En el año 2022. En una ciudad dividida entre el orden y caos. El inicio de la etapa universitaria comienza para los jóvenes. Mientras que, por otro lado, un conflicto entre las fuerzas de la ley y un grupo extremista vuelve a surgir y empeorar con l...
Cuídense de él, y también de ustedes mismos... nunca sabrán cuando uno resulte un imbécil que los apuñale por la espada...
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Pequeños secretos
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En una tranquila mañana, en los callejones. El viento se escucha en lo alto de una azotea de un descuidado hotel, y dentro de un pequeño cuarto descolorido, un mapache celeste junto a un zorrillo rojo duermen desordenadamente en un mismo colchón. Roncando y babeando sin preocupación.
No obstante, Morten empieza a moverse y despertarse, abriendo poco a poco sus ojos a la vez que siente algo incomodo en sus partes más bajas. Por lo que confundido y fastidiado alza la sábana para inmediatamente gritar al ver la mano de Racalk encima de su entrepierna.
El mapache se despierta asustado para en instantes ver donde estaba su mano y gritar al igual que su amigo, mirándose más que confundidos el uno al otro.
«¡¿Qué mierda te pasa?!» grita el zorrillo más que molesto, alejando la mano de Racalk de su zona baja para así levantarse del colchón «Espera... tú tienes...»
«Ah... ¡ya déjame en paz!, ¡no es nada!» contesta el mapache celeste apartando la mirada con vergüenza, intentando cubrir un asunto en su ropa interior «¡Sólo soñé con cosas!, ¡¿para qué putas quieres saber?!, ¡yo sueño cualquier mierda!»
Todo se queda incómodamente en silencio en la habitación, sólo escuchándose la respiración molesta de ambos amigos que siguen sin mirarse. No obstante, luego de un profundo suspiro, Morten vuelve a sentarse con él.
«Oye, ya está bien, perdón... pero dime la verdad» pide el zorrillo rojo ya más calmado, aunque con de todas formas una expresión molesta por el momento anterior.
«...» el mapache se queda callado y todavía evitando a Morten. Pero como si quisiera decir algo, Racalk lo mira brevemente de reojo como si dudara de responder o no «Yo... a mí... a mí me gustan los chicos... ¡pero antes de que digas algo, NO, no soy como esos maricones!»
