En el año 2022. En una ciudad dividida entre el orden y caos. El inicio de la etapa universitaria comienza para los jóvenes. Mientras que, por otro lado, un conflicto entre las fuerzas de la ley y un grupo extremista vuelve a surgir y empeorar con l...
Sé que estos chicos tienen sus diferencias, pero nunca hay que desanimar a los que tratan de mejorar, por muy lentos que sean...
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Delicado
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En una oscura habitación bien ordenada. Un teléfono celular empieza a vibrar al mismo tiempo que suena una alarma despertadora. Rápidamente, Esteban agarra su teléfono y silencia la alarma, levantándose de la cama y estirando el cuerpo para empezar el día.
«¡Buenos días a todos!» dice el craneogato rosa con animo, listo para otro día. Esteban abre las cortinas para dejar entrar la luz del día y luego mirarse frente a su espejo con alegría, viendo su pelaje rosa despeinado por todo su delgado cuerpo «Y por supuesto, buenos días a ti, guapo⁓, jeje»
Esteban se dirige a su armario y empieza a buscar entre sus prendas, sacando su uniforme de la universidad y dejándolo bien tendido sobre su cama.
Pero antes, el craneogato de pelaje rosa se quita su bóxer y sale de su cuarto, abriendo la puerta del baño. Por desgracia, este no se dió cuenta que su padre estaba adentro, observándolo con una toalla alrededor tapando su cuerpo desnudo frente al lavamanos y el espejo.
Esteban algo avergonzado se tapa la entrepierna con sus manos, mientras que su padre termina de lavarse sus dientes y voltea a verlo. Estando este con la parte de su mandíbula separada de la dura y blanca capa de su rostro; dejando ver su verdadero hocico entre abierto al ver a su hijo.
Algo propio de los craneogatos, es que pueden bajar o quitarse su mandíbula falsa para hacer sus actividades con más comodidad y volver a colocársela como si de una pieza se tratase. Ese tipo de característica hizo que la especie fuese rechazada en su tiempo, asustando a los demás animales. Y por suerte, aquel rechazo dejo de mostrarse con los años.
El gordo craneogato de pelaje morado sale del baño, mostrándole una sonrisa a su hijo antes de colocar su mandíbula blanca devuelta en su lugar.
«Recuerda lavarte los dientes hijo, te quiero... y hablando de querer, ¿te gustaría una dona en el desayuno?» pregunta el padre con un tono muy alegre al final, haciendo que Esteban asintiera al instante «¡Bien!, pero primero báñate y cámbiate, y... no tienes por que avergonzarte, te he visto desnudo desde que eras un bebe, jaja»
