Miedo

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Había pasado una semana desde que recibió aquella carta, y en toda aquella semana había acumulado valor para decirle a su padre la decisión que habia tomado. Eran las doce del medio día, su mamá le había llamado para almorzar así que tomo la carta y con esta en mano bajo al comedor. Sus padres ya se encontraban en esta, al igual que sus abuelos, los cuales les habían dado una visita sorpresa.

—Oremos.

Todos se tomaron de la mano y el abuelo Jeon comenzó a orar.

—Gracias padre celestial, por darnos este plato de comida y no dejar que nos haga falta. Gracias por bendecir a mi familia cada mañana, y por darnos un hermoso amanecer a todos, solo te pido que ilumines el camino de aquellos que están haciendo el mal, hazles saber que hay una nueva oportunidad y que tú siempre estaras ahí para ellos, tus hijos. Que no falte un plato de comida en nuestra mesa y a aquellos que no tienen, bendicelos padre mío. Amén.

—Amen.

Todos dijeron al uniso. Todos comenzaron a comer, tomando diferentes cosas de la mesa para llenar su plato, Jungkook no tenía mucho apetito, en su mente aún estaban las palabras que le diría a su padre. Tomo una bocada de aire y carraspeó, llamando la atención de todos.

—¿Pasa algo, Jungkook?.

—Uh...yo...me aceptaron en la universidad.

Se dió un golpe mental. Se suponía que primero tendría que preparar a su padre para tal noticia, no soltarlo de golpe. Todos se quedaron en completo silencio, esperando a que el señor Jeon dijera algo.

—¿Perdón?. Interrumpes el almuerzo para decir semejante estupidez.

—No papá, escúchame...

—No, Jungkook, escuchame tú a mi. No vas a venir aquí a interrumpir está hermosa paz que tenemos. Está bien, deje que terminarás la escuela como querías, deje que tuvieras amigos, deje que fueras a aquella fiesta de graduación, pero esto...esto pasa los límites Jungkook.

—Pero, papá. Tú sabías que yo quería hacer esto.

—Si, pero pensé que se te pasaría tal locura.

—No es una locura, papá –suspiro–, es algo que me gusta y mucho. A la primera me aceptaron, papá.

—Pues déjame decirte que lo hiciste en vano, no irás y punto.

—Pero papá...

—¡Que no, Jungkook!. Déjanos comer en paz, no pienses solo en ti mismo, piensa en tu familia, en los de la congregación. ¿Que dirán ellos?, ¿que les diré cuando me pregunten por ti?.

—Que estoy siguiendo mis sueños... papá, quiero que estés orgulloso de mi.

—Y lo estoy, hijo. Pero lo estaré más el día que entres a aquel seminario y seguir la carrera sacerdotal.

Jungkook nego, tomo el sobre que estaba en la mesa y miro a todos.

—Te hice caso en todo papá, desde pequeño fui el hijo perfecto que siempre quisiste...te quiero papá, pero amo esto y no dejaré que ni tu, ni nadie me diga lo que tengo que hacer. Provecho.

Se fue, dejando la mesa en completo silencio.

—¡Jungkook, ven ahora mismo!. –apreto las manos en puño al ver que su hijo no volvía–. ¡Alista tus cosas Jungkook, porque mañana mismo te vas para el seminario!.

Jungkook entro a su habitación, molesto y triste. Pensó que todo sería risas, que su padre aceptaría su pedido y que estaría orgulloso de él, pero no, todo fue al contrario, lo miro con tanto enojó que aquella mirada le trajo recuerdos de su niñez, pero eso era otro tema. Dejo el sobre en su mesita de noche y se acosto, no tenía otra cosa que hacer, tenía prohibido salir de su casa sin pedir permiso, y si lo hacía solo le daban una hora, o con supervisión de un adulto, suspiró. ¿Acaso se estaba aburriendo de aquella rutina que había tenido desde pequeño?...no, eso era imposible. Él era un buen hijo, lo que hacía era por el bien de él, eso siempre le había dicho su padre. Suspiró y se acomodo en su cama.

Extraterrestrial |K.V|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora