Jeon Jungkook y Kim Taehyung

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Dios creo el mundo en seis días. Primero, hizo el día y la noche. Luego hizo el cielo y el mar. Al tercer día creo las platas, y para el cuarto; el sol, la luna y las estrellas. Para el quinto día Dios creo los peces en el agua y las aves en el cielo y el sexto fueron los animales y el hombre. El séptimo día descanso, feliz por su creación, o eso dice la biblia.

Cada noche, Jungkook leía un pasaje de aquella biblia que le regaló su padre cuando fue a la iglesia por primera vez. Y recuerda aquel día como si fuera ayer.

Fue un domingo, un día lleno de luz, no habia ni una sola nube que cubriera el cielo azul. Su madre le había despertado temprano para darle una ducha y arreglarlo para la ocasión. Le había puesto un pequeño terno, peino sus cabellos muy bien y hecho un poco de loción en su blanquecino cuello.

—Recuerda siempre estar en silencio mi amor –comento su madre mientras arreglaba el cuello de su camisa–, a papá no me gusta que seas desobediente, y mucho menos a Dios.

—Si, mami.

Aquel día Jungkook supo por las palabras de aquel pastor, quien era Dios. Claro estaba que su padre le había enseñado varias cosas de la biblia desde que tiene uso de razón, pero estar en aquel lugar santo era tan diferente, sentía algo que llenaba su pecho de calor y amor.

Después de que aquella reunión con Dios, todos salieron afuera y comenzaron una pequeña conversación.

—Jungkook.

El señor Jeon miro con orgullo a su pequeño hijo, había sido como se lo esperaba, había seguido cada palabra suya.

—¿Si, papi?.

—Ten, es un pequeño regalo.

Le tendió un libro. Lo tomo con sus pequeñas manos y observó este. Era de un tono negro, con letras doradas, en ellas indicaba la palabra: BIBLIA.

—Mi padre me dió una igual cuando fui por primera vez a una reunión y hoy quiero ser yo el que te haga entrega de la palabra de Dios.

Jungkook miro el pequeño libro que tenía en sus manos y sonrió feliz ya que su padre se encontraba igual que él y eso era mucho para él.

—Gracias papi.

—No, gracias a ti mi pequeño. Gracias por no ser como él.

Él. Jimin, su hermano mayor por quince años. Había descubierto el mundo de la ciencia cuando fue a la universidad y quiso mostrarle a su padre que no todo lo hizo Dios, que puede que un cincuenta por ciento de la ciencia sea cierta, pero su padre no pensaba lo mismo, claro que no. Y fue peor cuando se enteró que Jimin, su primogénito, era gay. Lo hecho de su casa cuál perro, negando tener un hijo como él, poniendo a Jungkook como su primogénito ante todos y dando por muerto a Jimin.

Jungkook suspiró después de recordar aquellos tiempos, habían sido unos años de llanto por parte de su madre y gritos por parte de su padre. Sacudió su cabeza queriendo olvidar y leer nuevamente aquella hoja que tenía en sus manos.

—Jeon Jungkook, felicidades, usted fue aceptado en la universidad Católica Santa María, lo esperamos con los brazos abiertos.

Suspiró y una sonrisa se dibujo en sus grueso labios. ¡Fue aceptado! Después de rogarle tanto a Dios había sido aceptado. Abrazo el papel contra su pecho y miro hacia el frente, a la pared color marfil de su habitación, una persona vino a su mente, una que hizo que todo se cayera en pedazos.

—Papá.

Si, el señor Jeon. Sabía de antemano que este se reusaria a qué ingresará, preferiría mil veces mandarlo a estudiar para ser un militar. Pero no, el no dejaría que su padre hiciera eso. Él quería estudiar derecho y así sería, ya había hecho lo que su padre quería por todos esos años, ahora era hora de que él haga lo que su corazón de mandaba.

Extraterrestrial |K.V|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora