar tiempo juntos fuera del horario escolar.

El salón de pociones quedaba en las mazmorras, lugar que Lilith ya se sabía de memoria, al llegar el salón solo estaba lleno de personas que portaban el uniforme verde y plateado, ni un solo gryffindor se veía por el aula.

Al rato de unos minutos, los estudiantes llegaron agitados, se debieron perder en las mazmorras, entendible, era como un laberinto ahí abajo. El salón quedo en silencio cuando el profesor Snape hizo acto de presencia.

Snape, comenzó la clase pasando lista y, como todo profesor hasta ahora, se detuvo ante el nombre de Harry

—Ah, sí —murmuró—. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad.

El rubio y sus matones se rieron tapándose la boca, acto que a Lilith le pareció un poco inmaduro, mientras que el profesor pasaba lista, la castaña decidió repasar el salón y sus estudiantes, hasta que su mirada se detuvo en unos hermosos ojos esmeraldas, Lilith podría criticar cada cosa que hace o dice Harry, pero no negaba que sus ojos eran hermosos, Harry pensaba igual, los ojos de aquella chica eran los más bonitos e inusuales que había visto en sus once años de vida, le provocaban fascinación.

Snape terminó de pasar lista y miró a la clase, su mirada era fría y vacía, mirada a la cual los slytherin ya se habían acostumbrado, siendo su jefe de casa, lo veían por la sala común con la misma mirada, pero su mirada cambiaba totalmente cuando vea a la primogénita de Evie, el parecido que ambas chicas tenían era asombroso, haciendo recordar a Severus, cuando Evie rechazo una cita con él, solo para salir con Grindelwald.

Al darse cuenta que el aula se había quedado en silencio, decidió hablar.

—Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones —comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo. Como la profesora McGonagall, Snape tenía el don de mantener a la clase en silencio, sin ningún esfuerzo—. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia.

υn aмoυr, υne gυerreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora