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— Tenemos que ser mínimamente discretos, como un profesor nos pille van a cancelar todo – explicó Oliver dirigiéndose a su equipo, recordando una vez más que no podían hacer demasiado lío.

Desde que el Torneo de los tres Magos había comenzado, Dumbledore tomó la decisión de detener los partidos de Quidditch, lo que había destruido el corazón de Oliver.

Sin embargo y con ayuda de un par de personas, habían conseguido un buen terreno para tener un partido amistoso contra el equipo de Hufflepuf, liderado por Cedric Diggory.

— Nuestro mayor peligro está fuera de radar – aportó Katie agarrando su escoba con una sonrisa. — Snape va a pasarse toda la tarde con Selena en la sala de castigos.

— Le mandamos fuerzas – habló en voz alta Ron, quien no podía siquiera imaginarse a sí mismo tres horas seguidas encerrado con Snape. El pecoso se dirigió a Harry con disimulo, de forma que nadie pudiera escucharlo. — La necesitará.

Lo cierto es que Ron aún no había logrado hacerse un hueco en el equipo de Quidditch de Gryffindor, pero como algunos se habían negado a participar por correr el riesgo de que algún profesor los pillara, habían decidido elegirlo como Guardián.

El año que viene debería hacer las pruebas como todos los demás, pero como el partido no era demasiado importante ni serio, habían dejado al pelirrojo jugar.

— Entonces démosle las gracias por quitar de nuestro camino al objetivo, aunque no haya sido intencionado – volvió a hablar Oliver, intentando dejar el tema de lado. — Por cierto, ¿Dónde están Fred y George?

— Haciendo apuestas entre el poco público que hay – contestó Angelina, quien en un inicio también se había extrañado por la falta de presencia de los gemelos.

— Diles que se vayan preparando – dirigió Wood, mirando a la morena con sospecha. — Y vosotros haced lo mismo, esto empieza en diez minutos.

— Capitán – lo llamó Alicia, quien tenía algunas preguntas personales para Oliver. En el colegio solo se hablaba de una cosa, y la morena estaba dispuesta a descubrir la verdad por el bien del chisme. — ¿Lo de la carta es verdad? Es lo que más se está hablando en la sala común, y prefiero saberlo por ti.

Oliver alzó las cejas extrañado ante esta pregunta. Por una fracción de segundo, el chico posó sus ojos sobre Kellane, pero esta parecía ignorar la situación.

— ¿Estás aquí por el juego o para hacer preguntas estúpidas? – contestó Oliver de manera agresiva, haciendo que Alicia levantara sus hombros con inocencia. — Pues eso. No te interesa.

— Es mejor que no interfieras en la pasión de Wood por el deporte – le explicó Angelina a Alicia poniendo una mano sobre el hombro de la chica, demostrándole que no era nada personal hacía ella.

— Que mal genio – habló una voz femenina una vez el equipo se había dispersado, quedando solo Oliver en el campo. — ¿Estás de este humor porque sabes que Cedric os va a patear el trasero?

— Queen – nombró Wood, dándose la vuelta para ver a la rubia cruzada de brazos. — ¿Has venido solo aquí para velar por nuestra derrota?

— Sería mentira si contestara lo contrario – mencionó Queen con una sonrisa que aparentaba inocencia.

Lo cierto es que había cierta enemistad entre los jóvenes. Como capitanes de Gryffindor y Slytherin, todo lo convertían en una competición, inclusive su rendimiento tanto deportivo como académico.

En el fondo Wood no se llevaba mal con Queen. Era la reina de Hogwarts y siempre creía ser mejor que nadie, pero tampoco es que quisiera que se retirase de su puesto. Prefería ganarle limpiamente, sin juegos sucios.

crush ; harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora